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Comentarios
juan perez | 2013-11-07 | 23:52
34
Excelente! pero faltó la vieja rugbista q es capaz de lanzarte contra un muro por conseguir un asiento!
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Pato Pardo | 2013-11-08 | 11:15
3
jajajajaja las "desesperadas por un asiento"
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Germán Trapp | 2013-11-08 | 16:08
7
Yo las llamo viejas velocirraptor
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Pablo Cuadra Caro | 2013-11-07 | 23:54
8
ajajjaj, los que más me cargan son "El Tapón" cuando uno quiere salir, "permiso!, permiso!" y nada, cero reacción, el otro es el "Quiero que todos escuchen mi música"
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Felipe Santibáñez | 2013-11-08 | 10:07
1
lopeor es que cuando uno tiene que bajarse y luego de varios intentos .. uno se ve obligado a hacerse un espacio para bajar ..... esta gente se enoja con uno ....
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Mauricio Arce | Podcaster | 2013-11-08 | 00:00
26
En el Metro, yo odio a los "deje subir antes de bajar".
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Eduardo Hirsh | 2013-11-08 | 00:05
7
y en general son viejas que despues reclaman cuando a uno no le queda opcion que empujarlas para poder bajar
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Susana Herrera | 2013-11-08 | 00:12
5
me tocó un cabro que estaba en el andén, y yo en el vagón dispuesta a bajarme, apenas se abrió la puerta fue tras un asiento y como me estaba bajando lo empuje jeje.
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Javiera L | 2013-11-08 | 00:28
2
la mano está en empujarlos a todos!
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Ivonne Díaz | 2013-11-08 | 00:07
3
obviamente lo que más molesta es el famoso "punteo", no faltan los degenerados >:(
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Gojko "Sephko" Franulic | Ilustrador | 2013-11-08 | 00:16
16
No olviden que al final el transporte publico lo hacemos todos nosotros. :) La idea es al final compartir estas cosas que no nos gustan, reírnos de ellas y finalmente aportar para cambiarlas.

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Tomás Fontecilla | 2013-11-08 | 08:05
1
La comedia, en lugar de la farsa!
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Felipe Santibáñez | 2013-11-08 | 10:15
2
suena bonito ... Pero por lo menos yo procuro seguir todas las normas y buenos modos ... y aún así es un asco viajar .....
al subir siempre están todos amontonados en las puertas sinimportar cuántas estaciones más allá vayan ...
suben y siguen subiendo aunque literalmente no halla lugar .. aunque halla mujeres con niños ancianos o lo que sea de pie ...varias veces me a tocado ir con alguien enrerrandome un codo o un hombro en la espalda y sin posibilidad de bajar ...
al bajar forman un muro ... Siempre bajo repitiendo «permita descender antes de abordar el tren»...

lo que si me impresiona ... es que ni siquieraes elpeor sistema del mundo ...
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Mauricio Arce | Podcaster | 2013-11-08 | 14:17
1
Hablando de eso, los otros odiables, pero que están fuera del transporte público, son los "me carga el Metro (o la micro), es asqueroso todo lleno de gente", como si ellos fueran ángeles que vienen del cielo a viajar con nosotros, "la gente".
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Rodrigo Duarte | 2013-11-08 | 00:23
6
Sí, un cañón de EMP portátil sería grito y plata para contrarrestar la cruzada de los difusores de música.
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Keint Villarroel | 2013-11-08 | 00:28
0
>>> SC: Conviction
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Eleazar Zuñiga | 2013-11-08 | 07:32
2
Debiese existir generar una campaña "Un audífono para un flaite"
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María Angélica Alarcón Méndez | 2013-11-08 | 07:39
2
Cualquier cosa puede ser aceptable en el Metro, pero el mal olor y tener que tragártelo, es para morirse no más.
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Carolina Olivares | 2013-11-08 | 09:42
4
Lejos el más desagradable es el consiganse un cuarto, en el metro con 7 a 8 personas por metro cuadrado, con 30 y tantos grados de calor y tener que ver a la gente besuqueandose y escuchando el sonido...iack... de verdad es desubicado.

El "quiero que todos escuchen mi música" es terrible pero como que ha disminuido bastante últimamente
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Paper Luis | 2013-11-08 | 09:43
1
Las viejas rugbistas que te empujan, aunque andes con un niño en brazos (Me ha pasado mas de una vez)
Los pendex que no tienen mas de 15 años, pero van tan "cansados" que no son capaz de darle el asiento a las personas de mucha mas edad.
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Felipe Santibáñez | 2013-11-08 | 10:19
5
jajaja .. y no tiene derecho a ir cansada la niña ....

la única razón por la que creo que deberían ir de pie es por que usan menos espacio y sería más eficiente ....
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Jessica Riquelme D. | 2015-05-08 | 13:48
0
tiene todo el derecho del mundo a ir cansado, pero un adolescente puede bancarse el cansancio mejor que una persona anciana (hombre o mujer) y tiene mejor estabilidad, o que una mujer con más de 6 meses de embarazo, o una persona (hombre o mujer) con un niño menor a 2 años en brazos... en resumen hay personas que lo necesitan más que uno, eso es todo.
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Rodrigo | 2013-11-08 | 10:16
3
Yo estoy convencido que las embarazadas y los viejitos tienen algo que da sueño, porque apenas entran al vagón, todos cierran los ojos y se quedan """dormidos"""...no quería poner que se hacen los huevones(as)....
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Paulo Obreque | 2013-11-09 | 13:49
0
Estan en su derecho, no? Son embarazadas y ancianos... Ellos tiene preferencias en usar los asientos...
Estoy equivocado? He vivido en un malentendido toda mi vida?
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Rodrigo | 2013-11-12 | 09:50
1
Era al revés, los que se hacen los weones, digo dormidos, son los demás que van en el vagón, el otro día me tocó ver una niña con una guata enorme y ningún hdp le daba el asiento, casi me voy a los combos con un wn porque no quería pararse.

Se entendió al revés mi comentario.
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Silvia Guzmán | 2013-11-08 | 11:01
0
pero se les escapa un personaje super desagradable... el hablantín gritón descarado, ese no se despega del celular, da ordenas e indicaciones para su trabajo, para su casa, tonteras como : siii yo voy en el metro entre Salvador y Manuel Montt y miran por las ventanillas hacia afuera como si pudieran ver algo... otros declaman donde tienen guardada su ropa interior. Personalmente me tocó al lado una señora que le decía a su empleada donde buscar algo.. en el tercer cajón, donde se guardan los calzoncillos y calcetines. En fín, muchísimos casos más ..
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Roberto Pino | 2013-11-08 | 11:41
8
A mi me resulta muy desagradable el "consiguete un cuarto a las 7 am". Muchas veces me ha tocado ir de pie en un carro absolutamente lleno, unos encima de otro y ahí mismo, en medio una pareja besuqueandose, manoseandose, hasta les puedes ver las lenguas. Me da la impresiçon de estar participando de una orgía o algo así (para peor como espectador) Nadie esta diciendo que las parejas no se hagan arrumacos, pero hay algo que se llama "contexto": existen espacios y tiempos donde hacerlo. A menos que sus protagonistas padezcan de Oclofilia.
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Silvia Guzmán | 2013-11-08 | 12:24
2
te encuentro toda la razón Roberto, a veces pienso que soy yo la intolerante pues tengo mis años (no los voy a confesar), pero me incomoda mucho ver esas parejas sobajeándose y besándose al lado de uno como si estuvieran sólos en el mundo, creo que se está llegado muy lejos, falta finura, recato y educación... y si seguimos así en algún tiempo más nos va a tocar verlos haciendo el amor a ojos vista de todos ? ...
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Susana Flores | 2013-11-08 | 14:06
1
Y lo peor es que no se separan y generalmente actúan de "tapón"" entre un espacio y otro, tu tratas de pasar y te miran con cara de "es que no puedo despegarme de mi amor, ni siquiera por medio segundo..." fuuu
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Javiera Velasquez | 2013-11-11 | 16:33
1
Yo tengo menos años, y también tengo hormonas y un enamorado... Pero una cosa es ser pololos y otra es ser desubicado, y para eso no hay edad xD
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Arlene Musume | 2013-11-08 | 12:00
1
a mi me cargan esos que van jugando o chateando en el celular, y utilizan las dos manos, mientras reparten codazos al resto. o la gente que de afuera empuja y empuja cuando ya no cabe ni una aguja en el tren. y mas encima se quejan porque la gente no se mueve D:
ayer una tipa me pego un manotaso en el brazo, pq segun ella la habia pisado, me pego super fuerte, la miré, conte hasta 10, y le dije que solo necesitaba decir que la estaba pisando, no era necesario el golpe.
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KaiPi | 2014-04-16 | 11:42
0
como te aguantaste!!!!!!!!!! yo le pego ¬¬
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Alvaro Casanova | 2013-11-08 | 12:34
3
Sin duda las peores son las viejas rugbistas...pero hay una deformacion que son las viejas comodas...que aunque te vean sentado con 3 maquetas de la u encima e igual te piden el asiento..solo porque les duelen los pies al andar con tacos todo el dia :/
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Alejandro Miranda | 2013-11-08 | 14:49
2
Yo tuve un accidente y andaba con muletas en el metro y nadie se dignaba a ofrecerme el asiento y ni hablar de usar el ascensor para personas con movilidad reducida.
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Paulo Obreque | 2013-11-09 | 13:54
1
Tan mala costumbre esa de usar el ascensor por comodidad.
Cuantas veces uno ve a mamas con coche o viejitos que tienen que esperar porque los vag@s de -censurado- no son capaces de subir 20 escalones hasta las escaleras mecanicas. Y ni hablar de subir en escaleras, ehm, normales. Les da un patatus, seguramente.
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Carla Parodi | 2013-11-10 | 19:50
1
Cuando estuve embarazada, me pasó que estaba ya dentro del ascensor, y a presión otras señoras se metieron. Por evitar riesgos, me salí, y dije enojada "ah, no, yo me bajo de esta cosa". Las señoras me miraron confundidas... Y en varias oportunidades me tocó esperar el siguiente ascensor por señoras y minas flacas y jóvenes. Y para qué decir el asiento... Hay gente muy como el ajo. xD
Muchos creen que es por estar cansada que uno pide el asiento, pero están equivocados... El metro pega a veces frenadas bruscas que pueden significar la caída de las personas... Imagínense el riesgo para embarazadas, ancianos, mujeres con bebés y gente con movilidad reducida... ;(
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Alejandro Miranda | 2013-11-08 | 15:54
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Yo tuve un accidente y andaba con muletas en el metro y nadie se dignaba a ofrecerme el asiento y ni hablar de usar el ascensor para personas con movilidad reducida.
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Paulo Obreque | 2013-11-09 | 13:57
2
Siempre he soñado con acercarme a la gente que anda con "musica para el pueblo" y romperle el celular/parlante/stereo/lo-que-sea. Asi sin mas. Simplemente pegarle un manotazo al aparato y quedarme ahi, parado, viendo como el dispositivo se parte en mil pedazos.
Oh, soñar es tan entretenido...
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Agustín Correa | 2013-11-10 | 22:42
1
Más viñetas!!!
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Gerardo Romo | 2013-11-13 | 13:06
0
este tema da para muchas viñetas jajajaja
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¡SE VIENE LA SEGUNDA PARTE!
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Nicolás Garibaldi | 2014-04-16 | 10:22
0
Leo los comentarios y se repite mucho la palabra "vieja".
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Mantis Pagana | 2015-05-07 | 00:40
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Hola, amiguitos... acá les dejo una historia que escribí y que describe a algunos de estos despreciables personajes que nos acompañan a diario en nuestro querido Metro!!

Pasajera frecuente (Por Mantis Pagana)

Puta que me carga la gente ganadora; esa a la que le están diciendo una y otra vez por el altavoz del Metro: “Por favor no traspase la línea amarilla…”, y ahí van los weétas; parece que lo hicieran con pica.
A veces ando más apurá que la cresta, pero prefiero esperar, y ahí me quedo parada, solitariamente… aguardando el próximo carro. En menos de un minuto me llega compañía; comienza a acumularse la masa… todos alargando el cogote hacia el túnel, esperando a que aparezca el tren. Como si alargar el cogote influyera en que la wevá llegue más rápido. Pero bueno, todos hemos alargado el cogote alguna vez, conducta weona que disminuye la ansiedad, supongo.
La mayoría acata la norma de la línea amarilla, pero basta con que se vea una luz a lo lejos pa’ que los ánimos comiencen a inquietarse. No cacho cuál es el afán de moverse y avanzar antes. Y pienso: ¿Qué chucha saco con haber estado antes que toda esa manga de giles si a ellos les da la mismo? Apenas sienten la proximidad del tren como que se ponen nerviosos, me adelantan, me pasan a llevar y se abalanzan sobre él cuando aún está en movimiento, casi tocándolo con la guata (o con las tetas según sea el caso). ¡Puta que me da indignación! Es en ese hermoso momento cuando, además de toda la fauna reinante, aparecen como por arte de magia las viejas con coches, con carritos llenos de cachureos o con un bolso matutero gigante que te noquea cuando intentas abordar.
Cuando se abren las puertas, la gente como que entra en un estado de excitación máxima, y automáticamente bloquea las orejas e ignora la indicación “permita bajar antes de subir…”, y obvio, hace exactamente lo contrario: se pone justito al medio de la puerta; la cosa es entorpecer el tránsito. Y le echa pa’ delante empujando y chocando con el otro entre un mar de bien merecidas chuchás. Y sigo cavilando, ¿para qué?, ¿por qué?, ¿qué mierda cuesta esperar unos segundos a que el tren se desocupe un poco?
Y me respondo: ¡No poh! Si las linduras esperan unos segundos ocurrirá lo peor que puede ocurrirle a un usuario del transporte subterráneo: ¡perder el asiento!, ese trofeo, el más preciado botín que se puede obtener en el Metro. Un usado, gastado, hediondo, seboso e infame asiento metropolitano.
Según mi experiencia, aquella conducta ganadora y prepotente se da más en los hombres. Aunque pensándolo bien, hay harta mina choriza que igual se pasa a excremento. Lo cierto es que por alguna misteriosa razón estos especímenes siempre andan apurados y a toda costa quieren entrar, entrar, entrar… Es lo único que su solitaria y aletargada neurona les ordena: ¡entrar, entrar, asiento, asiento, asiento!
Y allá van. Finalmente entran con los ojos de sapo mirando pa’ todos lados, buscando dónde acomodar, la mayoría de las veces, su voluminoso culo.
¡Puta que me empelotan los culos anchos! Me desagrada soberanamente que algún culón o culona ocupe parte del asiento que me corresponde, por eso evito al máximo sentarme junto a ellos.
Cada vez que logro la hazaña de entrar al vagón, si el espacio lo permite, lo primero que hago es cachar si hay asientos disponibles. Si hay alguno vacío entre las opciones: a) “mina no culona” y “mina no culona”, o b) “mina no culona” y “señorito bien porta’o”, me arriesgo y me acomodo entre ellos, con el sumo cuidado de no traspasar los límites de MI ASIENTO (mi trofeo), ese que me corresponde enterito, pues pagué casi $700 por él completo.
Imposible considerar siquiera la posibilidad de meterme entre dos varones, aunque no sean culones. Porque si no lo son, de algún modo estos machotes se encargan de ocupar más de un asiento. Y yo me pregunto, con to’o respeto, ¿por qué mierda el 99% de los hombres tiene la maldita costumbre de echarse en el maldito asiento con sus malditas piernas abiertas? ¿Acaso tienen las bolas muy grandes, hinchadas? ¿Acaso quieren alardear como pavos reales, insinuando una mercancía que a esas alturas del viaje ya debe ir toda pegoteá, lánguida y putrefacta? ¡Qué mala costumbre! Les importa una raja que yo no quiera ser tocada por nadie. No, ellos se sientan nomás, con las piernas abiertas de par en par, quedando, el desdichado que tuvo la mala cueva de sentarse a su lado, imposibilitado de movimiento y confinado a una invariable posición durante todo el trayecto. Desgraciado el pobre.
Y bueno, cuando ya he cooperado con el asiento por haber sido tan pava al permitir que la masa insolente se me haya adelantado, no me queda más que viajar parada. Eso sí, nunca me agarro de esas manijas que cuelgan ni me afirmo del fierro vertical que tiene tres ramificaciones; esta acción implicaría demasiada cercanía y roce por aquí y por allá con minos transpirados o con aliento de diablo, o con minocas perfumadas con cuática, o con universitarios tiraos a pobres, deliberadamente descuidados, que apestan a cigarro y/o pito. Cabros peluditos ya, forrados en mezclilla sebosa pasá a lluvia del temporal del 85, con mochilas que huelen a hongos, pan con queso-jamón-atún y a medias pospichanga dominguera. Un verdadero asco.
Y encuentro mi esquina, ¡y re puta mi suerte! Yo no sé por qué mierda siempre que me busco un rincón, como una maldición, se instala justito a mi lado o delante o detrás, una parejita de pololos métale calugazos con lengua y hasta con agarrones. Si me esfuerzo un poco, sé que puedo soportar que se manoseen enteros y que se besen piolamente, pero cuando hacen ruidos… Ay, Dios mío, me vienen unos enyegüecidos deseos de, en el preciso instante en que se estén cerrando las puertas, ponerles una sola patá en la raja y expulsarlos por toda la eternidad de mi espacio vital. Yo pienso que no hay nada más desagradable que los “chuikkk-chuikkk”, ese ruido de mierda de los besos. ¿Costará mucho esperar a llegar a la casa, al Forestal, al cerro Santa Lucía… o tanta será la calentura? ¡Más respeto poh, chiquillos!
Justo cuando la Robotina nos recuerda: “NO SE SIENTEN EN EL PISO…”, suben unos weones, y haciéndose los ídem, tiran su “universitaria” humanidad al suelo. Casi siempre son los cabros “alternativos” de la estación República. Analfabetos funcionales ellos, estudiantes de Derecho, Medicina, Arte…, que no cachan nada cuando de enfrentar los desafíos de la vida urbana se trata, desafíos tan complicados como entender que ¡NO SE DEBEN SENTAR EN EL PISO DEL METRO! Ellos entran, se tiran al suelo, cansadísimos, mientras los otros (nosotros), más viejos y de seguro mucho más agotados que ellos, debemos preocuparnos de no tropezar con este ganado que debiera quedarse en el campo, en las parcelas de sus papis y no venir a cagarnos aún más nuestro ya insoportable viaje con sus malas costumbres.
Y cuando un leve regocijo me embarga al pensar que mi aventura está acabando, aparece la última moda metrística, esa que incluye en el viaje una “lluvia de artistas” para –según ellos- “amenizar” la travesía. Puta la weá, qué agotador. A esas alturas a mí me gustaría, dentro del mínimo espacio que me gané, lograr algo de tranquilidad y descanso. ¡En serio! Pero no. Ahí mismo sube un pailón desubicao, jamaicano verde-amarillo-rojo al peo, con un aparato electrorrudimentario que lo abastece de pistas para empezar a blasfemar en contra del “sistema”. Y larga su rapeo crítico social… que el Alto Maipo, que Hidroaysén, que el capitalismo, que marichiweu, que la patelaguagua, la colelburro y la cachalaespá. A todo chancho. Cagó mi paz, cagó la paz de la viejita del lado, cagó la paz de todos.
Y sigo pensando: Estoy completamente de acuerdo con tu mensaje, hermano, pero por ahora métete tu crítica social por allí mismo y anda a cantar a “Mi nombre es”, ¡aweonao!
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