educación, alimentación, comida, niños, padres, paternidad, maternidad, infancia, guía para padres

Guía para padres - La gran batalla de la comida

La hora de la comida puede transformarse en una pesadilla para padres y en un trauma para los niños, o puede ser una instancia de encuentro y cariño. ¿Cómo lograr que sea lo segundo?

Por Ignacia y Javiera Larrain | 2013-08-01 | 10:39
Tags | educación, alimentación, comida, niños, padres, paternidad, maternidad, infancia, guía para padres

Cuando Soledad llega del trabajo a las 18:30, se le aprieta el estómago porque sabe que se le avecina una batalla: la hora de la comida. Ella tiene dos hijos: María de 4 años, que desde chica siempre se comió la comida sin problemas, tiene buen apetito, le gusta probar distintas cosas y en general se come todo lo que le dan sin demorar ni alegar. La comida con ella nunca fue un tema. Pero con Tomás, de 2 años y medio, la cosa ha sido distinta. Hasta hace un año no había tenido problemas con él, pero desde hace un tiempo, frente a cualquier alimento, dice que no le gusta. Intentando que comiera, a veces le preparaba otra cosa con tal que se alimentara, pero no resultaba. Otras veces, le trataba de meter la comida a la fuerza, pero tampoco lograba que Tomás comiera. 

Finalmente, la hora de comida se convirtió en una pesadilla para ella y para toda la familia. Cuando lo llama a comer, no va y tiene que llevarlo a la fuerza. Ante esto Soledad empieza a ponerse mal genio, pero trata de controlarse. Una vez que logra tenerlo sentado, intenta “meterle” la comida a la boca, pero él se rehúsa cerrándola con toda su fuerza y cuando logra darle una cucharada por la fuerza, Tomás la escupe. En medio del ajetreo se da vuelta el jugo y cae sobre la comida de María quien tiene que bancarse la pelea en todas las comidas. La mamá pierde la paciencia y empieza a gritarle “¡Hasta cuándo, te comerás todo!”, “¡Eres un mañoso!” y Tomás comienza una pataleta en la que bota su comida y se tira a llorar al suelo. Todas las comidas terminan con la mamá enfurecida y angustiada y con Tomás castigado.

Alimentar el cuerpo y el alma

Este tipo de situaciones es muy común en muchos hogares. Padres preocupados porque sus hijos tengan una alimentación sana e hijos que se niegan a comer y recurren a todo tipo de conductas para no hacerlo. Lo que debiese ser una instancia familiar para compartir y encontrarse, termina convirtiéndose en un campo de batalla, que sólo deja damnificados.

Las horas de comida son importantes en la vida de todas las personas, comenzando desde niños. Parte siendo una instancia para recibir atención y cariño, a la vez que se descubre y explora un mundo de sabores y olores, y con el tiempo se convierte en un espacio para compartir con la familia. Pero también la comida tiene un significado psicológico, ya que está vinculado con la capacidad de recibir o proporcionarse a uno mismo lo que es necesario para crecer, desarrollarse y sentirse bien. Por eso el comer está relacionado con el autocuidado físico y psicológico: así como alimentarse es indispensable para la vida, se desarrolla el concepto de “nutrir”el mundo interior a través del contacto con otros y de las relaciones de afecto.

También es importante considerar la etapa evolutiva del niño. Hasta el año tienden a ser buenos para comer. Alrededor de los 2 años los niños suelen ponerse más inapetentes y es común que coman menos. Junto con ello aparece el negativismo normal del desarrollo que lo lleva a “cerrar la boca” como una forma de afirmar su autonomía. 

Tan importante como que el niño se alimente, es que la hora de comida sea una instancia agradable, positiva y de intercambio afectivo entre los miembros de la familia. Si caemos en una escalada de presión y tensión, solo logramos que el niño se resista más a comer y aumente su rechazo a los alimentos. Éste va ganando poder porque es el único que finalmente puede decidir abrir la boca.

Si bien es importante que los niños aprendan a probar distintos alimentos y no sean mañosos, más importante aún es que la instancia de alimentarse, signifique para ellos un espacio agradable y nutritivo tanto en lo físico como psicológico.

Algunas sugerencias para lograr esto:

  • Tener siempre en mente que la prioridad es generar una hora de comida agradable. Cuando son más chicos, puede contarles un cuento, cantar canciones, conversarles. Cuando van creciendo, poner temas de conversación, preguntarles qué hicieron en el día, generando una instancia de intercambio. Por esto mismo, es recomendable no comer viendo televisión.

  • No obligarlo a comer. Mientras más se le obliga, el niño más se resiste.

  • Servir en el plato una cantidad moderada. Es preferible servirle poco y que se coma todo, para que interiorice el concepto de dejar el plato vacío. De a poco ir sirviéndole más.
  • Que al menos pruebe dos cucharadas de un alimento nuevo y darle ese mismo alimento diez veces, en distintas preparaciones. Si nunca lo acepta, es porque de verdad no le gusta.
  • Si el niño no quiere comer, advertirle que si no come, no habrá postre (casi siempre lo ven como un premio) y que no podrá comer nada hasta la siguiente comida (no le pasará nada por saltársela). Si sigue negándose a comer, retirar el plato después de que haya comido dos cucharadas. Es fundamental ser riguroso en esto y cumplir lo que se advirtió.
  • Cuidar los hábitos de alimentación teniendo horas de comida bien definidas y sin dar comida a deshora.
  • Tener un lugar fijo para comer, que sea acogedor y agradable. Por ejemplo, tener individuales con sus personajes favoritos o platos bonitos.
  • Presentar la comida de una forma visualmente atractiva. Por ejemplo, hacer una cara feliz con dos mitades de huevo duro y una lonja de pimentón sobre el guiso, o un esqueleto de dinosaurio cortando el plátano… hay que dejar volar la imaginación.
  • Nunca prepararle una comida "alternativa", ya que sería premiar su no comer con algo que le gusta.
  • Se puede hacer un calendario de refuerzo positivo, donde se coloca una calcomanía o sticker cada día en que deja el plato vacío y cuando cumple una semana completa comiéndose toda la comida, se le puede dar un premio (idealmente un panorama).
  • Mantener la calma. Que el niño no coma no significa que uno lo está haciendo mal como padre. Pero sí es importante mantenerse siempre tranquilo y no perder el control.
  • Para hacer de la comida una instancia más entretenida, se pueden hacer juegos como el avión que trae personajes o amigos, el pajarito que se come la cucharada cuando el adulto no está mirando, inventar canciones sobre el trencito que trae diferentes cargas, etc.

Aplicando estas medidas, Soledad comenzó a relajarse a la hora de comida, y empezó a disfrutar junto a María y Tomás, aprovechando esta instancia como un espacio de comunicación, intercambio y afecto. De a poco Tomás empezó a comer y la comida dejó de ser una pesadilla.

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Comentarios
Gerardo Buenrostro González | 2013-08-01 | 10:57
4
Por lo que entiendo del caso de Soledad expuesto desde un principio, el problema no es la comida, es que el niño está malcriado porque para llegar a tirarse al piso a dar una pataleta ya es un pésimo síntoma de falta de límites. Y si no quiere comer, entonces que no coma, pero eso sí nada de antojitos ni picar nada, se aguanta hasta la siguiente hora de comer.
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Maryella Fuentes Bravo | 2013-08-01 | 11:41
0
Concuerdo contigo, siempre he pensado, el instinto humano puede más y terminará comiendo en al siguiente comida debido al hambre.
Ahora si eso no pasa, ya puede ser más grave y un tema médico, pero no es el caso de la mayoría.

Cuando yo dejaba comida, aparte de gritarme y yo llorar que no servia de nada, lo que hacía mi mamá era que de 11 tenía el plato de almuerzo que deje, recalentado xD

La verdad creo que esa es una buena opción. Terminé cediendo al comprender que si no comía, tendría el mismo plato hasta que me lo acabe xD

Lo peor que se puede hacer es encajar la cuchara y pelear, el estomago se aprieta, y menos apetito se tiene, esa es la peor opción
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Gerardo, a pesar de que el caso de Soledad es una caricatura, a muchos papás les pasa que, a pesar de que sus hijos son "bien portados", en el campo de la comida, pueden tener un comportamiento diferente y muchas veces nos vemos sobrepasados por el tema. Por eso, quisimos dar algunos consejos prácticos para que las horas de comidas sean como deben ser: una instancia para compartir y disfrutar en familia.

PD: Lo de las pataletas, efectivamente es otro tema del que ya escribiremos!
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Agustín Amenabar | 2013-08-01 | 12:25
2
Buenos datos! algunos no se nos habían ocurrido, otros nos los habían dado en el jardín.

Pero es difícil, tenemos uno que no le gusta mucho comer y está tan flaquito que da susto que se salte una comida. Le da lo mismo no comer.

Lo que si nos funciona increíblemente bien es que el trato con ellos para comer fuera de la casa sea siempre probar algo nuevo.

Que ellos cocinen su comida sirve mucho, así logramos que uno comiera huevos; y no, los sartenes calientes, no saltan espontáneamente a la cara de los niños, así que no es peligroso.
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Addrian Pérez | 2013-08-01 | 12:27
0
Mi señora practica con mi hija el Baby led weaning, que es básicamente dejar que ellos se alimenten. Se comienza en un principio dejándole en un plato frutitas y distintos alimentos que pueda tomar con la mano en porciones pequeñas. Esto no excluye que uno le tenga otra comida preparada, ya que les advierto que al comienzo es puro botar comida xD, porque puro juegan con ella y la aplastan y la tiran, etc... disfrutan un montón XD.

Con el tiempo, sin embargo, aprenden a manipular los alimentos y a comer perfectamente bien. De hecho, mi hija desde el 15 meses app, ya sabe usar la cuchara y tenedor, obviamente no a la perfección, pero ahora a los casi dos años, tiene una motricidad sorprendente.

Dicho todo lo anterior, igual ha tenido sus periodos donde no quiere comer, a veces por enfermedad o porque no quiere que le den la comida en la boca y ahí prefiere comerla ella misma.

Últimamente ha andado con poco apetito eso si, así que recurrimos a vitaminas que lo estimulan y ha tendido un efecto sorprendente xD
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C. M0R31R4 | 2013-08-01 | 13:57
2
Con mi hijo mayor me pasa a veces que no quiere comer. Los fines de semana a veces ha sido un verdadero show. Varias veces perdí la paciencia y me enojé mucho, diciéndole que se tenía que comer todo sí o sí.
Después me di cuenta de que es mejor tener paciencia. Si se le enfría la comida se le vuelve a calentar. Total, "puedo estar sentado al lado tuyo toda la tarde", le he dicho un par de veces.
Otras veces le he explicado por qué debe comer toda la comida y me ha dado resultado.
Otras veces le he preguntado "¿Usted quiere ver monos más tarde?" o sino "¿Usted quiere salir a la calle después de almuerzo?". Entonces solo se da cuenta de lo que tiene que hacer.
Si la comida no es mala y le gusta, pero a veces le da la lesera por decir a todo que no.

Con el más chico, de 1 año y 3 meses casi no hay problemas para que coma, pero un par de veces me ha hecho pataleta. Entonces lo ignoro. Que rabee un rato si quiere. Luego lo distraigo con algún juguete y le vuelvo a dar la comida.

Lo importante es tener paciencia y no terminar gritando o amenazando con el fin del mundo. Cuesta harto, pero es mejor esperar a que todos se paren de la mesa enojados.
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Orietta Dennett | 2013-08-01 | 16:58
1
lo que me resulta con mi hija de 3 años es expliacrle el porqué es importnte comer, decirle que es la única forma de que crezca fuerte y sana, y le doy una calidad especial a cada alimento, como que la zanahora le ayuda a tener mejor vista, que la carne le aporta carbohidratos qye la hacen más veloz y fuerte, que las frutas tienen vitaminas que le dejan el pelo más brillante, y funciona.
toda el momento de comer se basa en las conversaciones que tenemos sobre las propiedades de la comida, y así entiende que es un beneficio apra ella y no una imposición, y del mismo modo se aleja de la comida chatarra. más que a comer, trato de enseñale que se debe nutrir.
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Alessandra Robinson | 2013-08-02 | 08:13
2
¡¡Me encantó la ilustración!!
(más rato leeré la noticia xD)
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Paper Luis | 2013-08-02 | 09:37
0
Con nuestro enanito de (casi) tres años, hemos pasado por esas etapas, desde el que no prueba el plato, hasta el que se come todo y nos deja O_O!
Mi esposa se enoja y al final terminan los dos llorando, yo soy mas práctico, si no come, a su pieza, sin juguetes, sobre la cama.
Cada vez el tema de la comida es menor, pero hubo un momento que daban ganas de colgarlo de las orejas al niñito, pq sacaba de quicio...

Como Bonus:
Las pataletas las solucionamos de manera práctica: Si es en la calle, nos devolvemos con el a casa, de donde sea, con un reto para él. Si es en la casa, se va a su pieza, sobre su cama, hasta que se le pase (Y no hay concesiones, ni tele, ni jugo, ni galletas, ni nada... )
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Monserrat Arenas | 2013-08-03 | 18:00
2
Me encanta leer esta sección es un gran apoyo cuando los temas nos sobrepasan o para auto reforzarnos que no estamos tan mal en la crianza de nuestros hijos.

En el tema de la alimentación hemos practicado la mayoría de los consejos, y sí funcionan, siempre que como padres estemos tranquilos para no traspasarles el estres a los niños y siendo consecuentes con lo que se les dice. Con el consejo de decirles que no hay postre si no comía salí para atrás, porque generalmente este era una fruta y caí en cuanta que no estaba consumiendo estos alimentos.

Es verdad, al rededor de los 2 años sufren una baja de apetito. Me pasó con mis dos hijos, pero tranquilos es una etapa que cerca de los 4 años van a superar. Y en el caso de los niños no habrá qué los sacie!

Espero mi comentario les sea útil.
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María José Salazar | 2014-07-24 | 23:47
0
Quiero recomendar un libro. Se llama Mi niño no me come y es de Carlos Gonzalez, un pediatra español muy comprometido con temas de crianza respetuosa.
=D
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Buen dato, muchas gracias!
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