emprendimiento, proyecto, trabajo, iniciativa, perseverancia
Imagen: Gojko Franulic

Esto es lo que he aprendido luego de 5 años emprendiendo

Si te dijeron que iba a ser fácil y bonito, te mintieron. Vas a tener que luchar, arriesgarte y vivir temporalmente en la incertidumbre. Formar una empresa requiere un ápice de locura.

Por Juan Reyes | 2015-08-04 | 11:00
Tags | emprendimiento, proyecto, trabajo, iniciativa, perseverancia
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Me atrevo a decir que éste es uno de los mejores momentos de la historia para emprender, porque a diferencia de tiempos pasados, hay muchas instituciones y fondos estatales para financiar un emprendimiento. Puedes cubrir los gastos y recibir un sueldo mientras formas tu empresa, sin tener que hacer un pacto con el banco... Así y todo, emprender es una tarea tan difícil que la gran mayoría no lo logra. Se puede acabar la bencina antes de llegar a destino, aunque las cosas vayan de maravilla. Aquí algunas observaciones de un aprendiz.

Es más difícil de lo que parece

Eres arriesgado, tienes muchas ilusiones y poca experiencia, piensas que es cosa de “darle el palo al gato”, tienes tanta energía que crees que por difícil que sea, lo lograrás. Que será rápido y con más alegría que sufrimiento. Si piensas lo anterior, debes saber que es muy improbable que eso ocurra, más de un 80% de las nuevas empresas fracasa y sacar a flote una, requiere de grandes esfuerzos. Tendrás que trabajar más horas de lo normal e incluso algunos fines de semana, es una actividad muy intensa y viene con su cuota de sufrimiento. A esto súmale que te será más difícil desconectarte del trabajo porque, lo quieras o no, estarás constantemente pensando en cómo lograr que tu empresa funcione.

En mi caso, estaba terminando la universidad, convencido de que con un buen equipo y harto empeño, hacer una empresa sería fácil. En la práctica, cometimos un montón de equivocaciones, pusimos los esfuerzos en las áreas incorrectas, no le tomamos el peso a estudiar el mercado, no salimos lo suficiente a la “calle” a conocer a los clientes y finalmente tuvimos nuestro primer fracaso. Fueron más de dos años sólo de aprendizaje. Ese era el tiempo que yo ingenuamente pensaba que tardaría en tener una empresa funcionando.

Mucha presión e incertidumbre

Armar una empresa es una aventura incierta en donde se aprenden muchas cosas. Hay que hacer de todo, porque usualmente hay demasiado trabajo y pocas manos. La presión es alta y el dinero escaso, es posible que realizar tus primeras ventas, contrario a lo que piensas, aumente la presión, porque vender algo implica una nueva responsabilidad, que es vital para el negocio: mantener al cliente satisfecho.

Tendrás momentos de gran alegría cuando logres concretar una reunión importante o una venta. No te ilusiones, muchos momentos de alegría sólo serán falsos positivos, muchas cosas se destruirán por uno u otro motivo en el camino. Con el paso del tiempo preferirás administrar tus dosis de alegría y dejar la dosis mayor para cuando tengas completa seguridad de que hiciste un buen negocio.

Si no eres capaz de lidiar con la incertidumbre, con rápidos cambios de planes y largas jornadas de trabajo, piénsalo dos veces antes de emprender. No es un camino para todos y, como todas las cosas que valen la pena en la vida, tiene un costo alto.

Sembrar antes de cosechar

Los primeros años tendrás que hacer muchas llamadas, enviar un montón correos y golpear bastantes puertas, sólo para conseguir ser escuchado por alguien que eventualmente se podría interesar en tu producto. Si realmente estás resolviendo un problema, con el paso del tiempo, comenzará a sonar tu teléfono por primera vez porque alguien busca conocer tu producto. En ese momento, tendrás que esforzarte menos para lograr reuniones, ya que todas las puertas que golpeaste hace meses o años, comienzan a dar sus primeros frutos. No obstante esto no significa que “ganaste”, aún queda camino por recorrer. Las reuniones por si solas no pagan las cuentas, todo lo contrario, cuestan dinero (tu tiempo es dinero y también los viajes). Concretar ventas es la siguiente batalla y no será suficiente si la cantidad de ventas no logra equipararse a la cantidad de gastos que requiere tu empresa para sobrevivir.

Adicionalmente, nuestra cultura nos hace las cosas más difíciles. Como en Chile no somos directos y nos gusta irnos por la tangente, muy pocos se atreverán a decirte honestamente por qué no quieren tu producto. Esto implica que si no lo sabes manejar, perderás mucho tiempo dialogando con personas que nunca te comprarán.

Luego del primer fracaso que tuvimos, comenzamos de nuevo. El primer año fue de golpear puertas, conocer al cliente y lograr concretar los primeros negocios. El segundo año comenzó por primera vez a sonar el teléfono y algunas puertas se comenzaron a abrir solas, muchas veces producto de conversaciones que se hicieron hace más de un año.

Los socios

Como emprender es tan difícil y se requiere hacer las cosas rápido, usualmente es una aventura que tiene más chances de éxito si se realiza en equipo. Así ocurren un par de cosas importantes: hay más manos para el trabajo y redes de contactos. Por redes de contacto no me refiero únicamente a conocer personas importantes, sino que también al que tiene un amigo que tiene auto, al que conoce a alguien que tiene un primo que repara transbordadores espaciales, etc.

Es ideal que los socios tengan habilidades diferentes, si tienen estudios, ojalá que sean de distintas carreras e incluso universidades. Esta le da al equipo una caja de herramientas más amplia, por ejemplo teniendo un socio que es diseñador, tal vez podamos tener un logo hermoso y papelería gratis, si otro socio es fanático de la tecnología, tal vez no tengamos que llevar el computador a reparar y así sucesivamente. Las distintas habilidades reducen los costos, pueden mejorar la calidad el producto y ayudan a tener diferentes miradas para resolver los problemas.

La repartija

Un error común es repartir la empresa en partes iguales, sin considerar la cantidad de recursos que entregará cada socio. Idealmente el porcentaje de participación de cada uno debería ser proporcional a su aporte para que la empresa funcione. Una manera sencilla, pero que posiblemente no considere otras variables importantes, es la cantidad de tiempo que dedicará cada socio a la empresa. Si un socio estará sólo a media jornada, debería recibir menos participación porque aportará menos tiempo a la empresa. Otra variable importante es la experiencia de cada socio, por ejemplo las horas de un socio que tiene años de experiencia, deberían valer más que las horas de un socio sin experiencia, por lo que debería recibir más participación.

Adicionalmente, es ideal firmar un acuerdo entre los socios, en el que por ejemplo, se deje claro que la participación de cada uno no es transferible sin consultar a los demás, qué ocurre con la participación de un socio en caso de muerte, etc. Uno de los puntos más importantes es no dejar la puerta abierta para que un socio se pueda ir y quedarse con la participación, ya que luego se beneficiará del éxito de la empresa sin mover un dedo.

El socio que aportó con “la idea”, no tiene que recibir más participación. Una idea no vale nada, lo que vale es la capacidad para concretarla.

Es importante tener el escenario preparado para poder intercambiar parte de la propiedad de la empresa (participación) por talento. Me refiero a atraer a personas con la habilidades requeridas para asegurar el éxito de la empresa, dándoles participación a cambio de recibir un sueldo inferior al de mercado. Tener participación aumenta su nivel de compromiso y pasión por la empresa, además puede evitar que la bencina se acabe antes de llegar a la meta, usualmente una empresa que recién comienza no se puede dar el lujo de pagar sueldos de mercado.

Una última observación

Tendrás que ser fuerte porque las probabilidades están en tu contra, no obstante sea cual sea el resultado, hay algo que nadie te podrá quitar si no eres terco y aprendes: la experiencia. La experiencia marcará la diferencia en todo lo que hagas. Probablemente si le quitamos todo lo que tiene a un empresario experimentado, será capaz de comenzar de nuevo y crear una nueva empresa.

Es probable que no logres formar tu empresa en tu primer intento, fracasar es parte del proceso, las heridas de batalla no deben avergonzarte, son la prueba de que te atreviste a hacer algo muy difícil.

Se requiere ser persistente, pero de una manera inteligente, si no estás resolviendo un problema real no vas a mejorar las cosas reintentando con los mismos ingredientes. Los tercos son los más lentos aprendices, porque les cuesta aceptar sus equivocaciones, te irá mejor si eres humilde y persistes en la aventura de emprender, con autocrítica; prepárate para caer de la bicicleta.

¿Has emprendido alguna vez? ¿Qué has aprendido en el proceso?

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Comentarios
Daniel Del Pino | 2015-08-06 | 09:25
2
Buenos consejos, se agradece.
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Juan Reyes | Colaborador | 2015-08-06 | 00:00
1
Gracias por el feedback Daniel!!
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Cris H. | 2015-08-11 | 23:51
2
Muy valiosa la experiencia que compartiste Anton sobre lo que involucra el emprendimiento en Chile. Muchas gracias por tus temas!
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