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Guía para padres: Marcando el paso

Padres agotados y niños que no quieren obedecer en los quehaceres diarios, transformando cada actividad en una batalla. La rutina surge como una gran solución.

Por Ignacia y Javiera Larrain | 2013-05-24 | 16:20
Tags | familia, niños, padres, paternidad, maternidad, consejos, guía
"Para Josefina y Sergio, desde la hora de levantarse hasta la de mandarlos a dormir, todo era una batalla. Mientras que Isabel y Pedro, a las 21:00 horas, ya tenían a los cuatro niños durmiendo"
Claves
Ventajas de establecer una rutina ajustada a las necesidades familiares:

- El niño se acostumbra a seguir ciertos pasos a ciertas horas.

- Dan seguridad al niño.

- Favorecen la autonomía del menor.

- Ayudan al niño a organizarse y manejar sus tiempos y recursos.
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Las vacaciones acababan de terminar, pero Josefina y Sergio necesitaban desesperadamente un descanso. Ellos tienen tres hijos y pasaron las vacaciones con Isabel y Pedro, que tienen cuatro. Tras dos semanas de convivencia, Josefina se cuestionaba por qué sus hijos se comportaban de un modo tan distinto a los de sus amigos

Para Josefina y Sergio, desde la hora de levantarse hasta la de mandarlos a dormir, todo era una batalla. Mientras que Isabel y Pedro, a las 21:00 horas, ya tenían a los cuatro niños durmiendo y podían comenzar a disfrutar el tiempo para ellos, Josefina y Sergio se la pasaban teniendo que invetar estrategias para que sus hijos se fueran a acostar. Así, las vacaciones con los niños los habían agotado más.

Josefina decidió preguntarle a Isabel cuál era la fórmula con la que había logrado que sus hijos realizaran las diferentes tareas diarias sin tanta pelea. Isabel le comenta que no tiene ninguna receta mágica, pero que cree que lo que ha resultado muy útil es tener establecida una rutina bien determinada en su casa. No fue espontáneo, por el contrario, han tenido que dedicar mucho esfuerzo, paciencia y tiempo para establecer un horario con pasos bien definidos. Fue una inversión de energía pensando en el largo plazo, para ahorrarse un desgaste de a goteo.

Los beneficios de la rutina

La rutina y los hábitos que la conforman, deben estar al servicio de la familia y no la familia al servicio de éstos. Entendido de este modo, una familia con rutinas bien estructuradas favorece la convivencia porque el niño es capaz de predecir lo que viene y lo que tiene que hacer,ya que se acostumbra a que las cosas procedan del mismo modo. Así los padres desgastan menos energía cada vez que deben enfrentarse a una actividad de la vida diaria. Además, el ambiente predecible le da seguridad al niño.

Por otra parte, el establecimiento de una rutina favorece la autonomía del menor, ya que éste va aprendiendo, a partir de una serie de pasos que repite, a desarrollar por sí mismo una tarea determinada. Con el paso del tiempo se automatiza la conducta, lo que se traduce en un descanso para los padres y para el niño. Así mismo, los hábitos le ayudan a organizarse, lo que a la larga le servirá para manejar mejor sus tiempos y recursos.

A considerar

No existe la rutina perfecta y los horarios no serán los mismos para todos. Hay familias madrugadoras que aprovechan el día desde más temprano y otras que prefieren hacerlo desde más tarde. Lo importante es establecer una rutina según el ritmo y estilo familiar y establecer la serie de pasos que se deben realizar respecto a cada actividad, y eso cumplirlo. A fin de cuentas, es tener rituales de acuerdo a la dinámica familiar y llevarlas a cabo sin bacilar.

Igual de importante que tener rutinas sólidas es tener la flexibilidad para no formar niños rígidos incapaces de desenvolverse ante los imprevistos de la vida. Para eso es necesario mostrarles que en la vida existen excepciones y enseñarles a adaptarse a ellas. Con esta flexibilidad se logra no ser esclavo de la rutina, sino que estén al servicio de una mejor convivencia.

Los hábitos y rutinas deben revisarse constantemente e irán cambiando a la luz de las etapas y edades en las que se encuentren los hijos, ya que, lo que en un minuto fue útil puede no serlo después. También deben ir incorporándose tareas domésticas a la rutina para que el niño aporte en su casa y desarrolle el sentido de responsabilidad. 

Finalmente, es fundamental, como en todo orden de cosas en la educación de los hijos, que ambos padres estén de acuerdo en la rutina establecida y se apoyen mutuamente en su cumplimiento. Esto debe tomarse como una inversión a futuro. En un comienzo tomará tiempo y energía, no hay que desanimarse, por que a largo plazo se transformará, por donde se analice, en un beneficio para los hijos, los padres y la dinámica familiar.

ÁREAS CLAVE EN LAS QUE ESTABLECER HÁBITOS Y RUTINAS
  • Levantadas. Definir horario para levantarse tanto de semana como de fin de semana.
  • Higiene. Definir cuándo se bañan, en qué momento se lavan los dientes, peinan, etc. y regular hábitos de control de esfínter.
  • Comidas. Definir horarios, lugares y el tipo que se permitirá.
  • Sueño. Definir los horarios de siesta y acostada, y sus rutinas previas.
  • Recreación. Definir los tiempos de jugar, ordenar, de televisión, etc.
  • Tareas escolares y domésticas. Definir los lugares y momentos en que se realizarán.


CÓMO IMPLEMENTARLO

  1. Revisar y definir el estilo familiar.
  2. Identificar qué áreas de la vida familiar están siendo más difíciles de manejar y requieren de un mayor orden. En la medida en que se vayan logrando organizar éstas como parte de la rutina, ir incorporando otras.
  3. Definir las horas y los tiempos en que se desarrollará cada área.
  4. Para cada área definir una secuencia de pasos que permitan desarrollar la actividad.
  5. Repetir los pasos todos los días sistemáticamente sin echar pie atrás, teniendo muy claro que no será algo de la noche a la mañana, sino que requerirá energía y paciencia. Pero es fundamental no ceder. Sirve anticiparle al niño lo que vendrá para que se prepare.
  6. Felicitar el cumplimiento de lo que ha ido logrando, diciéndole que está orgulloso, que lo hace muy bien, etc. Es fundamental el refuerzo positivo.

Josefina y Sergio definieron que necesitaban con urgencia ordenar las noches. Comenzaron por establecer el horario: por más obvio que parezca, es importante detallar cada paso para que la repetición se convierta en un hábito.

Establecieron que a las 19:00 llamarían a comer a los niños al comedor. Les enseñaron que deben sentarse en su silla, que no pueden pararse hasta terminar y que al finalizar deben dar las gracias. Durante todo este tiempo los acompaña la mamá o el papá, pero dejan a los mayores comer por sí mismos.

Cuando terminan de comer, es la hora del baño. El mayor se ducha solo, al segundo le prenden la ducha y a la menor la baña uno de los padres. En la medida en que van terminado, se lavan los dientes y se van metiendo a la cama con un libro. A las 20:50 les avisan que les quedan diez minutos y a las 21:00 rezan, les dan un beso de buenas noches y apagan la luz.

Para ayudarse en este desafío, se apoyaron con material gráfico: hicieron un calendario señalando por una parte las etapas de la rutina y en otra los nombres de los hijos. Cada vez que cumplían los pasos enseñados les colocaban una calcamonía en el día determinado. De esta manera ellos iban viendo su progreso y recibían un refuerzo positivo, facilitándoles la adquisición de la rutina mientras la aprendían.

A Josefina y Sergio les tomó bastante tiempo, pataletas y dedicación instalar estas rutinas, sin embargo, una vez que los niños las aprendieron y automatizaron, la noche dejó de ser una batalla y se convirtió en un momento agradable para todos. 

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Comentarios
Carla Starkiller | 2013-05-24 | 17:24
7
¡Que bueno el ejemplo del artículo!

Lo mío es una batalla constante, debido a que vivo con mi madre pero ella de vez en vez viaja al sur a ver a mis hermanos y a su otro nieto.

Cuando ella no está, mi hijo se comporta perfecto, se despierta a las 8am, come a las horas, come a las 7 y media, se ducha a las 8 y a las 8 y media ya está dormido en su cama y sin pañal.

Cuando ella regresa, como "se extrañan tanto" insisten en dormir juntos, mi hijo se duerme casi a las 10 y se despierta a las 6 de la mañana, a ver monitos.

He reclamado hasta el cansancio porque el tema de la rutina es necesaria para un niño, sin embargo mi mamá insiste en que "hace frío", "los abuelos malcrían", "nos queremos mucho" y una serie de razones que pueden ser válidas, pero para crear disciplina, horarios y una mejor salud hay que dejar el corazón de lado.

Al menos ahora mi hijo ya tiene 4 años y comienza con su necesidad de independencia, quiere sentirse "grande" y cuando se duerme solo en su cama se siente orgulloso. Por fin cada cosa va encajando en su lugar...

Gracias por leer mi historia jajaja!
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Sebastian Schirmer | 2013-05-31 | 08:55
1
Idem, me pasa lo meeesmo. :/ la lucha no es con el niño, sino con la abuela
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Alicia Bravo | 2013-05-24 | 17:25
2
Por eso mi hijo se duerme a las 9 :)
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Alvaro Cerda | 2013-05-24 | 17:53
2
exelente articulo.
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Alvaro Cerda | 2013-05-24 | 17:59
8

Excelente
Este tema me interesa porque pronto seremos padres.En TODOS los artículos que he leído repiten lo mismo , no hay dos lecturas al respecto .Para reflexionar:

1.-Los niños NO SON el problema , sino los adultos que los educamos.Los niños no salen ni desordenados ni impulsivos , solo los criamos en forma inadecuada.
2.-El Trastorno de Deficit Atencional , con el cual los laboratorios tiene pingues ganancias , sería un problema muchísimo menos si los padres nos dedicáramos a hacer bien la tarea.
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Felton | 2013-05-27 | 10:47
2
Totalmente de acuerdo con la primera parte, pero en desacuerdo con la segunda.

Un niño que efectivamente tenga TDA (y no un niño inquieto pero sano a quien los profes y los padres no han sabido manejar y que mandan al médico con la esperanza que lo "arregle") efectivamente presenta una gran dificultad para mantenerse concentrado, aprender rutinas, organizar su tiempo, priorizar tareas, esperar su turno, no decir lo primero que se les viene a la cabeza sin pensarlo mucho, etc.

Muchas de estas cosas pueden sonar efectivamente a características de un "niño mal criado", pero no lo son, son todas funciones que no son capaces de desarrollar adecuadamente. Es como decir que los disléxicos son flojos o tontos porque no aprenden a leer "como los demás niños" y es culpa de los padres que no los exigen adecuadamente.

Obviamente ninguna pastilla "mágica" le va a resolver los problemas, se requiere entrenar aquellas capacidades más deficientes, que los padres y profesores aprendan a potenciar sus otras habilidades y compensar aquellas con dificultades, pero en aquellos casos en los que sí corresponde la medicación, no admninistrarla implica una verdadera tortura a la que se somete a esos niños para que se adapten "y sean como los otros niños", se les exige más allá de sus reales capacidades.

Esto a la larga es más perjudicial porque contribuye a generar niños resentidos contra la autoridad, que se sienten bichos raros (les dicen todo el tiempo que no son iguales a sus hermanos o compañeros "normales") y por lo tanto con serios problemas de autoestima y desarrollo de sus habilidades sociales. Además, por resultar disruptivos en la sala de clases y en los jugos grupales, los mismos compañeros terminan dejándolos un poco de lado (y en muchos casos, las mamás de los compañeros no los invitan a los cumpleaños porque "se portan tan mal").

Hay que romper con mitos muy dañinos como que los medicamentos los dejan "atontados" o "dopados"(imposible, porque son estimulantes, no sedantes), que generan "adicción", a menos que los remedios para la hipertensión o la diabetes también se consideren "adictivos" porque las personas deben tomarlos permanentemente.

Lo digo responsablemente, como alguien con TDA que nunca fue diagnosticado hasta la adultez y que sufrí un verdadero infierno en la tierra durante la etapa escolar, debido a que mis papás y profesores estaban convencidos que simplemente era flojo, desordenado y que todo me importaba un pepino, en resumen: un "mal niño" y terminé creyéndolo. Además, vivía castigado en el colegio y en la casa, tenía muchos menos permisos y premios y todos se asombraban de lo "terco" que era, nada de lo que hacían "me hacía cambiar", pero nunca se preguntaron si ellos lo estaban haciendo mal y que yo necesitaba otro tipo de "ayuda".

Así que ojo: hay casos y casos, no todos requieren medicación, consulten a más de un especialista y si coinciden en el diagnóstico y tratamiento, puede que sea cierto entonces.
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Carla Parodi | 2013-05-24 | 18:53
1
Guardando para el futuro no muy lejano *-* Jajajaja Gracias por la nota :D
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Felton | 2013-05-27 | 10:52
0
Tremenda parrafada que me mandé ups.

Sólo comentar que el artículo es notable, explica de manera muy clara y sencilla la necesidad y utilidad de ciertas normas.

Nosotros en la casa hemos comprobado que las rutinas (sanas, no enfermizas, debe existir cierta flexibilidad frente a las excepciones como todo en la vida) ayudan mucho y que efectivamente los niños reciben menos retos y son más felices si tienen tiempo de ir "preparándose" para lo que viene a continuación (me recuerda al capítulo del zorro en El Principito)
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Paper Luis | 2013-05-28 | 16:36
1
Nosotros tenemos rutinas "casi" perfectas con el retoño
Pero se les olvidó algo re importante. A los hijos se les debe criar como personas de bien, que aprendan a querer y a quererse ellos, mas que se acuesten a una hora, que coman a otra hora, que se levanten, etc.
Con mi mujer hemos tenido "batallas campales" con el hijo para que coma, pero tambien hemos tenido largas sesiones de risas entre los tres... ¿Agota? Claro que agota, si son seres que dependen hasta como los 6 años exclusivamente de uno. Pero mas que rutinas y sub-rutinas, creo que hay que enseñarles respeto, amor y cariño por sus projimos mas que nada.
Saludos
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