Ley Salero, liberales, conservadores, progresismo, salud, leyes, bien común
Imagen: Gojko Franulic

¿Prohibir la sal, pero legalizar la marihuana? ¿Qué opinas?

Nuestro editor Marco Canepa ya se hizo la pregunta ¿Es tan tonta la "ley salero"? hace unos días, conclusiones que a modo de debate nos gustaría constrastar con esta columna de Daniel Mansuy publicada hoy en La Tercera ¿Qué opinan ustedes, nuestros lectores?

Por Otros Medios | En: La Tercera | 2014-08-06 | 14:28
Tags | Ley Salero, liberales, conservadores, progresismo, salud, leyes, bien común
Gabriel Silber y Daniel Farcas presentaron un revolucionario proyecto de ley que busca prohibir la sal en las mesas de restoranes, fuentes de soda y afines. Los parlamentarios han explicado que el objetivo es modificar los hábitos de los chilenos, que tenemos la mala costumbre de echarle sal a la comida antes de siquiera probarla. La propuesta podría ser vista como una muestra de cuánto tiempo disponen nuestros representantes. Con todo, la iniciativa es más que una anécdota: ella revela fenómenos bien profundos, que guardan relación con nuestra aproximación a la ley.

La idea de prohibir los saleros sólo cobra sentido en un largo proceso de control, cuyos hitos más relevantes son el exilio de los fumadores y la “ley del súper 8”. Este proceso consiste en una intromisión creciente del aparato estatal en nuestros hábitos relativos a la salud. Queremos alejar de nuestra vista a los gordos sedentarios, para que emerjan en su pureza los ciclistas de alimentación ejemplar.

Este proceso encierra varias interrogaciones. Por de pronto, buena parte del progresismo vive en una curiosa tensión: por un lado, intenta ampliar al máximo los márgenes de libertad individual y, por otro, busca manejar nuestras vidas hasta el más mínimo detalle. Así, muchos defienden la legalización de la marihuana y la entrega de la “píldora del día después” a menores, a la vez que abogan por un control estricto sobre nuestra dieta. ¿Cómo explicar que la pulsión puritana conviva tan pacíficamente con cierto liberalismo?

Para complicar más las cosas, el argumento para extender las libertades suele ser que la ley no debe imponer morales particulares, sino recoger las costumbres dominantes. El problema es que la legislación alimentaria supone la premisa contraria: que la ley debe modificar nuestros hábitos en vista de cierta idea de lo bueno. 

Es posible pensar que, en general, las sociedades contemporáneas viven atrapadas en esta paradoja: renuncian al papel configurador de la ley en todo lo que toca a problemas morales (que serían de arbitrio estrictamente individual), mientras lo reivindican en todo lo que respecta a la salud física (al fin y al cabo, el Estado debe asumir los costos). Por cierto, la distinción radical entre lo moral y lo físico está lejos de ser evidente, como lo prueba el caso de la marihuana.

Pero el problema central va por otro lado: cuando la moral es expulsada por la puerta, siempre se las arregla para entrar por la ventana. Por eso es tan peligroso creer en esa ilusión según la cual la ley podría ser neutral: la ley no es sólo un mero indicador de lo que la sociedad efectivamente es, sino que también indica una dirección o, si se quiere, una aspiración. El olvido de esa doble dimensión nos hace ensañarnos con el fumador-adicto-a-la-sal, al mismo tiempo que creemos que la legalización de la marihuana no tendrá ningún efecto negativo. Una visión más equilibrada no sólo nos ahorraría la esquizofrenia implícita, sino que también nos permitiría comprender mejor la complejidad inherente a toda legislación.
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Comentarios
JJ Miranda | 2014-08-06 | 13:17
6
En un país que sirve de paso para drogas provenientes del Sur, principal productor de marihuana y (como por si fuera poco) vecino del mayor consumidor; es un hecho que la legalización podría ser la solución a los problemas de violencia y tráfico ilegal. Pero conllevaría a convertir un problema de seguridad a un problema de salud pública.
El sistema de salud gasta mas de la tercera parte de sus recursos en la atención y tratamiento de alcoholismo y tabaquismo, así como de todas las enfermedades y accidentes relacionadas con estas dos enfermedades. Si aumentara (como es seguro que lo haría) la atención a la adicción a la marihuana y sus consecuencias, los recursos no serían suficientes; ya no digamos para estudio de enfermedades, sino para atender al resto de la población.
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Benjamín Pereira | 2014-08-06 | 18:11
0
Hola, podrías señalar la fuente de la siguiente frase "El sistema de salud gasta mas de la tercera parte de sus recursos en la atención y tratamiento de alcoholismo y tabaquismo, así como de todas las enfermedades y accidentes relacionadas con estas dos enfermedades.”me parece mucho que no es así xD saludos
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JJ Miranda | 2014-08-06 | 19:39
0
En los países desarrollados se destina entre 6 y 15 por ciento de la inversión en salud a la atención de enfermedades provocadas por el tabaquismo. México, a pesar de no serlo se encuentra en ese rango, que además equivale a entre 0.3 y 0.43 del producto interno bruto esto es mas de 80 mil millones de pesos.

Lo anterior sumado a que México es el país de AL que mas alcohol consume te da el porcentaje que cité. Aclaro son cifras de la OMS
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Sebastian Morales | 2014-08-06 | 15:49
5
Sin entrar en el fondo del asunto, deberían intentar no replicar información falsa. La ley del salero, por muy estúpida que parezca, no prohíbe la sal ni busca hacerlo. Lo que se indica es que el salero estará a disposición del cliente si este la solicita, pero por defecto no estará presente en la mesa.
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Red Professor | 2014-08-06 | 16:33
2
Opino que nuestros políticos se pisan la cola en temas teóricos sin siquiera darse cuenta. Por un lado, se defiende el ideario liberal respecto de la marihuana, sin mayor preocupación respecto de las negativas consecuencias que esto pueda acarrear para la salud del individuo. Por el otro, se pretende influir en la esfera privada de las personas, incitándoles a consumir menos sal, con el objeto de prevenir las negativas consecuencias que esto pueda acarrear para la salud del individuo. La tautología es deliberada. O se reconoce la libertad de las personas para tomar decisiones que afecten su propia salud, o se toma una postura protectora y disuasiva de ciertas conductas que puedan dañarla, protegiendo a su vez las arcas fiscales y de paso, la seguridad y salud públicas. Hay muchas diferencias entre ambas sustancias, pero hacer lo uno respecto de una y lo otro respecto de la otra parece más bien un juego político de esos bastante baratos.
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Loreto Vásquez | 2014-08-06 | 18:08
1
Hay tanto que hacer en materia de alimentos...tanto, pero tanto que normar. Hay tantas cosas que no están definidas ni tienen límites que perder el tiempo en discutir si va el salero o no en la mesa lo encuentro terrible. Deberían formar una comisión para la regulación de la industria alimentaria y destinar recursos para realizar estudios sobre todos los procesos de la producción de alimentos primero. En Chile ni siquiera se rotula bien. Para mi lo de la sal es preocuparse de los muebles de mi casa en construcción cuando ni siquiera sé cómo se hace el radier.
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Marco Canepa | Editor | 2014-08-06 | 18:16
6
Creo que el columnista genera una falsa contradicción para argumentar su punto.

De partida, decir que lo del choque entre buscar libertades y prohibir cosas es un problema de los "progresistas" es desconocer que en el mundo conservador pasa exactamente lo mismo, pero al revés: defienden a rajatabla la libertad, cuando se trata de elegir colegios o isapres, pero luego quieren que el Estado "proteja a la familia" prohibiendo el matrimonio gay, por ejemplo.

Por otro lado, lo que está ocurriendo es que hay 3 tipos de cosas: las que hacen daño a otros (que hay que prohibir), las que te hacen daño a ti (que no se pueden prohibir, pero conviene desincentivar) y las que te hacen bien (que es deseable fomentar).

Entonces, lo que está ocurriendo es que hay cosas que están prohibidas, pese a que no hacen daño a nadie más que al que las realiza (o a veces, no hacen daño a nadie en absoluto, como el matrimonio gay). Esas cosas se está luchando para que sean permitidas. Otras cosas, que hacen mal a otros, pero que no estaban siendo prohibidas (fumar en lugares públicos) se están empezando a prohibir. Y muchas cosas que estaban siendo incentivadas o ignoradas, pero que hacen mal, ahora empiezan a ser desincentivadas (ley de alimentos, ley salero) pero NO prohibidas. Por último, las cosas deseables (deportes, ciclismo, ambientalismo) son promovidas.

¿Cuál es la contradicción?

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Sebastian Morales | 2014-08-08 | 17:19
0
La respuesta anterior, simplemente sintetiza todo.
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Jorge Carrasco | 2014-08-07 | 19:36
1
A mi me llama mucho la atención que hay personas que quieren Facilitar el consumo de Marihuana , aumentar lo mas posible el Impuesto al Tabaco y eliminar la Sal ... en verdad , No los entiendo ....
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Javier Barona | 2014-08-09 | 09:46
0
No puedes poner en el mismo saco la ley del exilio de los fumadores con las leyes del salero o ley del super 8. La primera busca que el daño se mantenga acotado a los fumadores y no al resto de la poblacion. El fumar tiene una externalidad negativa para el resto que no lo tienen el resto de las leyes mencionadas.
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