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Imagen: Gojko Franulic
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Guía para padres - ¡Mocoso insolente!

Un niño insolente nos puede sacar rápidamente de nuestras casillas, pero reaccionar descontroladamente o ignorar la falta de respeto sólo empeorará la situación. Aprenda a enfrentar a un niño insolente en la edición de hoy de nuestra guía para padres.

Por Ignacia y Javiera Larrain | 2014-01-16 | 12:12
Tags | niños, infancia, paternidad, maternidad, crianza, educación, padres, hijos, insultos, insolencia
"Rosita se da cuenta que puede provocar a los padres recurriendo a conductas que para ellos son muy molestas, lo que para ella tiene el valor de un refuerzo positivo porque capta su atención."
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Rosita, de 3 años, estaba con sus papás en un almuerzo familiar. Ella junto a sus primos estaban jugando en el jardín y la abuela los llamó a almorzar. Los niños se resistieron en un comienzo, pero al segundo llamado obedecieron. Sin embargo, Rosita, enojada por que le habían cortado su juego le grita a la abuela “¡Eres una vieja fea!”. 

En otra oportunidad, Rosita estaba jugando y sus papás la acompañaban y de pronto ella empezó a decirle a la mamá: “¡Eres una pesada, ándate! ¡Ándate!”.

Situaciones como estas se repiten a diario con Rosita, que habitualmente es una niñita muy simpática y querida por todos, pero en el último tiempo está siendo insolente con los adultos y eso tiene muy preocupados a sus papás. Peor aún, en ocasiones le pega a los papás. En el jardín logra regularse un poco más, pero hay veces en que ha insultado a las educadoras, cosa que tiene a sus padres muy preocupados.

Para los padres de Rosita, el respeto es un valor fundamental que siempre han querido e intentado transmitir, pero no saben qué hacer en forma concreta para desarrollarlo en su hija.

Los malos consejos

Algunos les dicen que hay que tener mano dura y que un buen tapaboca soluciona estos problemas. A ellos no les hace sentido esta estrategia, porque a pesar de que pueda parecer efectiva, están enseñando a través del miedo y no instaurando el respeto. Además consideran que le estarían dando un modelo de falta de respeto hacia ella. 

Por otro lado hay quienes le dicen que simplemente lo deje pasar porque es parte del desarrollo de los niños, pero a ellos les complica no educar en esta dimensión que consideran tan importante. Sienten que no hacer nada, es validar el comportamiento y hacer que su hija adquiera los “insultos” como forma de relacionarse. Además, sienten que no pueden dejarlo pasar porque estas conductas afectan a otras personas y eso les parece incorrecto.


Las etapas del niño

Preocupados por enfrentar la situación, decidieron tomar cartas en el asunto y les sirvió recordar algunas cosas sobre el desarrollo evolutivo de los niños. En primer lugar, saber que un niño preescolar se encuentra en un proceso de desarrollar la autorregulación emocional y hasta los 6 años no se espera que pueda hacerlo. Es por esto que las emociones lo inundan y generan en ella muchas situaciones de desborde. 

Por ello decidieron que era necesario ir haciendo un trabajo de enseñarle a Rosita a reconocer sus emociones, poder ponerles un nombre y poco a poco ir identificando conductas socialmente adecuadas para expresarlas. Por ejemplo, cuando Rosita se enoja porque un niño le quitó un juguete, la mamá la toma firmemente de los hombros, se pone a su altura y la mira a los ojos diciéndole: “Rosita, sé que estás enojada, tienes toda la razón para estarlo, a nadie le gusta que le quiten sus cosas, pero debes pedírselo de vuelta de buena manera, sin gritarle ni pegarle porque eso le hará daño”.

Junto con lo anterior, también recordaron que en este período evolutivo los niños atraviesan una etapa de oposicionismo que es normal y que tiene que ver con el descubrimiento y reafirmación del propio yo. Es probable que Rosita esté probando límites, tratando de ver hasta dónde puede llegar y qué cosas los padres están dispuestos a aceptar. Se da cuenta que puede “provocar” a los padres recurriendo a conductas que para ellos son muy molestas, lo que para ella tiene el valor de un refuerzo positivo porque capta su atención. En este sentido los niños son muy vivos y Rosita se da cuenta de que a los papás eso los pone nerviosos y alterados, por lo que le prestan muchísima atención, lo que es el mejor refuerzo para ella.

El curso de acción

Después de meditar al respecto, decidieron hacer lo siguiente:

1. Moderar o castigar, según la causa del insulto.

Primero, identificaron y discriminaron cuáles eran las causas de los insultos. En algunas oportunidades, es consecuencia de una reacción muy fuerte de enojo producto de la frustración de que las cosas no sean como lo esperaba. En otros momentos, es simplemente una forma de desafiar y provocar a los padres (lo que ocurre cuando no está enojada ni frustrada).

Definieron que si la conducta obedecía a un descontrol emocional intentarían contenerla y ayudarla a usar las estrategias de expresión de emociones que le han enseñado. En el segundo caso, optarían por aplicar una consecuencia natural, dejando previamente establecido qué palabras no se aceptan en la casa y cómo está prohibido dirigirse a las personas. Le explicaron a ella de antemano que si pasa a llevar esas reglas e insulta a alguien, se irá a su pieza (u otro lugar sola, en caso de no estar en la casa) durante 3 minutos a pensar, cuidando que en la pieza o el lugar no se presten para que ella se divierta. Lo más importante es manejar el “tiempo fuera” (en la pieza o lugar pensando) con serenidad emocional, de manera de no mostrarle que ellos “enganchan”. De este modo, se espera que la conducta ceda en el tiempo, pero para esto hay que ser perseverante y comprender que es un proceso que toma tiempo.

2. Autoimagen

También decidieron reforzar y acentuar, dentro de su autoimagen, lo amorosa y cariñosa que es, y cómo con esto ella hace tan feliz a los demás.

3. Moderar las respuestas

Por otra parte, revisaron que la forma de responder de ellos y se dieron cuenta de que en muchas oportunidades estaban actuando bajo un modelo de descontrol. Si bien no le pegaban, en muchas oportunidades le gritaban y caían en un descontrol ellos ya que se desconcertaban ante el comportamiento de Rosita. También se dieron cuenta de que la forma en que se trataban entre ellos no siempre era la más respetuosa, por lo que se propusieron tener especial cuidado en ser un ejemplo de respeto y buen trato para Rosita.

Además, definieron que para todas esas ocasiones en las que Rosita se pusiera desafiante, sin llegar a ser insolente, pero dirigiéndose a los adultos o a ellos con de un mal modo, le responderían con clama, exigiéndole decir lo mismo, pero de una forma adecuada. Por ejemplo, si tiene hambre y pide la leche en un tono elevado diciendo “¡Te dije que me trajeras la leche!”. Le dirían: “Rosita, cuando me lo pidas de buena manera te la traeré” y no cederían ante malos modos.

4. Evitar los detonantes

Así mismo, consideraron necesario tratar de prevenir las reacciones insolentes, identificando ciertas situaciones que hacen que Rosita responda mal, como cuando está con sueño, hambre o se le interrumpe una actividad, anticipándose a ellas para evitarlo. Por ejemplo, se dieron cuenta que la niña reacciona muy insolente cuando le apagan la televisión. Para evitar el mal rato, decidieron avisarle con 10 minutos de anticipación que deberá dejar de ver su programa, así ella puede prepararse.

5. Demostrar autoridad

Finalmente evaluaron el modelo de autoridad que estaban ejerciendo y los roles de cada uno, comprendiendo que Rosita no puede ser quien manda o toma decisiones importantes dentro de la familia. Para los niños es necesario tener claro que los padres son figuras de autoridad, siempre con respeto y cariño, pero capaces de mantener una jerarquía que les brinde seguridad y estabilidad.

Desde que son pequeños, es muy importante preparar a los niños para aceptar límites, relacionarse positivamente con la autoridad, y desarrollar en ellos el valor del respeto. Éstas serán herramientas que le ayudarán a desenvolverse en sus vidas de una manera más sana, libre y amigable.

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Comentarios
Alvaro Cerda | 2014-01-16 | 14:38
3
Gracias , lo guardaré y trataré de releerlo de vez en vez.

No puedo dejar de preguntarme por que en los medios masivos no hay espacio para este tipo de "información" . Se me ocurre que en los periódicos mas masivos podría existir una columna de "escuela de padres]" , tal como existe el espacio de humor o el horóscopo (eso si , evitar quitarle espacios al futbol y a la farandula). Puede ser que ya existan y yo no los he visto , ya que hace rato que no compro periódicos.
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Nora Benitez | 2014-01-21 | 10:46
0
Es cierto lo que encionas, temas tan interesantes e importantes como el de ser padres y como ayudarnos a hacerlo mejor no son hablados masivamente como si fuera algo " a la suerte" y creo que definitivamente todos necesitamos una guia para ayudar a nuestros hijos y a nosotros mismos
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