Netflix no para de sorprender con sus juguetes y a una semana de su estreno, Black Mirror: Bandersnatch, ya ha causado revuelo por demostrarnos –nuevamente– que la tecnología puede estar más involucrada que nunca en la vida personal de las personas, a un punto crítico, dramático y bastante oscuro...

Sí, es parte de la serie “Black Mirror”

Black Mirror es una serie británica que ya lleva tiempo desde su primera temporada (2011), emitida originalmente por Channel 4. Desde que fue revivida por Netflix en 2016, ha expandido su taquilla por todo el mundo con antologías similares a las de The Twilight Zone, aunque abordando un malestar contemporáneo sobre nuestro mundo moderno, en una tecno-paranoia de la cual nadie –que viva y respire en este mundo– puede quedar fuera.

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Las redes sociales y la interconectividad son sólo la delgada línea entre el horror y la felicidad. La pantalla negra, que refleja nuestra cara cuando el dispositivo se apaga, muestra lo profundo y misterioso que es este mundo. Un vacío en el cual podemos perdernos si no tenemos suficiente cuidado o si dejamos que la tecnología comience a influir demasiado en nuestras decisiones...

1984: momento del Bandersnatch

Sí. Todas las historias de Black Mirror pertenecen a un futuro cercano, pero esta corresponde al pasado. Específicamente al año 1984, cuando las consolas Atari estaban en su auge y los niños con suerte disfrutaban los primeros títulos de los videojuegos en la comodidad de su casa.

En ese contexto, Stefan Butler (Fionn Whitehead) trabaja de forma independiente como programador de videojuegos y se lanza a presentar su nuevo proyecto a una famosa empresa del rubro. El título lleva por nombre “Bandersnatch” y está basado en una novela del mismo nombre, escrita por el fallecido autor Jerome F. Davis, quien terminó suicidándose tras decapitar a su esposa y que vivió obsesionado por la sospecha de que alguien controlaba su mente. A partir de este momento, y del desarrollo del juego, Stefan comenzará a descubrir que para terminar el proyecto deberá indagar en lo más profundo de su conciencia y revelar pasajes ocultos de su infancia.

Tú decides

Hasta ahí todo bien. Se ve como una historia normal de Black Mirror, pero lo realmente interesante está en entender que nosotros los espectadores tenemos control sobre las decisiones del protagonista, acción que, por supuesto, tendrá diferentes consecuencias de acuerdo al camino narrativo que tomemos.

La misma sinopsis oficial de Netflix te lo adelanta sin miedo:

"[...] Elegir el camino acertado podría llevar a un gran triunfo, pero equivocarse podría acabar en desastre. Pero ¿quién tiene el poder de decidir lo que es correcto o incorrecto? No debes temer ya que una vez termine la experiencia podrás, y deberás, volver atrás y escoger un nuevo camino, cambiar el desarrollo de tu historia y quizás conseguir cambiar el final".

Tecno-paranoia

Le preguntamos a Robbie Barrera, profesor, matemático y referente del mundo nerd, sobre esa teoría ficticia de lo cerca que estamos de una tecno-paranoia (si Black Mirror tuviera razón, claro). Esto es lo que nos dijo:

"Suena paranoico, pero solo con pensar que las redes sociales nos sugieren productos y servicios basados en lo que buscamos y vemos (cosa que también determina la tecnología), y que aprende cada vez que le decimos like a algo, no pareciera ser que lo de Black Mirror sea una idea tan descabellada".

Y luego agrega:

"[...] Black Mirror me recuerda a las historias pulp de los años 40, cuando los escritores nos mostraban los peores riesgos del desarrollo tecnológico. Riesgos que han nutrido al cine hasta nuestros días. Y también a la sociedad. Porque la tecnología es de los humanos, y para los humanos, ¿no? Solo debería traernos ayuda y beneficio, ¿o no?".

¿Y es buena o no?

En mi experiencia, puedo decir que el camino es un poco complejo. De partida esta no es una historia fácil de digerir, teniendo en cuenta que no es lineal ni típica a lo que hoy podemos encontrar en la ciencia ficción. Tampoco diría que es una película hecha para todo mundo, y ni mucho va a cambiar tu vida. Pero lo genial es que por primera vez (me atrevería a decir en la historia de la televisión) estamos cruzando la cuarta pared para vernos involucrados en una trama de ficción en la que el personaje principal es "consciente de ello".

Pero no es la primera vez que se utiliza este recurso interactivo. Anteriormente vimos cortometrajes como Late Shift (2016), Surviving the Outbreak (2017) y videojuegos tales como Until Dawn (2015), que le sacan full provecho a la facilidad con la que un jugador elige sus propias rutas hacia el desenlace. Incluso me tocó ver un libro de la franquicia Goosebumps que utilizaba la misma técnica de entretención, y que ahora anda por ahí dando vueltas en formato de meme. La cosa es que está claro que no estamos frente a la "última novedad", pero sí que con Bandersnatch estamos entrando a tierras poco conocidas donde el espectador es el verdugo y donde el protagonista entiende que hay "alguien afuera" que está controlando sus acciones.

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Es cierto. Black Mirror: Bandersnatch tampoco es una película perfecta. Da la sensación de que algunos baches del desarrollo se podrían haber solucionado con un poco más de tiempo entre los clímax y los finales para que así estos no terminasen de una forma tan abrupta. Pero bueno… son detalles.

En total son cinco finales a los cuales podemos acceder. No hay ninguno más importante que el otro, sin embargo, hay algunos que son más conciliadores y otros muchísimo más trágicos. Ustedes entenderán que a la fecha, los únicos finales felices en Black Mirror son los de San Junipero y Black Musseum.

De todas maneras, la experiencia es suya y les recomendamos que vivan su propia película sin dejarse llevar por lo que digan las redes sociales o los comentarios apresurados. Después de todo, ¿qué haríamos si nos dejásemos llevar por las elecciones de otro?

¿La vieron? ¿Les gustó la experiencia?