vocación, carreras, decisión, arte, música, teatro
Imagen: César Mejías

"Mamá, papá, quiero ser artista": consejos vocacionales para jóvenes valientes (y sus padres)

Mientras algunos siguen carreras tradicionales, cada vez más jóvenes se inclinan por el arte. Aunque el prejuicio es menor que antes, para muchos padres la idea todavía suena a tragedia. Con ayuda de testimonios reales, te ayudamos a tomar esta decisión.

Por Martín Poblete @martin_poblete | 2018-11-06 | 12:00
Tags | vocación, carreras, decisión, arte, música, teatro
“No basta con ser responsable, disciplinado y constante, sino también tener la inteligencia emocional suficiente para que esas áreas como ser soñador, ser apasionado o sensible, finalmente fluyan con dirección y no sean una bola de fuego que está constantemente escapándose” (Natalia Aros, artista visual).
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“Cuando se trata de criticar, todos son expertos”, suelen decir los entrenadores deportivos cuando se les somete al escrutinio público por un mal desempeño.

Algo similar les pasa a aquellos jóvenes que se animan a hacer carrera en el campo de las artes. Juicios muchas veces poco fundados o anclados en premisas erradas, son la primera barrera a la que deben enfrentarse ante la sola idea de tomar un camino diferente al tradicional. Y, aunque las intenciones que hay detrás suelen ser buenas, quienes condenan esta clase de decisiones no son necesariamente los más interiorizados en el quehacer de las artes.

Y es que, a pesar de sus innegables beneficios para el aprendizaje, la educación artística sigue siendo parte insignificante del currículum escolar nacional. Somos una sociedad que sabe poco de arte, en parte porque, detrás de asignaturas más “importantes” como las matemáticas y el lenguaje, las artes son generalmente vistas como contenidos de segundo (o tercer) orden.

Por eso, y porque deseamos ayudar a la toma consciente e informada de decisiones, analizaremos algunos factores fundamentales para orientar a los jóvenes que desean irse por el camino creativo, y para sus familias.

No se trata solo de talento

Está bien ser honesto a la hora de evaluar cuán bueno o malo se es para la profesión que se desea elegir. Quien nunca aprendió a dividir por dos cifras (¡ejem! Aquí, presente), difícilmente logrará un desempeño destacado en estadística inferencial, por ejemplo.

Sin embargo, y aunque las habilidades naturales sí son relevantes a la hora de tomar una decisión, no son el único factor a considerar. Sea para adquirir nuevas habilidades o para perfeccionar un talento innato, lo cierto es que el trabajo duro es tanto o más importante en la obtención de un buen resultado.

Según nos explica la artista visual Natalia Aros, “dentro de las habilidades, actitudes y valores que una persona debe tener cuando se enfrenta a ser artista visual, que es mi área de trabajo, creo que son varios factores los que importan a veces más que el talento mismo. Yo, que fui asistente de taller en la universidad por muchos años, puedo dar fe de que lo elemental es ser perseverante, constante y disciplinado. Si no eres disciplinado, no vas a sacar nada. No vas a obtener un resultado, porque finalmente necesitas de constancia, de ser responsable, de hacerse responsable de lo que estás haciendo, de tener el valor de tomar las riendas del que crees que es el camino a seguir y tomarlo en serio”.

Natalia es licenciada en artes de la PUC, y cuenta con estudios de especialización en psicología evolutiva, arteterapia y psicoplástica, y a lo largo de su carrera se ha desempeñado como docente universitaria y artista visual, con exposiciones en Londres (Inglaterra), Florencia (Italia) y diversas ciudades de Chile. Su trabajo, además, ha sido destacado por revistas y libros de diversos países del mundo.

"Grito", técnica mixta, 100 x 100 cm., Natalia Arcos.

“Hay otras cosas que considero que son importantes, que son la sensibilidad, el ser soñador y la pasión. Esas tres actitudes también tienen que saber ser bien manejadas, en el sentido de que hay que tener inteligencia emocional. No basta con ser responsable, disciplinado y constante, sino también tener la inteligencia emocional suficiente para que esas áreas como ser soñador, ser apasionado o sensible, finalmente fluyan con dirección y no sean una bola de fuego que está constantemente escapándose. Toda esa parte emocional puede tener una dirección, y por eso considero que es súper importante el autoconocimiento, no solo en relación al quién soy, sino también al cómo soy yo respecto a mis emociones”, concluye.

Cuestión de salud mental

¿Y qué hay de la felicidad? ¿Si sigo mis sueños seré feliz por siempre y jamás caeré en depresión?

Lamentablemente, no es tan así. La complejidad de la situación, de hecho, demanda una respuesta bastante larga.

De acuerdo a diversos estudios, entre ellos una ambiciosa investigación realizada por la organización británica Help Musicians UK, los profesionales de carreras artísticas como la música, tienden a presentar más frecuentemente trastornos como depresión y ansiedad. La explicación a esto, según los autores del estudio, se debería a las presiones socioeconómicas traídas por la inestabilidad laboral, la alta carga de trabajo y el deterioro de las relaciones sociales por los horarios extenuantes y el rechazo de sus entornos más cercanos a lo que no consideran un trabajo “real”.

Asimismo, los artistas son, después de los médicos, una de las profesiones con más altas tasas de suicidio. Según datos publicados el año pasado por la Oficina Británica de Estadísticas Nacionales (ONS, por sus siglas en inglés), los malos sueldos y la poca seguridad laboral son, en todos los oficios (incluidas las artes), factores de riesgo que aumentan las probabilidades de cometer suicidio.

Sin embargo, el análisis de este factor tampoco es tan sencillo. Parte de esta tendencia se explica por variables como la alta prevalencia del trastorno bipolar en personas creativas, que son finalmente las que optan por dedicarse a este tipo de profesiones.

Por otro lado, ignorar la propia vocación y optar por una profesión menos gratificante en lo personal, podría ser igualmente nocivo para la salud mental. Según un estudio realizado en 2013 por académicos del Departamento de estudios de la educación de la Purdue University (EEUU), la satisfacción laboral y el trabajo significativo (trabajar con un sentido) son dos importantes factores en la prevención de estrés, ansiedad y depresión. Por el contrario, trabajar frustrado y de mala gana (como quien sueña con ser guitarrista y está obligado a trabajar en una oficina), aumenta las posibilidades de generar estos trastornos, con todas las nefastas consecuencias que conllevan.

Del mismo modo que hay gente que funciona mejor como empleada y gente que trabaja mejor de forma independiente, no todas las personas están igualmente calificadas para enfrentar las dificultades de ser artista sin sufrir un deterioro en su bienestar. Por esto es importante evaluar las propias fortalezas y debilidades. No olvidemos que aquí el objetivo es ser feliz.

Las disciplinas creativas sí pagan

Okey, es difícil ser artista en Chile y en cualquier otro lado. Pero, ¿cómo se ve el panorama?, ¿hay futuro?

Por fortuna, sí.

El reconocimiento internacional de los artistas chilenos, con la nominación y premiación de creaciones nacionales en instancias como los Óscar y los Grammy, sumados a la circulación de artistas chilenos por todo el mundo, son síntomas de que los talentos cultivados en nuestro país sí están siendo capaces de hacer cosas.

El desarrollo de las industrias creativas, especialmente las de la música y el cine, también han demostrado que, aunque la realidad local dista de ser perfecta, sigue en constante crecimiento y desarrollo. Sin ir más lejos, el año pasado la economía creativa (producción musical, edición de libros, artes escénicas, diseño, etc.) aportó el 2,2% del PIB nacional, superando incluso al tabaco y a la pesca.

Gracias al surgimiento de iniciativas que buscan incubar talentos, proteger a los artistas y promover sus obras, hoy los artistas chilenos son reconocidos internacionalmente por su profesionalismo y originalidad.

Ahora bien, este amplio abanico de posibilidades obliga también a ser capaz de diversificar el trabajo. Quienes viven del arte en nuestro país suelen repartirse entre varios proyectos, que van desde la docencia hasta los servicios para empresas y organismos públicos. La versatilidad es la clave.

Quizás no te hagas millonario haciendo música o pintando cuadros, pero manejando bien tu carrera y aprovechando bien todas las oportunidades, vivir de tu arte no tiene por qué ser imposible.

“Primero estudia algo normal, después haz lo que quieras”

Suena como una buena idea. Tener un título de respaldo, por si las cosas salen mal.

Pero, ¿es realmente una decisión conveniente? ¿Se logra surgir en el arte como segunda carrera, con años de desventaja y la deuda de un crédito universitario sobre los hombros?

José Antonio Mena, es guitarrista y compositor. Su destacada carrera como profesor de guitarra y charango, además de su trayectoria junto a las bandas como Cómo Talar Un Alerce (jazz de raíz) y Zicario 3D (cumbia psicodélica), comenzó luego de que decidiera abandonar su profesión de sociólogo para dedicarse por completo a la música.

“Yo tenía un prejuicio antes, de que la música no era un camino que me permitiera a mí hacer de este mundo un lugar mejor”, nos cuenta. “No sé si lo que pasó fue que se me quitó ese prejuicio, o si perdí la fe en el mundo (risas), pero después de estudiar sociología sentí castrada mi hambre creativa y me volvió con mucha fuerza el interés por la música”.

“Algo que me ayudó a tomar la decisión fue imaginarme en el lecho de muerte y pensar hueón, ya está la vida, se acabó. ¿De qué te arrepientes? ¿De haber perdido la oportunidad de hacer música, que es lo que realmente querías hacer, o de haber hecho algo como sociólogo? Entonces fue que me di cuenta de que tenía solo una oportunidad de hacerlo, y eso fue lo que me ayudó a tomar la decisión. Para entonces tenía solo la intuición de que tenía talento y poco miedo de caerme”.

Aunque no se arrepiente de su decisión, José Antonio reconoce que estos cuatro años dedicándose por completo a la música no han sido cosa fácil.

“Muchas veces pienso y si es que hubiera estudiado música, ¿qué habría sido de mí? Yo he tenido que hacer un camino duro, para ponerme a la altura, subsanando ciertas carencias, simplemente confiando en que tengo algún talento y un mensaje que quiero comunicar. Pero siempre está ese pensamiento, que es no conocer el contrafactual. ¿Cómo hubiera sido si yo hubiera jugado las cartas distinto? Pero también creo que pasar por la universidad me dio otras herramientas. Fueron cinco años exigentes, que te dan otro background”.

En ese sentido, nos cuenta, es importante saber aprovechar las oportunidades porque, finalmente, todos los aprendizajes contribuyen a la integralidad del artista.

“Al final, yo creo que no tiene sentido la pregunta de si me jugó a favor o en contra haber estudiado sociología en vez de música. Creo que las cartas ya están jugadas, y hay que ver el presente, tomando decisiones para hacer lo mejor que uno pueda. Yo les recomendaría a personas que quieran jugársela por la música que comiencen desde chicos, pero sin perder de vista otros intereses. Yo creo que igual es fome la gente monotemática. Y pasa con la música como con cualquier otra cosa: gente que solo sabe de producción musical, o solo saben de tocar batería. En el fondo, si solo sabes de eso, ¿qué vas a comunicar? No vas a ser un gran músico si es que no eres una persona interesante. Y creo que para ser una persona con un rollo tienes que complementar ese rollo. Y ahí, creo yo, hay que pensarse como seres humanos integrales. Okey, estudiemos una carrera, estudiemos música, estudiemos composición, pero no dejemos de hacer otras cosas también. Ese, creo yo, es el mejor humilde consejo que puedo dar”, finaliza.

Midiendo el éxito

Este último punto va para los padres: es importante entender que las artes son una gran categoría que abarca muchos oficios diferentes, cada uno con sus respectivas particularidades.

Es importante tener claro que ser músico es mucho más que ser un rockstar, que ser actor es mucho más que salir en teleseries, y que ser artista visual es mucho más que codearse con la socialité en eventos caros. No todos los artistas buscan la fama, y ser famoso no es necesariamente un indicador de éxito.

Por otra parte, es importante reconocer que este es un camino difícil y que consolidarse en él puede tomar tiempo. Pero paciencia, que el trabajo duro paga sus dividendos.

Dedicarse al arte es una decisión difícil: sacrificios como la vida austera, la cautela financiera (evitar los “lujitos”), postergar la pa/maternidad y abandonar familia y amigos para buscar oportunidades en otras ciudades o países, son sacrificios que muchos han debido y muchos más deberán seguir haciendo en pos de seguir este camino.

Es un camino difícil, pero sin duda es un camino hermoso.

¿Estás pensando seguir una carrera artística? ¿Qué te frena?

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Comentarios
JCL | 2018-11-07 | 10:32
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Precisamente la disciplina, la constancia y la autosuperación, son los valores fundamentales para quien quiera hacer de su pasión su profesión.

Y eso no lo tienen muy claro los jóvenes de hoy en día, así como también hay muy pocos quienes refuercen o guíen en ese camino.

Actualmente la mayoría (no todos)de los centros de formación artística de nuestro país, se basan en una expectativa de conseguir matrículas mas que de formar a buenos artistas, y culpa de eso tiene el modelo educacional chileno, ya que si a una institución se observa con una pobre capacidad llenada de estudiantes, es muy mal mirada a nivel gubernamental y público, sin pensar en la calidad de esos perseverantes pocos que mantiene.

Lo anterior es un ejemplo más de cómo las artes o los deportes no son apoyados como corresponde, pero de todos modos no es impedimento para que alguien pueda seguir su pasión y convertirse en un exitoso profesional de las artes.

Ojo que los valores y principios mencionados anteriormente, no están siendo reforzados por los medios y algo lo distorsionan, ej: programas de talentos, publicidad,etc.
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