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Imagen: La casa de las flores

"Mué ve lo, Mué ve lo": 7 razones por las que todos hablan de "La casa de las flores"

Un suicidio, mariachis, un video sexual viral y Verónica Castro, son parte de los ingredientes de la serie latina de Netflix del momento. Porque había que hacerlo, hoy revisamos junto al Chaya de Nerdix.cl las razones del éxito del clan De la Mora.

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Todos los personajes son fracturados, pero cercanos y abrazables, riéndose en todo momento de esos millonarios presumidos e intocables que al final se despreocupan cada vez más de su status en pos de sonreír y estar unidos.
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Estás en el café post almuerzo o en el carrete-asado de fin de semana, y te aseguro que alguien, ¡alguien!, va a mencionar La Casa de las Flores… o comenzará a imitar al personaje de Paulina, saldrá una que otra risa, brindis y tú seguirás sin entender.

Bueno, en el Definido pensamos en ti, pues en las siguientes líneas vamos al detalle del porqué esta reciente serie mexicana ya es el fetiche de memes, conversaciones y hasta de artículos que se venden en redes sociales.

1. Alcurnia y escándalos

La Casa de las Flores es un histórico y único negocio de la familia De la Mora, además de una de las florerías más prestigiosas, antiguas y sofisticadas de la clase pudiente de México. Y en plena celebración del cumpleaños del dueño y padre, Ernesto de la Mora (Antonio Cruz), su secreta amante, Rebeca (Claudette Maillé), se suicida dejando una carta que devela los secretos y vicios del clan. Así, la alcurnia y cimientos de la matriarca, Virginia (Verónica Castro) y sus tres hijos, se desmoronan poco a poco, traduciéndose en una crisis comercial y develando un cabaret de travestis también llamado La Casa de las Flores, relaciones homosexuales ocultas, problemas con drogas y hasta hijos no reconocidos. ¡Así de terrible, por mi Virgencita de Guadalupe!


“La casa de las flores”.


2. 
Amor a la mega mexicana

Debo reconocer que nunca pensé que iba a enganchar con La Casa de las Flores, entre que me remitía a La Casa de Papel y no me tincaba su propuesta gráfica. Pero una vez que le di play, sucumbí en sus jardines y la terminé en dos días. ¿La causa?

La misma que tiene la serie del robo a la Casa de Moneda y Timbre española: su esencia “telenovelesca”. Porque es parte del ADN televisivo de generaciones en Latinoamérica, que se formó almorzando o tomando once con clásicos como Losricos también lloran (1979, con la mismísima Verónica Castro como protagonista), Cuna de Lobos (1986), hasta María la del Barrio (1995) o Amigas y Rivales (2001). Eso sí, con los códigos y producción de Netflix, que tiene un sello y firma de calidad, desde la estructura de capítulos, fotografía y elenco. Es activar la nostalgia, actualizando la fórmula, con toques de Pedro Almodóvar y Las Kardashians.


“Cuna de lobos”.

3. Factor Luis Miguel

No culpes a la noche, no culpes a la playa, culpa a Luisito Rey, Micky y a la efervescencia ochentera que dejó la vida del Sol de América con su primera temporada en Netflix. Pues fue tanto el éxito y bulla de la serie Luis Miguel, que los focos se volcaron en busca de ese pasado popero visual y musical. No por nada en La Casa de las Flores, aparte de actuar una de las versiones del Luis Miguel adolescente —con Luis de Rosa esta vez interpretando a Bruno, el nieto, juvenil y relajado- hay una banda sonora con nombres como Paulina Rubio, Amanda Miguel, Gloria Trevi y Cristián Castro. Full retro.


“Luis Miguel”.

4. Me solté el cabello, me vestí de reina

Uno de los puntos más altos que tiene esta producción, es que se hace cargo de temas importantes, y de la manera más natural y expositiva posible. Porque si bien en las décadas pasadas era impensado ver escenas sexuales (menos aún de parejas gays), personajes travestidos o incluso exhibir familias “no convencionales”, ahora es el momento y La Casa de las Flores se juega esta apuesta.

Su hilo central es el cruce, comprensión y equilibrio entre personajes que representan generaciones conservadoras (como el papel de la protagonista, Virginia) y perfiles más tolerantes y progresistas. Mostrando tramas naturales y queribles entre los travestis del cabaret, un hijo que desea salir del clóset para estar con su novio y una abuela que disfruta de la marihuana. Ideal para que la vean desde los más jóvenes a los más viejitos de la casa.

5. Y se divertirán

Hay algo sumamente relevante que no he mencionado: La Casa de las Flores es comedia pura. Hay líos amorosos, momentos complicados y giros inesperados, pero ante todo es humor, es una sumativa de chascarros y gags que le pasan a este grupete familiar. Con situaciones realmente jocosas que usan la sátira y la ironía coral como foco. Es más, en su trama no hay un villano o villana establecido, no acontecen cosas terribles o trágicas, al contrario, es una suerte de Los Venegas, Matrimonio con Hijos o Los Cárcamo en modo mexicano y ultra kitch.

Todos los personajes son fracturados, pero cercanos y abrazables, riéndose en todo momento de esos millonarios presumidos e intocables que al final se despreocupan cada vez más de su status en pos de sonreír y estar unidos. De reconocerse con sus pros y contras. Con decirte que todos aquí se atienden con un psicólogo infantil que usa un títere para sacar la verdad.

6. Paulina, la grande

La fauna de personajes que decoran esta florería es entretenida en todas sus especies, pero si hay que destacar cuatro, en lo personal, creo que la figura de Verónica Castro, o Virginia, como diva pop de las telenovelas en una versión 5.0, es maravillosa, intentando acoplarse a tiempos que son demasiado open minds para ella, y que prefiere ir de a poco.

Otro nombre que destaca es el del hijo menor de los De Mora, Julián (Darío Yarbek), porque es el típico pelmazo detestable que cosa que hace la embarra, partiendo con no tener talento alguno en los negocios, para luego hacer un video sexual gay que se viraliza y no sabe dónde meterse. Pero es sumamente cariñoso y romántico con Diego, su prometido. Mención honrosa para la vecina y la nana chismosa de la colonia o villa.


“La Casa de las Flores”.

Y cerramos en lo alto con la primogénita de la banda, Paulina (Cecilia Suárez), cuya particular forma de “hablaaaar así”, refleja la exageración y caricatura de las sufridas musas de las teleseries latinas, siendo tanto su plus, que ya hay un #PaulinadelaMorachallenge en internet. Aparte es la más inteligente y noble, siempre buscando lo mejor para su gente, sin juzgar los errores de sus viejos y empatizando con su ex marido, ahora su mejor amiga trans. La rosa de esta florería.

7. El Jardinero

Como último argumento se debe destacar el ojo y mente de su creador, Manolo Caro; joven escritor y director mexicano que sin superar los 35 años, ha ganado en su país premios y buenas críticas por sus películas: No sé si cortarme las venas o dejármelas largas, Amor de mis amores y Elvira, te daría mi vida pero la estoy usando. Todos films que vienen con este estilo y color por el pasado, pero llevados a los problemas de nuestra era, muy de La Casa de las Flores.

Muchos personajes que se mezclan, anecdotarios jocosos y emotividad en su punto. Enarbolando la identidad y sabor mexicano.


Manolo Caro y Verónica Castro.

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