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Imagen: César Mejías

Tener profesores empáticos es clave y esta fundación les enseña a ser así

Para Entre Niños, el pilar de la enseñanza se divide en tres dimensiones: la cognitiva, afectivo- social y la emocional. Sobre esto, ofrecen talleres online en los que trabajan para que el educador aprenda a escuchar y empatizar con el alumno.

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Muchas veces escuchamos lo difícil que es tratar con niños, en especial aquellos “problemáticos”. Las conductas son complicadas en el colegio, con los compañeros y, además, en sus hogares. Los padres no saben qué hacer, los profesores pierden la paciencia y una mano dura es entonces la única salida que pareciera verse al final del camino.

Pero en la Fundación Entre Niños decidieron pensar diferente. Ahí concluyeron que ante una situación similar, la mejor opción sería encontrar una salida pacífica al problema.

“En un mundo donde la convivencia social se hace cada vez más difícil, la incomunicación, la incapacidad para aceptarnos unos a otros tal como somos (…), una publicación que ayude a prevenir, en y con los niños, este tipo de problemas, es sin dudas, una buena noticia”, así parte el libro guía de la fundación, donde salen las especificaciones de cómo lograr un buen desarrollo de los niños, y cómo empatizar con ellos.

La historia de Jessica

Jessica Orellana es profesora de tercero y cuarto básico, del colegio San Ignacio de Coquimbo. Cuando le preguntan por sus alumnos, responde con una enorme sonrisa en su cara. Y es que se puede ver lo mucho que le gusta lo que hace y enseña, pero no siempre es fácil, cuenta.

De hecho, en un momento llegó a ser bien complejo. Todo partió cuando tomó un tercero básico y los niños no recibieron muy bien la noticia de que su profesora anterior los dejara, en especial uno de sus alumnos.

“Se sintieron un poco pasados a llevar, porque tenían otra profesora. Y uno, como persona, también tiene ciertas situaciones así, cuesta dejar un curso para tomar otro”, comenta.

Clase tras clase, Jessica intentó seguir avanzando con la materia y hacer que los chicos participaran, pero algo no estaba funcionando. Empezó a notar la agresividad en ellos, lo que la alteraba y hacía que su actitud en clases fuera aún más áspera. Esto les estaba afectando cíclicamente a todos.

Empezó a buscar en internet consejos y se encontró con la fundación Entre Niños y el curso online que ofrecían: “Conexión afectiva en la sala de clases”, enfocado en alumnos de 6 a 12 años. Un programa orientado en la relación docente – alumno, y en cómo contribuir a que ésta fuese más fuerte y eficiente.

“El estado de ánimo que tiene uno, influye en los niños”

La fundación Entre Niños tiene una historia que empieza en los años ‘80. Todo partió como un trabajo comunitario con pequeños de poblaciones vulnerables de Santiago.

“Nuestro foco era sus dificultades escolares, sin embargo, a poco andar, empezó a aparecer con fuerza el tema emocional. Eran los años de la dictadura, tiempos difíciles, de mucha conflictividad e inseguridad. El temor y la ansiedad que esto generaba en los niños de alguna manera nos llevó a pasar del 'apoyo escolar' al 'apoyo afectivo' en nuestro trabajo con ellos”, explica Ximena Valdés, directora de la fundación.

Con los años esto fue evolucionando hasta que en 2010, junto con otras profesionales vinculadas a esa experiencia, decidieron fundar Entre Niños para enseñar la importancia del desarrollo socio/afectivo de los niños.

Un paradigma de enseñanza diferente

Como nos dijo la profesora del colegio de Coquimbo, “el estado de ánimo de uno, influye en los niños”. Además, la lenta evolución de las metodologías educativas, chocan con la inquietud de muchos niños, provocando que el clima en las aulas no sea tan sencillo de manejar sin las herramientas adecuadas.

De esta forma, si el profesor no se da el tiempo de escuchar al niño y empatizar con él y sus problemas, el proceso educativo será mucho menos fructífero. Los pilares de la fundación dicen que es importante “saber y sentir que somos valiosos y competentes”.

Es por eso que en Entre Niños consideran una enseñanza con tres dimensiones: la cognitiva, afectivo-social y emocional, buscando capacitar a los profesores. Sabine Romero, pedagoga social y terapeuta familiar de la fundación, explica que lo que el taller para docentes hace, es potenciar el rol del profesor para formarlo en habilidades socioemocionales y socioafectivas.

“Son aspectos de la inteligencia emocional, que el niño sea capaz de identificar lo que le pasa, y que lo pueda poner en palabras, que pueda compartir sus experiencias, pueda digerirlas y elaborarlas”, explica Sabine.

La metodología para y con los niños

La educación afectivo-social y emocional, representa un pilar fundamental para la enseñanza cognitiva del alumno. La metodología se basa en que el niño aprenda a conectarse con sus emociones, saber manejarlas y comunicarlas, y a su vez poder generar comunicación con su entorno, sabiendo entender las emociones del resto.

El objetivo del curso es llegar a los menores a través del profesor, quien es el que pasa la mayor cantidad de tiempo durante la semana con ellos. Para esto, se les enseña una metodología de trabajo con recursos destinados a la sala clases.

Lo primero, es que se trabaja con cinco bloques “clave”:

  • ¿Quién soy yo?
  • Lo que yo siento
  • Yo y mi colegio
  • El lugar donde yo vivo
  • Yo, los niños y el mundo

Los dos primeros son parte de un desarrollo de conciencia de sí mismos, mientras los últimos tres, son para crear conciencia del mundo exterior y las interacciones con los demás.

Para lograr trabajar con estos bloques, el curso ofrece distintas dinámicas o recursos. Algunos de ellos son el Círculo (niños y profesores discuten sobre el clima de aceptación y respeto), el Libro (dibujos en torno a un tema, que luego se unen todos, ej.: El Libro de las Alegrías), el Mural (creación grupal de una realidad), Papelógrafo (registro escrito de las cosas más importantes dichas por los niños en cualquier contexto), el Noticiero (cada niño comparte “su noticia”, una vivencia o situación que, según él, es de interés), entre otros.

Todos los ejercicios finalmente ayudan a que el docente pueda transmitir sus emociones, y a su vez enseñarle a sus alumnos a decir qué es lo que les pasa, para así poder entender lo que a sus compañeros les pasa, creando un ambiente de empatía.

“Hay muchas personas que en su vida cotidiana presentan dificultades relacionadas con no sentirse queridas, con temor a expresar lo que piensan y sienten (…) como consecuencia de ello, su bienestar emocional se ve afectado, como también la relación y comunicación con los demás”, explica el libro de guía.

Los resultados que ha tenido el taller

Hasta ahora, todo suena ideal pero ¿cómo se ha reflejado esto en la experiencia de los participantes del taller?

Jessica, quien estuvo a punto de quebrar con la situación que vivía con sus alumnos, hoy dice que ha logrado una conexión que jamás imaginó posible. Esto, en especial con un niño que mostraba una actitud negativa constantemente. “Esas quejas me hicieron sentir muy mal, tenía pena porque no lograba encantarlos para que tuviéramos un buen año (…) no sabía si era yo, si eran los niños, si era la edad de los niños”, cuenta.

La profesora admite que el taller hizo que cambiara su switch. El cambio partió por ella, que empezó a escuchar a los niños, acompañarlos, ser empática con sus problemas y a cobijarlos. “Yo me sentía que estaba por arriba, yo era la profe y tenía que pasar los contenidos”, cuenta Jessica, pero que rápidamente con el curso que tomó, se dio cuenta que eso no era lo esencial en la sala de clases.

Yo tenía que contenerlos, en sus penitas y en sus alegrías, y ver qué era lo que ellos querían también, y desde ahí, llevarlos a lo que yo necesitaba”.

Jessica no fue la única. Ana Luisa Muñoz, profesora en la Escuela República de Alemania de Rengo, en la región de O'Higgins, también nos contó su experiencia una vez que tomó el taller online. Para ella, lo que más le hizo sentido fue el llegar a conocer sus propias emociones y controlarlas, cuáles eran sus propias debilidades y fortalezas.

“Yo tenía niños con hartos tipos de problemas: de disciplina, de comportamiento, de rabieta, tengo niños que tienen problemas un poco más graves, de familias disfuncionales. Esto me ponía nerviosa, como de qué era lo que yo podía hacer”, cuenta Ana Luisa.

Hoy eso ya no es así, y afirma que los cambios que tuvieron sus alumnos hicieron eco en sus casas. Los apoderados la llamaron para agradecerle por el cambio que había logrado en sus hijos, quienes estaban más calmados.

La directora de Entre Niños, Ximena, afirma que implementar este programa al trabajo de acogida de estos centros de SENAME, podría, por ejemplo, significar un gran aporte en especial cuando se trata de niños hasta los 12 años (y sobre todo considerando la crisis por la que atraviesa la institución).

“Estos centros atienden a niños que han sufrido una grave vulneración de sus derechos y que por orden de un Tribunal, han sido internados, y por tanto, separados del cuidado parental (…), esto tiene un doloroso impacto en sus vidas”, explica Ximena.

¿Cómo participar de estos talleres?

Hasta ahora se han llevado a cabo dos talleres online para docentes, y lamentablemente ya se cerraron las inscripciones. Sin embargo, si eres profesor y estás interesado, puedes partir por ingresar a Entre Niños para ver el material descargable y estar atento para cuando se abra el próximo taller.

¿Crees que esta metodología puede ser efectiva?

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