Una fiesta en la que puedas escuchar los sonetos de Pablo Neruda y las canciones de Violeta Parra; donde puedas saborear sopaipillas con pebre, empanadas, pan amasado, chupe de centolla, cordero al palo en fogón magallánico, tomar terremotos, mote con huesillo, vinos nacionales y bajativos ilimitados y luego bailar cueca, escuchar payas y cantar folklore. Y no es el dieciocho ni una fonda. Es una experiencia cultural y gastronómica de primer nivel y de forma permanente todos los días del año.

Es la nueva apuesta del barrio Bellavista, “De Pablo a Violeta”, que busca ser el nuevo panorama gourmet para quienes quieran disfrutar de una verdadera experiencia criolla en todo su esplendor, en especial extranjeros que busquen zambullirse en poco tiempo en las tradiciones de nuestra nación. ¿Por qué experiencia? Porque en tres horas los asistentes podrán recorrer Chile en un solo lugar a través de platos típicos, manifestaciones culturales y clásicos bailes del folklor chileno, acompañados de anfitriones que se toman en serio el “siéntanse en su casa”.

En noviembre, la antigua casona patrimonial de adobe de calle Purísima, abre sus puertas al público,restaurada y convertida en un centro cultural gracias al apoyo de Corfo, apostando por ser una gran fonda de lujo, que aspira a ser el primer dinner show de la capital, en el que están dispuestos a recibir a turistas de todo el mundo y a compatriotas amantes de la buena comida y de la cultura criolla.

Daniel Muñoz, el destacado actor chileno, es quien dirige el espectáculo y cuenta que De Pablo a Violeta “es la casa de don Pablo y doña Violeta que invitan a sus comensales a disfrutar un paseo por Chile, esa es la idea. Donde la música, el espectáculo, el canto y el baile se mezclan con la comida y los tragos criollos”.

Una experiencia de cultura y sabores

Cuesta creer que tras una pequeña puerta en pleno barrio Bellavista, se encuentre una tremenda casona antigua restaurada, donde lo rústico (el adobe y la madera) combina con lo moderno en perfecta armonía. Al entrar, los anfitriones te invitan a pasar de inmediato al patio interior en el que el protagonista es sin duda el fogón magallánico que luce un cordero al palo humeante que literalmente te hace agua la boca.

Ponchos, chupallas, risas, payas, guitarreos y buena onda se apoderan del lugar de inmediato y empiezan a correr los ilimitados pisco sour en vaso de greda, champaña, vinos, terremoto, empanaditas, arrollado de huaso, sopaipillas con pebre, ostras chilotas, ostiones, entre otras degustaciones. Todo espectacular.

De forma paralela al cóctel, los anfitriones bailan cueca, vals chilote, improvisan payas y recitan poemas, todo en un ambiente completamente distendido que invita a compartir y a reírse de buena gana. Y mientras, en un salón interior se proyectan imágenes de Chile y distintos grupos folklóricos irrumpen con bombos, charangos, guitarras, arpas, zampoñas y acordeones, y representan bailes típicos, todo siempre bien informal, con muchas tallas e improvisaciones.

Luego, un afilador de cuchillos da la señal e invita a los comensales a pasar al comedor, que en realidad es un verdadero anfiteatro de techo altísimo, dos pisos y vigas de maderas a la vista, y donde las mesas están dispuestas de tal forma que permite que todos puedan disfrutar del espectáculo que se da en el escenario, además de compartir y conversar sin problema.

Aquí comienza la propuesta artística dirigida por Daniel Muñoz, quien se sienta entre los comensales como un invitado más; y el espacio se llena de cueca porteña, valses, cofradías altiplánicas, diabladas de La Tirana, el tradicional sau sau de Isla de Pascua, entre otros, todos representados por actores y bailarines de primer nivel que cumplen su rol a la perfección. Y mientras unas mujeres de delantal y pañuelo blanco pasan repartiendo maní tostado en sus clásicos envoltorios, y los garzones se encargan de rellenar las copas con el vino de la casa “Selección Pablo Neruda”, una de las nuevas líneas de la Viña Undurraga que cuenta con Cabernet Sauvingnon de Rapel y Sauvignon Blanc de Leyda.

Y mientras todo esto está pasando, empieza a llegar el desfile gastronómico de preparaciones chilenas clásicas. La entrada consta de un ceviche y un tártaro de centolla con espárragos gratinados. El plato de fondo son tres opciones: caldillo de congrio nerudiano, chupe de centolla austral gratinado con parmesano o el cordero magallánico asado con papas chilotas y verduras. El postre es una degustación de sabores dulces chilenos típicos: leche asada, torta curicana, peras al vino y mote con huesillos.

El broche de oro se da luego en el salón principal, donde se pueden degustar bajativos típicos como araucanos, navegados, enguindado, combinados y terremotos. Y así se cumplen las tres horas de fiesta , que si bien se pasan volando, valen completamente la pena, porque es difícil encontrar en un solo lugar comida de primer nivel, música en vivo instrumentalizada, bailes profesionales y lo mejor, es que el ambiente no es empaquetado, sino todo lo contrario: una excelente combinación entre distención, humor y grata compañía. De verdad hace sentir a todos en casa.

De Pablo a Violeta - Experiencia from De Pablo a Violeta on Vimeo.

La función se da todos los días de 20:30 a 23:30 y todo está incluido en un precio único por persona.

Purísima 251, Recoleta. Reservas: patricia@depabloavioleta.com. www.depabloavioleta.com.