Aquí no vamos a hablar del robo que el equipo de La Ruta de la Felicidad acaba de sufrir en Valparaíso. De eso se han encargado los otros medios. Tampoco de que tienes que dejar todo de lado, tomarte un año sabático e imitar esta aventura, porque eso es idílico. Vamos a hablar de las increíbles historias que por más de siete meses se han ido documentando en esta travesía, la que mañana comienza su última etapa en el norte de Chile. Para eso conversamos con su protagonista, Alejandro Fernández, “el Pollo”, quien nos contó parte de lo vivido y aprendido de esta linda experiencia y lo que pretende hacer con ella.

La foto anterior es sólo una humorada. Esto no se trata de una imitación de Into the Wild, la clásica película de Sean Penn basada en el libro de John Krakauer en la que un joven profesional decide dejar todo de lado, y alejarse de la sociedad para aventurarse al contacto extremo con la naturaleza porque estaba cansado de su vida y su contexto social. No se trata de un hippie, ni de un nómade ni de un ermitaño. Todo lo contrario, esta aventura no busca alejarse de las personas, sino acercarse. Llegar a lugares remotos y compartir un mate, una fogata, un curanto, un vino, una alojada, o la instancia que sea, pero buscando siempre una buena conversa. ¿Con qué fin?, con descubrir qué hacen los chilenos para ser felices, y con la firme idea de que “existen tantos caminos de felicidad como personas en Chile”.

Es la travesía de Alejandro Fernández, un joven abogado, que mientras trabajaba en políticas púbicas con la ex ministra del Sernam y Educación, Carolina Schmidt, y después de vivir un año y medio en la población La Bandera de San Ramón; decidió llevar a cabo su sueño de recorrer Chile en una kombi del año 88, con el fin de descubrir qué hace felices a los chilenos, y con la idea de traspasar esas experiencias a todo el país, y a futuras políticas públicas.

- ¿Esta idea de pescar una kombi y viajar por Chile recolectando historias de dónde nació?

"Cuando viví en La Bandera, encontré la experiencia que estaba buscando. Me metí en la población, conocí a sus vecinos, conversé sobre lo que sueñan, qué Chile quieren. Y me di cuenta que en políticas públicas hay muchos expertos pero poco terreno. Y a raíz de eso, y después de terminar mi trabajo en el gobierno; decidí partir para otros lugares a buscar lo mismo, y eso es lo que he estado haciendo estos últimos siete meses”.

“Cuando empecé el proyecto pensé que muchos viejos sobre todo más conservadores me iban a decir: cabro tonto. Eres abogado de la Católica, trabajas en el Gobierno y te vas a recorrer en kombi en vez de buscarte una pega bien, una señora y casarte, etc. Y sabes que no me ha pasado nunca, de hecho todo lo contario. Personas ultra conservadoras me han dicho: qué bueno que te atreviste, me encantaría haberlo hecho. Y ahí te das cuenta que el tema de seguir los sueños le hace sentido a mucha gente”.

“Hoy somos un equipo grande de siete personas de trabajo fijo. Nuestro director es Nicolás Casanova y tenemos oficina acá en Santiago en la que se trabaja el guión, montaje, comunicaciones, producción y dirección; y en la ruta misma, arriba de la kombi, somos tres: José María de la Vega y Franco Tempio, que son los camarógrafos, y yo”.

- ¿Cómo trazaron la ruta y la selección de lugares?

“El itinerario es una mezcla de todo. La idea es tener cierta representatividad equitativa entre las regiones. Darle prioridad a las localidades más aisladas, a las más distintas. Más protagonismo a los pueblitos que a las ciudades grandes, y más prioridad a los lugares que muestren más diversidad en términos culturales. Para esto nos ayudamos con Paul Landon de Tierra Adentro y su señora, que han sido como padrinos del proyecto, y nos ayudaron a armar el mapa.

"La idea era y es contar con un abanico de todo tipo de historias de chilenos: profesionales, obreros, jóvenes, ancianos, niños, emprendedores. Chilotes, nortinos, mapuches, pescadores, afroamericanos del norte, y así personas de todas partes y culturas de Chile. Entonces la selección de lugares también tiene que ver con las historias que queremos contar y con lo que fuimos encontrando en ruta”.

- ¿Qué tanto hay de pre producción y qué de improvisación en la selección de las historias?

“Partimos obviamente con parte del terreno tanteado. Mario Cuche fue el periodista encargado de hacer la pre producción. Partió el viaje un poco antes que el resto del equipo, buscando historias y localidades. Por lo que al final, la mitad de los personajes y de las historias que conocimos ya estaban dateadas a través de Mario, y la otra mitad son encuentros casuales, datos de gente del lugar, encuentros fortuitos, porque siempre quise que existiera ese equilibrio”.

- ¿Qué has aprendido de las personas con las que has compartido en este viaje?

“ He descubierto que la felicidad está en la sencillez, en esa actitud más desprendida. Que está en la vida en comunidad. En sentirse parte de un lugar, poder saludar a la gente, sentirse protegido. En contar con esas redes que se generan en los pequeños pueblos que generan un gran bienestar”

“Por ejemplo el tema de la inclusión en los pueblos pequeños se da mucho más fácil, porque no tienes varias escuelas, tienes 1 o 2, entonces se da automático que el hijo del agricultor sea compañero del hijo del temporero, y conviven porque así es la realidad. No hay segregación porque no hay espacio para que se genere”.

Un pequeño trailer de lo documentado

“En Villa Ohiggins conocimos a Mauricio, un personaje interesante. Un tipo que era de Temuco, y que a los veinti tantos años llegó mochileando a Villa O´higgins y le encantó. Años después tomó la decisión de irse a vivir allá. Dejó su pega y se fue con su mochila y nada más. Quería instalarse en un terreno y estuvo meses negociando con un gaucho, y mientras tanto dormía en una carpa en ese mismo terreno. Logró comprarle el terreno y empezó él mismo a construirse su casa con la madera que estaba ahí”.

“ Él practica la permacultura, todo este rollo ecosustentable. Hoy tiene unos baños secos, que generan abono. No paga cuentas. Para la luz tiene una bicicleta conectada a un generador., entonces cuando la gente quiere cargar su celular, tiene que pedalear para cargar la batería. Esto para generar conciencia de lo que se gasta en energía. El mismo calor que genera la cocina lo tiene conectado para el agua caliente de la ducha, tiene termopaneles, ecoladrillos. Su coherencia y convicción son notables, y súper razonable porque tampoco anda apuntando con el dedo a la gente que no lo hace. Su discurso es súper tolerante. Armó un camping y en el verano llega harta gente y recibe voluntarios de otros países que vienen a aprender este tema de la permacultura”.

“ Jarry, es un finlandés de Puerto Natales que tenía una historia bien interesante. Él era un gerente de una empresa grande en Finlandia. Prototipo de un tipo exitoso del mundo comercial, empresarial, full pega, que no tenía tiempo para la familia, incluso se separó, y de repente le bajó esa crisis existencial a los 50 años y se preguntó ¿qué estoy haciendo con mi vida?, necesito saber qué es lo que me hace feliz, necesito salir a buscar mi destino. Y ahí agarró sus cosas y se fue a viajar. Viajó como un año y medio y en todas estas vueltas, se pega un cambio de switch absoluto y se da cuenta que tiene que cambiar su forma de vida y se encontró con una chilena en el camino y se fueron a vivir a Puerto Natales”.

“Armaron un hostal que se llama Wild, muy inspirado en Into the Wild. Y al preguntarle qué cosas ha aprendido en la Patagonia, decía “a parar de correr”, a mirar a la gente, conversar con las personas. A perder un minuto, pero ganar un amigo. Y es muy ilustrativo de la gente que vive en la Patagonia, la gente de verdad que vive a otro ritmo Los santiaguinos nos estresamos y en realidad entienden mejor cómo vivir la vida. Se dan el tiempo para tomar un mate conversado, donde las relaciones humanas son más importantes”

“También estuvimos con un lonco de una comunidad Huilliche y vivimos en una ruca, al sur de Chiloé. Nos trataron increíble. La relación que tienen con la naturaleza ha sido poco comprendida. La mirada de occidente es mirar a la tierra como una fuente productiva y por eso creo que se da la asociación de relacionar a los mapuches como gente floja. Pero hay que entender que la vinculación de ellos con la naturaleza es distinta. Ellos la cuidan, sacan lo necesario, buscan el equilibrio en el uso del recurso, para ellos la tierra es sagrada y eso hay que entenderlo, no tiene nada que ver con la flojera”.

“Y todo el tema de las tierras me he dado cuenta que tiene que ver más por un tema de orgullo, de reconocimiento. Por muchos años fueron muy discriminados, dejados en el último escalón de la sociedad, y todavía hay mucha discriminación. Y lo que pasa es que encontraron un argumento histórico, un espacio donde aferrarse y posicionarse frente a la sociedad. Los pobres en Chile tienen el mismo rollo, pero no tiene cómo pelear. El mapuche tuvo "la suerte" de haber encontrado este sustento histórico jurídico para poder defender algo. No pasa por tierras más, tierras menos. Quieren ser reconocidos como un par, un trato decente.”.

Y como estas historias hay muchas otras que puedes revisar  aquí.

- ¿Qué le falta a Chile para ser un país más feliz?

“Encuentro que a los chilenos nos falta cuestionarnos más sobre la felicidad y jugárnosla por ella. No estoy diciendo que tenemos el éxito asegurado si lo hacemos, hay muchas veces que uno apuesta por una cosa y no resulta, pero por lo menos intentarlo. Un elemento que se repite mucho en la gente de las historias es que se mueven por algo, y eso tiene que ver con el riesgo, con el atreverse. Ojalá no esperar llegar a jubilarse para hacer las cosas que uno quiere. Y no tienen por qué ser cambios drásticos, puede ser a pequeña escala, ir cumpliendo los sueños en la medida de lo posible. Y falta atreverse y ser más conscientes de eso”.

“En lo personal, pongo mi experiencia. Yo trabajé 4 años en el gobierno y fueron una tremenda experiencia; pero en gran parte no fui consciente porque estaba tan arriba de la máquina que se me pasaron esos 4 años volando. Hay que tratar de ser más conscientes de la propia vida, no perder eso. Vivir el crecimiento de los hijos por ejemplo y no quejarse después de “en qué minuto crecieron tanto”.

-¿Qué tipo de políticas públicas se podrían promover para que Chile fuese un país más feliz?

“Pensando en el desarrollo país creo que el rollo de las ciudades gigantes está colapsado. No da no más, no funciona. Pensaría en un modelo de desarrollo de micro comunidades. Me encantaría que la cultura de la Patagonia se pudiera replicar en Santiago por ejemplo. Ese nivel de confianza, de vida en comunidad, de inclusión, pero no se va a dar no más, porque este modelo es poco sustentable. En términos de país uno debiera ojalá apostar hacia pequeñas ciudades. Yo soy súper defensor de la libertad, pero en esos temas yo sería un poco más regulador y pondría ciertos límites al crecimiento de las ciudades. Y no sólo Santiago está colapsado. Castro en Chiloé también, Valparaíso, Puerto Montt, Talca, Concepción, etc. Todo el tema de la inseguridad, del estrés, de los malos hábitos, del descontento en general es como el vicio de las grandes ciudades. Hay una relación directa entre el tipo de ciudad y la forma de ser de las personas.

“Y esto tiene que ver con un tema de colapso, de espacio, pero también por un tema de expectativas, de ese hiper consumismo, de esa locura por el éxito. Yo no soy crítico de la libertad económica, creo que ha generado un montón de cosas buenas en términos de crecimiento, oportunidades y pobreza; pero también creo que no podemos fijar nuestras vidas en eso. Una cosa es verlo como un instrumento y la otra es ponerlo como la meta en tu vida. Y las grandes ciudades lamentablemente se están enfocando en eso”.

“Por otro lado se necesita una educación más coherente con las localidades en las que se enseña, una educación mucho más abierta que te muestre más caminos, dejar de pensar la educación netamente para efectos de estudiar en la universidad. Mostrar más alternativas, porque el que no cabe en ese camino, se frustra. Y un niño frustrado, es a la larga un adulto frustrado también”.

- Están entrando a la etapa final ya. ¿Qué es lo que les va quedando, y qué pretendes hacer luego con todo el material?

“Ahora estamos preparándonos para la última etapa, mañana seguiremos a la V región y después seguir para el norte hasta Visviri en Parinacota, y en diciembre terminar en Isla de Pascua. Mientras, con todo el material estamos trabajando para todos los formatos, lo que ha sido bien desafiante también. Estamos haciendo la web serie que debe llevar unos 10 capítulos, pero que son 40. Vamos a hacer otro formato de serie documental de 12 capítulos para la televisión, y además una gran película final de dos horas que queremos que sea la joyita. Va a contener lo mejor en imágenes e historias, y la idea es llevarla a festivales y todo eso. Y quizás escriba un libro también. Material hay infinito, lo importante es ver cómo difundirlo y tratar de llegar a la mayor cantidad de gente posible”.

- ¿Qué es lo que más rescatas de esta experiencia?

“Ha sido tan intenso el viaje que todavía no logro absorberlo bien. Necesito tiempo para decantar todo lo que me ha pasado, todo lo que he vivido. Y ha sido tan increíble que no solo quiero atesorarlo como una experiencia personal, sino transmitirlo de una forma, darle una utilidad. Me sigue interesando el tema público, las políticas públicas, y esta experiencia sirve mucho para eso. Muchos amigos se han ido a estudiar políticas públicas a Estados Unidos, para mí éste fue mi magister, y en lo personal y sin desmerecer, a mí me hace más sentido esto. El trabajo que realicé en el gobierno me dio ya la experiencia más teórica, más dura en cuanto al tema. Ésta es puro terreno y eso es clave, porque gran parte de las decisiones que uno toma se basan en experiencias personales, aunque no lo quieras. Y creo que gracias a este viaje voy a tener un abanico de personas en quien pensar antes de tomar decisiones, y eso me reconforta.

“Pero a grandes rasgos, la experiencia ha sido pura ganancia. Con la mayoría de las personas que he conocido seguimos hablando siempre, por Facebook y whatsapp, y la gracia es que he generado muy buenos vínculos en todo Chile. Después voy a poder volver cuando quiera y me voy a encontrar con amigos, y eso es impagable. Soy un completo afortunado”.

Les dejamos el último video en el que Jonathan, un joven y talentoso payador de Cerro Castillo respondió sobre la felicidad en payas improvisadas y cuya base está en que  "para ser felices tenemos que vivir la vida para cumplir nuestros sueños”. Para el Pollo estas rimas resumen en gran parte lo que ha descubierto en esta Ruta de la Felicidad, porque “en pocas palabras, Jonathan dijo todo lo que yo he tratado de expresar en esta entrevista".

Y tú, ¿qué estás haciendo en tu vida para ser feliz? :)