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Imagen: Gojko Franulic

Cómo autopromocionarse (sin ser un pedante)

Por miedo a ser criticados o por vergüenza, no nos atrevemos a revelar las buenas cualidades que tenemos, perdiendo importantes oportunidades en el trabajo y otras situaciones. Aquí hay 6 consejos para "venderte" sin ser un pedante desagradable.

Por Magdalena Araus @mmaraus | 2015-04-30 | 07:00
Tags | trabajo, entrevista, ascenso, habilidades, capacidades, fortalezas, autoestima, autopromoverse, promocionar

¡No seai' vendido!, Pff, éste se cree el hoyo del queque, ¿A quién le ha ganado? Tres frases icónicas para invalidar a las personas demasiado seguras de sí mismas, pues toda la vida nos han enseñado a ser humildes y no creernos el cuento más de la cuenta. Buen consejo madres, a nadie le gustan los pedantes que andan con su rosario de sus virtudes a mano para lucirlo en todo momento. En Chile, los agrandados caen mal.

Lo cierto es que todos hacemos cosas buenas, tenemos habilidades y hemos alcanzado alguno que otro éxito, por más pequeño que sea. ¿Hemos de esconder esa realidad? Cuando de trabajo se trata, no ponernos un "precio" nos puede costar caro, y el no querer ser desagradables nos puede hacer perder buenas oportunidades. Por eso, aquí aparece la opinión políticamente incorrecta:  no tiene nada de malo venderse a uno mismo.

Promover lo bueno que tenemos (o somos) nos puede ayudar a lograr grandes cosas e incluso ayudar a otros a mejorar en su desempeño, la clave está en hacerlo bien. Es una habilidad importante en el mundo de hoy, si es que queremos conseguir un trabajo, progresar en nuestras carreras y ser reconocidos por nuestros logros.

¿Qué significa venderse sanamente y cómo se hace? Tomamos los mejores consejos de personas que analizan este fenómeno del marketing personal en Forbes, Harvard, Fast Company y el Huffington Post. Estos son los resultados, atentos:

Promueve tus logros, no tu persona

Autopromoverse no se trata de ser narcisista o egoísta, hay que tener claro eso. Es simplemente mostrar algo especial que hayas logrado gracias a tus esfuerzos. Piensa: ¿Qué es lo último o más importante que has hecho y de lo que te sientes orgulloso?

Advertencia: para no convertirte en un "yo-yo" de éxitos, siempre muestra cómo esos logros en el trabajo pueden aportar a objetivos más amplios, al fin y al cabo, para eso uno los hace. Muestra cómo eso tiene un valor para tus compañeros de trabajo, un proyecto o la empresa en sí misma, recomienda la experta en comunicaciones y liderazgo Judith Humphrey.

Demuestra tu utilidad

Seamos claros, podrán escuchar tus anécdotas interesantes sobre el mar, pero a nadie le interesa que promuevas constantemente tus habilidades como surfista en el trabajo. No sirve. Señala cómo tus habilidades y logros son útiles para aquello que sea necesario resolver, no todos tienen claro qué aporte puedes dar a partir de tu experiencia. La mejor manera es hacerles el trabajo tú y abrirle los ojos para que visualicen tu utilidad, recomienda el especialista en marketing y orador, Dorie Clark.

Habla de hechos, no de valoraciones

No te pongas etiquetas que no te corresponden, sino que habla de acciones concretas. Por ejemplo, llamarte a ti mismo un "experto en comunicaciones" es ambicioso y generará desconfianza. Mejor será que cuentes cuántos seguidores tienes en Twitter y qué has descubierto del marketing a través de los medios online que podría ayudar mejor a tu empresa… deja que los demás sean los que juzguen tu capacidad a partir de tus logros.

Clark agrega que una manera atractiva de mostrar tus adjetivos a través de hechos, es contar buenas historias. Demuestra tu experiencia con un relato convincente que con su desenlace convenza a quienes tienes enfrente de lo que puedes lograr. No eres un buen trabajador en equipo porque sí, lo eres porque aquella vez lograste unir a tu oficina dividida bajo un mismo objetivo y diseñaron un proyecto innovador. Importante: procura que las historias sean relevantes.

No pienses solo en ti

La vanidad no cabe aquí, si vas a reconocer tus fortalezas, haz lo mismo con los demás. Apóyalos también en sus capacidades, valora a tus compañeros contando sus logros y presentándolos a quienes les pueda interesar, aconseja Dan Schwabel, experto en el valor de la autopromoción. Además, cuando pones la atención fuera de ti mismo, se logra un mejor ambiente de relaciones o clima laboral y todos están más dispuestos a colaborar.

Insiste

Nunca dejes de "vender". ¿A qué se refiere esto? Tendemos a esperar que las cosas nos lleguen, que caigan del cielo, que nos vengan a buscar, pero hay que ir a la montaña si queremos conseguir algo y por eso hay que ser activo. Recuérdale a tu entorno para qué eres bueno, si quieres un ascenso, anda donde tu jefe y déjale en claro tus intereses y cualidades, lo mismo cuando buscas un trabajo nuevo, enfatiza Humphrey. No basta con ser un excelente profesional, hay mucha competencia, eso se debe notar.

La famosa bloggera Susannah Breslin, agrega que es bueno trabajar en red, con personas que admiras, conocerlas y que te conozcan. A fin de cuentas, cuando alguien tenga que recomendar para un puesto, pensará primero en quien tiene más presente.

Advertencia: hazlo sin ser extremadamente desagradable, nadie quiere mosquitos en los oídos.

Sé sincero

Aunque te estés vendiendo a ti mismo, nunca debes dejar de lado la humildad. Sí, estás mostrando principalmente tus fortalezas, pero jugar al superhéroe que logra todo sin problemas no solo genera rechazo, es falso. Si vas a hablar de algún éxito importante en tu vida, cuenta el proceso de cómo lo lograste, los esfuerzos que tuviste que hacer, los obstáculos a enfrentar e incluso las caídas. Clark se refiere a que puedes decir perfectamente "Hablo japonés sin problemas" y dejarlo ahí, pero sería mucho mejor si lo acompañas con un "tuve la oportunidad de tomar un curso gratuito gracias a la universidad y luego de mucho estudio logré hablarlo". Está en tus manos.

Siguiendo estos consejos y siendo mesurado, autopromoverse puede ser de gran ayuda no solo para conseguir un trabajo o un ascenso, sino para ver el mundo de una manera más positiva, mejorando nuestra autoestima. Es, al fin y al cabo, ponernos en el lugar de la sociedad que nos corresponde con una paleta personal de ingredientes para ofrecer nuestro aporte.

¿Crees que promocionarse así es una buena vía para lograr lo que buscamos? ¿Qué otros consejos darías?

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Comentarios
Víctor Salinas Ponce | 2015-05-08 | 22:59
2
Que buen artículo. Esto de autopromocionarse es realmente un Issue cuando uno empieza en el mundo laboral.
Más allá de lo que me enseñó lo que acabo de leer, que es valioso y "me lo llevo", me puse a reflexionar sobre las microviolencias del lenguaje y la cultura.
En Chile pareciera que el que quiere sobresalir está cometiendo una falta, donde lo socialmente valorado es ser "del montón" y el que sobresale debe "asumir las consecuencias". En algo super concreto: Cuando tenemos un colega/compañero/amigo que es realmente sobresaliente, implicitamente lo reconocemos como sobresaliente pero mediante un lenguaje ambiguo y humorístico - "ya po, pero pa que querí mi ayuda, si tu te las sabis todas jajaja" que si bien es una broma, esconde un individualismo, que lejos de querer aprender del otro, deja sólo a "quién sabe más o ha sido reconocido como mejor".
Junto con ello, esta arraigada una cultura de historias más cercanas a la anécdota que a la épica (Estuvo rebueno lo que escribió Rodrigo de la garra charrua). Por ejemplo: En un carrete/reunión de equipo/ after, son más valoradas las historias de algo que salió mal, e incluso provoco verguenza, que aquellos relatos sobre algo que salió bien y donde te queda el sabor de que "el que la sigue la consigue".
Me he dado cuenta, en una muestra no representativa claro y cuya validez es cuestionable jajaja, que cuando alguien cuenta un par de historias anecdóticas sobre algo que salio mal todos lo escuchan atentos y ríen con él/ella, pero cuando cuenta sólo una historia de algo que hizo bien, suele ser tildado de autoreferente.
Todos tenemos cosas de las cuales sentirnos orgullosos, valoremos las propias y las de otros, porque aquellas sesiones de coaching de algún gringo superestrella, no son más que historias bien contadas que nos dejan una enseñanza y todos podemos enseñar/aprender de otros.

Saludos y buen artículo.
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