Había una vez, un país que tenía una gran cantidad de escritores, pero muy pocas personas los leían en el resto del mundo. A este largo y angosto país se lo conocía mundialmente por su refinado cobre, sus uvas frescas con las que elabora célebres vinos, y sus salmones obtenidos del océano al que mira. Con todos estos productos de exportación se asociaba a Chile, pero con su tesoro editorial, el mundo parecía ignorarlo de forma misterial.

Un día, la Cámara Chilena del Libro, la Asociación de Editores de Chile y la Agrupación de Editores de la Furia, decidieron reunirse para elaborar un plan de impacto, con medidas a corto, mediano y largo plazo, el que busca llevar los libros chilenos a todos los países del mundo en la mayor cantidad de lenguas parlantes. Para identificar y abordar cada uno de los ejes estratégicos, Santiago Creativo de CORFO jugó un rol de facilitador y acompañante permanente del proceso de trabajo, que terminó en un documento bautizado "Estrategia de Internacionalización del Sector Editorial".

La visibilidad de los libros en el exterior, no quedará al azar. En los próximos 10 años, el desafío es fomentar el intercambio cultural a través del libro como objeto simbólico, diversificando y consolidando su presencia en el exterior. Se potenciarán mecanismos conjuntos de comercialización y distribución de la producción, con un sector editorial e instituciones públicas relacionadas con el libro y la cultura, comprometidos por la causa.

Cuenta la leyenda (y estudios serios), que los libros no solo generan satisfacciones personales, sino que se incrementan la capacidad productiva, lo que incluso puede contribuir a la generación de flujos económicos o culturales. Los libros tienen un impacto en la conversación, transmisión y desarrollo de la cultura de un país. Son parte de la identidad nacional y en un mundo globalizado es más fácil propagarla al mundo.

La otra independencia

Ya nos hemos independizado de España antes. Lo venimos haciendo desde 1810 y aunque cueste creerlo, lo seguimos haciendo hasta el día de hoy. En el lanzamiento de la estrategia, Paulo Slachevsky, presidente de la Asociación de Editores Independientes, aseguró que somos un país muy dependiente de lo que se produce en España, que mantiene una lógica colonial en el circuito del libro, donde esencialmente somos un país comprador cuando tenemos una enorme producción creativa y de muy buena calidad, que perfectamente puede circular por Latinoamérica y España, y a otras partes del mundo, a través de las traducciones.

En concreto, desde abril de 2015, se buscará visibilizar la edición chilena y generar mecanismo conjuntos de comercialización y distribución, a través de la creación de un centro exportador representativo del sector editorial. Esta entidad, que contará con la participación activa de las tres asociaciones que gestionaron la estrategia, se hará cargo de manera directa de parte significativa de la exportación de los libros editados en Chile, como también ser un espacio articulador para la venta de derechos de la edición local como de la venta de los libros digitales chilenos.

Los tres ejes

Las tres labores del centro exportador son las principales líneas de acción del plan de internacionalización y se mencionaron en orden prioritario:

1. Exportación de libros editados en Chile:

Los clientes son distribuidoras, librerías, bibliotecas, instituciones públicas y lectores en el exterior. Se venden libros en formato impreso desde nuestro país.

Los mercados de interés en este ámbito son, –en orden de importancia–, los países fronterizos (Argentina, Bolivia y Perú), México (a través de la FIL de Guadalajara), Colombia y otros países de Latinoamérica, España y EE.UU.

2. Articulador para la venta de derechos de la edición local:

Los clientes son mayoritariamente editoriales o agentes de otras latitudes.

En este los mercados de interés son, –en orden de importancia–, EE.UU., Feria del Libro de Frankfurt, FIL de Guadalajara y España.

3. Articulador para la venta de los libros digitales chilenos:

Los clientes son distribuidores de libros digitales.

Acá los mercados de interés, también en orden de importancia, la Feria del Libro de Frankfurt, Feria del Libro de Bolonia, FIL de Guadalajara, Feria del Libro de Sao Paulo, Feria del Libro de Londres.

En los tres casos, el centro exportador debería generar modelos para jugar un rol de asesor y/o operador directo de las ventas, según opciones de las editoriales. En este ámbito, se quiere formar una red de librerías público/privadas en Chile y Latinoamérica, que aseguren un espacio de exhibición de la producción editorial del continente.

Para capacitar a los agentes de la industria editorial en la internacionalización del sector, se quiere equilibrar, consolidar y desarrollar las competencias necesarias del capital humano., Se harán capitaciones en idiomas y conocimientos técnicos que permitan especializarse a los editores en comercio internacional y la generación y desarrollo de redes que faciliten la capacitación interna.

Para tener el compromiso de las institucionales publicas desarrolladas con la industria editorial, se difundirá la estrategia al interior del sector y otros actores como Consejo del Libro, Consejo de la Cultura, ProChile, Dirac, Corfo, Dibam, SECH, Letras de Chile, etc., para contar con su apoyo.

Colorín colorado, este cuento ha comenzado.

¿Te gustan los libros chilenos? ¿Cuál recomiendas?