Hay guaguas que aparecen muertas en basurales. Una sentencia tan cruda como real. Como pasa en el mundo, pasa en nuestro país. Eso sí, hay lugares en el mundo donde se han tomado medidas para prevenir el infanticidio, pero nosotros no somos parte de ellos. Es más, nuestras políticas públicas pueden estar alentando que eso ocurra, con una ley que penaliza a las mujeres que abandonan a sus recién nacidos en hospitales. ¿Entonces a dónde van? Antes, las dejaban afuera de los conventos, hoy, el lugar más remoto que encuentren, muchas veces, un basural.

La primera vez que la bancada femenina del Congreso apoyó una iniciativa de manera transversal, fue el 2012, luego de que aparecieran tres guaguas en el sistema de alcantarillados de Puerto Montt. Sin distinción de partidos políticos, las parlamentarias presentaron un proyecto, que aún duerme en el Congreso, para impulsar una política pública que proteja la vida del recién nacido y se resguarde la identidad de la madre biológica, fomentando la adopción del menor. Para las de un lado, algo había que hacer por las mujeres que no quieren ser madres, para las del otro, proteger el derecho a la vida, la solución que plantearon ambos polos: Parto Anónimo.

Con la misma discreción que a un enfermo de VIH

Cuando un paciente se hace un examen para saber si padece la enfermedad provocada por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), por ley, todo el personal de salud, tanto profesional como auxiliar, que intervenga en la realización de este examen, deberá mantener la más estricta confidencialidad sobre la persona involucrada y sus resultados. Si llegara a violar la confidencialidad, se lo multa. Así es el nivel de discreción que propone la bancada para las mujeres que dan a luz en hospitales y clínicas.

Hoy, es obligación que cuando una embarazada va a tener a su hijo a un centro asistencial, se registre dejando todos sus datos. Por esto es que muchas madres, que por los más diversos motivos no pueden hacerse cargo del recién nacido, con el objetivo de evadir el trámite de inscripción, dan a luz en pésimas condiciones y los abandonan en cualquier lugar.

El parto anónimo garantiza el anonimato de la madre en distintos grados, según la legislación del país, para que pueda confiar al menor al hospital o clínica, la que luego hace los trámites necesarios para que el menor pase a lo que conocemos como el Servicio Nacional de Menores y pueda ser dado en adopción.

Francia fue el país precursor de esta medida durante la Revolución Francesa. Ellos los denominan "partos bajo X" y tienen un equipo compuesto por personal sanitario, sicólogas y asistentes sociales, que acompañan y orientan a las madres que están pensando realizar el parto anónimo. Según la legislación francesa, las madres tienen dos meses para arrepentirse de su decisión, periodo en el cual la guagua queda al cuidado de las asistentes sociales.

Toda mujer que demande el parto anónimo, es informada de las consecuenciales legales de su solicitud y de la importancia que tiene para toda persona conocer su historia y orígenes. Se la invita a dejar detalles de la salud del padre, las circunstancias del nacimiento y su identidad en un sobre cerrado, en caso de que su hijo quiera contactarlos en algún momento de su vida. Si no lo hace en ese momento, puede dejar el sobre con sus datos en el centro asistencial cuando ella quiera, así como puede levantar el secreto cuando lo estime. Los gastos de alojamiento, parto y entrega a una institución pública o privada corren por el Servicio de Ayuda Social a la Infancia del los Servicios Social de dicho país.

En Alemania, por ley, los datos personales de la madre se guardan en un sobre sellado, que puede ser abierto por el hijo cuando ha cumplido los 16 años y voluntariamente quiera saber la identidad de sus padres.

Según las estadísticas policiales de Austria, los neonaticidios (homicidios de bebés dentro de las 24 horas del parto perpetrados por la madre), disminuyeron en un 57%, lo que se traduce a 3,1 por cada 100.000 partos, luego de que el país adoptara en el 2001 una ley que permite el parto anónimo y gratuito.

Ventanas de vida

Otra alternativa, que data desde la Edad Media, pero que hoy tiene un impacto menor que el de los partos anónimos, son las denominadas "ventanas de vida" o "buzones de bebes".

Estas son casillas situadas en los hospitales, centros sociales y, en su momento, en iglesias. Están ubicadas en una pared exterior del edificio, y consisten en camas suaves, que pueden cerrarse para aislar a las guaguas del frio. Algunas tienen frazadas fabricadas con una tecnología que les permite estar calientes durante las 24 horas del día. Cuando un menor es dejado en una de las casillas, los cuidadores de los centro asistencial reciben una alerta para que inmediatamente lo vayan a buscar y le otorguen el cuidado necesario.

Depende de cada país el procedimiento que se sigue con el recién nacido cuando lo dejan en una de las ventanas de vida. Por ejemplo, en Alemania, donde hay 100 de estos buzones de bebés, cuidan durante dos meses al bebé, periodo en el cual la madre puede volver por su hijo sin repercusiones legales y si esto no ocurre, se la envía a un servicio de menores para que pueda ser dada en adopción.

En general, las madres que acuden a las ventanas de vida viven en países donde no es legal el parto anónimo, y es la única manera de asegurar el bienestar de sus hijos, sin revelar su identidad.

Ambas alternativas, principalmente la segunda según las normativas, generan problemas legales, porque hace que se contrapongan dos derechos que la Convención de la ONU sobre los Derechos de los Niños consagra:

1. Todo niño tiene el derecho a conocer su propia identidad.
2. Todo niño tiene el derecho inherente a la vida.

Sin duda un tema que contiene muchísimas aristas y niveles de discusión, pero eso no puede ser motivo para restarle la urgencia que merece. Este año, la nueva "bancada femenina transversal", compuesta por las diputadas Marcela Sabat (RN), Alejandra Sepúlveda (IND) , Andrea Molina (UDI), Loreto Carvajal (PPD), María José Hoffmann (UDI), Maya Fernández (PS), Daniela Cicardini (PS), Claudia Nogueira (UDI), Karla Rubilar (Amplitud), y Marcela Hernando (PRSD), definió en su primera reunión que el parto anónimo sería una de sus prioridades para establecer como política pública durante este gobierno. Si bien esto fue lo mismo que dijeron hace dos años, esperamos que esta vez se concrete.

AURORA 

El tema del infanticidio volvió a estar en la palestra luego de que Rodrigo Sepúlveda lanzara su película "Aurora", protagonizada por Amparo Noguera. La cinta, basada en un hecho real, cuenta la historia de una mujer de Puerto Montt que decide adoptar una guagua muerta encontrada en un basural, para poder darle la sepultura digna que merece. Esto, con muchísimo trabajo, lo logró en la vida real Bernarda Gallardo, una admirable mujer, que ha sido una de las grandes luchadoras por que se legalicen las políticas públicas mencionadas en el artículo. Próximamente contaremos su increíble testimonio en El Definido, pero por mientras, puede ver la película para aproximarse a un tema que, como la basura, preferimos esconder y tener lejos de nosotros.