Como consecuencia del efervescente avance tecnológico y de los miles de kilómetros recorridos por los variados vehículos autónomos que transitan por el mundo, hoy nacen empresas que se especializan en un rubro sacado de un cuento de Asimov: vehículos autónomos de reparto. Uno de los tantos nichos que florecerán una vez que estemos seguros de que un vehículo puede andar por ahí deambulando sin chofer y sin matar a alguien.

Dos ex-ingenieros de Google crearon una startup llamada Nuro, que busca mejorar los sistemas de reparto utilizando vehículos especialmente diseñados para ello. Según uno de los ingenieros: “incluso si tienes el vehículo autónomo perfecto, si alguien aparece entre dos vehículos estacionados y dentro de tu distancia de detención, no puedes prevenir ese accidente. Mientras que si tienes un vehículo que tiene la mitad del ancho, tienes un espacio adicional de 3 o 4 pies, lo puedes evitar...y tienes espacio para maniobrar alrededor. Puedes diseñar mejor el vehículo para mitigar la gravedad de cualquier accidente”.

La solución propuesta por Nuro, consiste en un pequeño vehículo que va por la calle y tiene compartimentos adaptables para llevar diversidad de carga.

Enfoque similar tiene la startup Udelv, quien el pasado 30 de enero realizó su primera prueba en el estado de California. De acuerdo a su gerente: “reparto es la perfecta primera aplicación de los vehículos autónomos… los clientes simplemente abren el locker presionando un botón en su dispositivo móvil y el vehículo sigue su camino hacia el siguiente reparto o de regreso a la tienda”.

Los vehículos fabricados por Nuro y Udelv, transitan por la calle. No obstante, hay otro lugar por donde un aparato de este tipo podría deambular: la vereda.

La empresa que destaca por su experiencia aplicando este enfoque es Starship: sus robots ya transitan por las veredas de varias ciudades del mundo repartiendo pizza y otros manjares de la vida. Por Londres deambula este pequeño robot de 6 ruedas que lleva una pizza y te habla si es necesario, algo similar ocurre en Washington D.C, Hamburgo y decenas de ciudades. Su programa piloto lleva más de 100.000 kilómetros recorridos y esperan contar con una legión de robots en el futuro haciendo reparto a domicilio por todo el mundo.

Los gigantes del automóvil tampoco se quedan atrás, por ejemplo Toyota, anunció su plan de fabricar un vehículo autónomo de reparto llamado “e-Palette”. Su concepto involucra gran flexibilidad, ofreciendo diferentes tamaños y configuraciones, para transportar todo tipo de mercancías. La demostración al público será realizada el 2020, en Los Juegos Olímpicos de Tokio. La entrada de un gigante como Toyota, puede acelerar considerablemente la adopción de estos vehículos, pues tiene los recursos y la experiencia de producir a escala mundial.

Por otra parte, el interés por los vehículos autónomos se ha hecho transversal, involucrando a gigantes tecnológicos tales como Microsoft, Intel, Nvidia e incluso Apple, en una carrera a la que llegan cada vez más competidores.

Estos vehículos están equipados con variedad de sensores, entre los que destacan GPS, sistemas láser para detección de distancia y cámaras. Un computador analiza en tiempo real las señales recibidas por los distintos “ojos” del vehículo, para determinar el camino y su entorno. En el siguiente video se puede apreciar qué es lo que realmente percibe un vehículo de este tipo.

Un enfoque radicalmente diferente es el de Amazon, aquí no hablamos de calles ni veredas, sino que de volar por los aires. Amazon aún trabaja en su ambicioso programa Amazon Prime Air: donde utiliza drones para repartir pequeños paquetes. Su equipo desarrolla y realiza pruebas en EEUU, Francia, Austria, Reino Unido e Israel.

Su objetivo es repartir paquetes de manera segura en menos de 30 minutos. El cliente hace su pedido por Internet, el drone toma el paquete y lo lleva hasta su jardín. Su primera prueba fue realizada en diciembre del 2016 y aún siguen refinando la fórmula llevar el sistema al público.

Desafíos a resolver

Uno de los grandes desafíos para la entrega automática, es cómo hacer que sea cómoda para el cliente y a la vez segura. El hecho de tener que ir a buscar el paquete a la calle o al jardín deja fuera de la ecuación a muchas personas que por motivos de salud necesitan que la entrega se haga en la puerta de su hogar.

Otro problema a resolver es el ataque por parte de delincuentes, que busquen llevarse la mercadería o el mismo robot. En el caso de Starship, el robot incorpora una alarma sonora y durante sus pruebas, no han tenido mayores incidentes.

Latinoamérica aún es un escenario hostil para este tipo de sistemas; nuestros conductores son más difíciles de predecir y el entorno social muchas veces se torna complejo. Sin embargo, una vez que la tecnología este madura, lentamente se abrirá camino.

Estados Unidos ha sido uno de los países donde con mayor urgencia se ha debido legislar acerca de los vehículos autónomos (no por el delivery precisamente). El mayor problema a resolver es la seguridad y las responsabilidades en caso de un accidente, adicionalmente surgen dilemas morales tales como escoger a quién “salvar” en determinadas situaciones y aquí, el peso recae sobre los fabricantes de los vehículos - difíciles decisiones - con grandes consecuencias en la vida real.

Hoy todos estos sistemas se encuentran en una etapa temprana, donde se realizan pruebas y se enfrentan los retos legislativos para recibir a estos nuevos compañeros de ruta. Parece casi inevitable que nos encontremos con estos inhumanos repartidores en el futuro, que tal vez no solo ayuden a repartir con mayor eficiencia, sino que también a descongestionar las ciudades.

¿Crees que este modo de reparto podría masificarse pronto?