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Imagen: Cortesía Pía Venegas Oyarzún

Tiburones en peligro: lo que las películas no nos enseñan

De niños, crecimos viendo películas que mostraban a los tiburones como seres peligrosos sedientos de sangre, que nos hicieron temer por años nadar en el mar. Hoy en día, esos mismos seres son los amenazados, especialmente por el propio ser humano.

Por Natalia Pumarino | 2018-02-13 | 15:00
Tags | tiburones, océanos, peligro, mar, especies marinas, extinción, conservación
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Hace apenas un mes, vecinos de la comuna de Providencia descubrieron que había un centenar de aletas de tiburones tiradas en el techo la embajada de Vietnam en Santiago. Fotografiando la inusual escena, dieron alerta a autoridades y organizaciones ambientalistas.

Aunque la embajada no dio declaraciones, lo más probable es que el hallazgo fuese producto de una práctica de mutilación a tiburones llamada "aleteo", que implica el corte y posterior secado de sus aletas. Ésta es sólo una de las amenazas que enfrentan estos peces hoy en día.

Para comenzar, es importante entender que existen dos tipos de peces, los óseos y los cartilaginosos. Según explicó Patricia Zárate, bióloga marina y doctora en Zoología, en una entrevista a Radio Biobío el año pasado, dentro de los cartilaginosos se encuentran los tiburones y las rayas, de los cuales por lo menos un 20% de especies estarían amenazadas en el mundo.

Algunas especies que se pueden encontrar en Chile son el tiburón sardinero, tiburón martillo, tiburón ballena, tiburón blanco, tiburón peregrino, tiburón sedoso, los tiburones pejezorros y el tiburón oceánico. El tiburón sardinero está catalogado como especie “vulnerable” en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). La misma lista señala al tiburón ballena y al tiburón martillo como “en peligro”.

¿Y por qué se cercenarían las aletas de estos peces?

Al parecer, la respuesta es culinaria: preparar un conocido plato asiático llamado sopa de aletas de tiburón, para la cual estos grandes animales acuáticos son mutilados y devueltos al mar (donde acaban por hundirse y morir). La codiciada sopa puede llegar a costar unos 130 mil pesos chilenos, y es famosa en países como China y Vietnam por tener supuestas virtudes medicinales y ser un símbolo de riqueza. Sin embargo, según expertos como Max Bello, las aletas no tendrían ningún valor nutricional ni sabor, y el “aleteo” sólo pondría en riesgo la salud de los océanos y de sus depredadores.

Por otro lado, el resto de la carne de los tiburones no se puede comer pues posee altas concentraciones de mercurio según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, por lo que los animales sólo resultan mutilados para luego morir en los océanos.

Pero la caza para obtener sus preciadas aletas no es el único problema de nuestros dientudos amigos marinos. Deben además enfrentarse a la destrucción de su hábitat natural a causa de la actividad humana, y por cierto, a la mala fama que Hollywood y los medios les han dado, convirtiéndolos en criaturas que generan escasa simpatía entre quienes visitan las playas, un interés generalmente bajo por protegerlos y cuidarlos, ya que suelen ser vistos como un peligro.

Más inofensivos de lo que creemos

Pía Venegas Oyarzún, instructora de buceo y dedicada a la fotografía submarina, habló al respecto con El Definido. Si bien es chilena, su trabajo la ha llevado a lugares como Brasil, Turcos y Caicos, Tailandia y actualmente se encuentra en Las Bahamas.

Nos contó que la mayoría de sus fotografías son sobre los tiburones y ha aprendido la importancia de su protección, “de hecho en Las Bahamas los tiburones están protegidos, nadie los puede cazar ni cortar las aletas, está prohibida todo tipo de captura de tiburones. Aquí aprendí como es que los medios los han estigmatizado, los retratan como criaturas que se comen cualquier cosa”, señala. Si bien confiesa que al principio tenía “cosa” de trabajar con los tiburones, pues no sabía qué esperar de estos animales, “trabajando con ellos el primer día me di cuenta que son criaturas muy magníficas, están en su medioambiente, no les interesan los humanos”.

Pía nos cuenta que el promedio de ataques de tiburones que ocurren al año son cuatro, versus más de 40 millones de tiburones que el ser humano mata por diversas razones, “entonces da para preguntarse quién es realmente el monstruo”, reflexiona.

Estas cifras están respaldadas por Shark Guardian, fundación dedicada a la protección de los tiburones, que además indica que el 97% de todos los tiburones en el mundo son inofensivos para los humanos debido a su tamaño y el diseño de sus dientes.

La mayoría de los dientes de los tiburones no están diseñados para grandes presas como lo seríamos nosotros, y se limitan a peces o crustáceos. Entonces, ¿por qué ocurren estos inusuales ataques? De acuerdo a Pía, la destrucción de su hábitat los lleva a acercarse a la orilla buscando alimento.

“En Recife, Brasil, las industrias mataron el sustento de los tiburones, entonces ellos se acercan a la playa y como tienen hambre y están un poco desorientados, atacan lo primero que ven. De hecho, a una hora de Recife, hacia el Atlántico, se encuentra la isla Fernando de Noronha donde puedes nadar con los mismos tiburones y no pasa absolutamente nada. El problema es que nosotros les hemos creado esta necesidad y los hemos vuelto un poco locos, porque les hemos quitado su sustento natural”.

¿Qué se está haciendo en Chile?

El año 1999 la FAO aprobó el Plan de Acción Internacional para la Conservación y Ordenación de Tiburones, tras lo cual en Chile, se aprobó el Plan de Acción Nacional para la Conservación de Tiburones (2007), motivado por las preocupaciones que generaba el aumento en la pesca y captura de tiburones, según la Subsecretaría de Pesca, pues poseen tiempos de recuperación largos y complejas estructuras espaciales.

Su conservación se veía, además, entorpecida por la falta de datos sobre su captura y comercio, y por lo limitada de la información sobre los parámetros biológicos de muchas especies y su identificación.

Luego surgió el Programa de Conservación de Tiburones (2009), con la ayuda de científicos asociados a universidades chilenas. Carlos Bustamante, Director y Fundador del programa, explica a El Definido:

“Nosotros nos dedicamos a la educación ambiental sobre todo. A concientizar a la sociedad civil de que hay tiburones en Chile, que hay una problemática pesquera a raíz de eso, porque acá en Chile se explotan los tiburones, se capturan, y el hecho de que no haya mucha normativa hacia el manejo sustentable nos preocupa desde el punto de vista científico”.

Actúan en dos campos. Por un lado el trabajo con niños y en colegios y por otro, la capacitación de pescadores y de organismos fiscalizadores: “dictamos cursos de identificación de especies, hacemos talleres interactivos, hemos hecho manuales de conducta para avistamiento, capturas accidentales y más o menos en eso se maneja el programa. Está la parte científica que hacemos en paralelo, todo el levantamiento de información de la industria pesquera orientada hacia el manejo sustentable de la pesca de tiburones”, explica Bustamante.

Si alguien desea involucrarse más, puede contactarlos mediante su fanpage y su correo electrónico, y ellos ofrecen cursos o invitan a la gente a sus inmediaciones para enseñarles sobre estos animales, su cuidado y conservación. Su enfoque es educativo ya que “en Chile tenemos muchos tiburones, la gente no lo sabe, pero el hecho de escuchar la palabra ‘tiburón’ en Chile hace que la gente se asuste y le dé miedo ir a la playa”, según Carlos.

Dentro de las varias especies de tiburones que tenemos, están:


Azulejo (Prionace Glauca). Fuente: Wikimedia Commons

Marrajo o Mako (Isurus oxyrinchus). Fuente: Wikimedia Commons

Sardinero, Tintorera (Lamna nasus.) Fuente: An Ocean For Sharks

Seguimiento de tiburones

Dentro de los esfuerzos mundiales, el año 2014 se realizó la expedición del barco estadounidense Ocearch, embarcación adaptada para la captura y marcaje de tiburones blancos y otros grandes depredadores, que cubrió aguas cercanas al archipiélago de Juan Fernández, siendo ésta la primera vez que se realizaba marcaje y seguimiento satelital de tiburones en Chile.

El objetivo del viaje era estudiar poblaciones de tiburones en aguas oceánicas chilenas para comprender sus patrones de migración, reproducción y dinámica poblacional. Para esto, los tiburones capturados (mediante técnicas que no los perjudicaran) eran marcados para su seguimiento satelital, medidos, se les tomaron muestras, y luego se liberaban.

En el sitio web de Ocearch está el #SharkTracker, donde se pueden seguir los movimientos de esos tiburones, lo que ayuda a los científicos a ver qué áreas necesitan protección. Basta hacer click en los puntos del mapa y aparece la información del tiburón y el trayecto que ha seguido en sus migraciones.

Por ejemplo, frente a las costas de Chile se ven los movimientos de Pablo, un tiburón Mako, al cual se le hizo seguimiento por dos años cada vez que su aleta dorsal salía de la superficie del agua transmitiendo una señal satelital. Esas señales permiten que se realicen estudios sobre el uso de su hábitat, residencia, y comportamiento alimenticio, que han permitido a los científicos conocer los sitios de apareamiento y reproducción de diversas especies, documentar migraciones, y tomar medidas para protegerlos.

Por su parte, Pía ha desarrollado además, un interesante trabajo fotográfico que busca “limpiar la imagen” de sus amigos del mar. “Yo trabajo a través de la fotografía y con ella trato de dar el mensaje de que los tiburones no son monstruos, no hay que matarlos, de hecho hay que protegerlos porque son muy importantes para el ecosistema submarino. Por eso he creado un proyecto que se llama Made in Water, fotografías de modelos bajo el agua compartiendo con los tiburones, sin ningún tipo de máscaras ni equipo de buceo, para mostrar lo natural que se puede ser alrededor de los tiburones mediante imágenes artísticas”, nos relata.

Imágenes: cortesía Pia Oyarzún

“He buceado con tiburones oceánicos que se supone que son de los depredadores más importantes dentro de los tiburones y he tenido experiencias muy lindas, les he podido sacar algunos anzuelos, he podido ayudarlos de esa forma, las interacciones que se pueden tener con los tiburones son muy, muy increíbles”, concluye.

A ti, ¿te gustaría nadar con tiburones o alguna otra especie acuática?

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Comentarios
Valentina Salvo Arróspide | 2018-02-14 | 09:43
1
Me encantaría nadar con tan hermosas criaturas
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