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El "Schindler" japonés que desobedeció las órdenes y salvó a miles de judíos

En los momentos más tensos de la Segunda Guerra Mundial, un servidor público japonés salvó calladamente a miles de supuestos "enemigos". Hoy son decenas de miles las vidas que agradecen su actuar.

Por Francisco J. Lastra @efejotaele | 2017-04-18 | 07:00
Tags | Japón, japonés, guerra, héroe, humanitario, judíos, nazis, Lituania
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Pese a tantas décadas que han pasado desde la Segunda Guerra Mundial, persisten hasta el día de hoy imágenes de los horrores que se cometieron en el conflicto y los hombres responsables. Pero así como hubo villanos y culpables, también destacan ejemplos de heroísmo humanitario que sirven como inspiración aún en el siglo XXI.

No hablamos del heroísmo propagandístico, sino verdaderos filántropos que pusieron incluso el bienestar del "enemigo" por sobre el de ellos mismos. Oskar Schindler fue uno de ellos y su historia es más que conocida gracias a la película que dirigió Spielberg en 1993, pero no es el único caso, ni necesariamente el más significativo.

Esta vez recordamos a Chiune Sugihara, un servidor público japonés al que hoy le deben la vida decenas de miles de personas.

El "Schindler japonés"

Cierto es que Japón fue aliado de la Alemania Nazi durante la Segunda Guerra Mundial, y que fueron culpables de algunos de los actos más horribles del conflicto. Sin embargo, eso no quita el meritorio accionar de algunos políticos japoneses quienes, podríamos decir, "le pararon los carros" a Hitler. Entre ellos destaca Sugihara.

Nacido a horas del cambio de siglo, el 1 de enero del 1900, Chiune Sugihara se dedicó en su juventud al estudio del inglés y posteriormente el ruso, idiomas que le facilitarían su ingreso al mundo diplomático en las décadas siguientes.

Ya desempañaba esas tareas cuando explotó la Segunda Guerra Mundial, ocupando la posición de vice-cónsul de Japón en Lituania entre 1939 y 1940. Por entonces, el país era controlado por la URSS, y muchos judíos lituanos y polacos comenzaron a buscar visas para poder salir del país. Miles de ellos se dirigieron a las oficinas del consulado de Japón, que, debido a los requerimientos burocráticos del país oriental, no podían concederlas: no darían visas a personas que no tuvieran una visa adicional (de un tercer país) que les permitiría, posteriormente, abandonar la isla.

Sugihara en su oficina en Kaunas, Lituania.

Sugihara, percibiendo el peligro que corrían estas personas en el contexto de un régimen nazi fuertemente antisemita, contactó en varias oportunidades al Ministerio del Exterior japonés y cada vez recibió la misma respuesta negativa. El 18 de julio de 1940, el diplomático se aburrió y comenzó a dar visas por cuenta propia, coordinando con fuerzas de la URSS para trasladar a los beneficiados a través de Rusia.

El timing no pudo haber sido mejor: menos de un año después, Alemania comenzaría a comerle terreno a la URSS, ocupando progresivamente Lituania y el destino de los judíos que no lograron escapar ya lo conocemos.

Visas por vidas

Los detalles que siguen a continuación son relatados por la propia esposa de Sugihara, Yukiko, en el libro Visas for life.

El vice-cónsul se convirtió en una verdadera máquina de visas, trabajando hasta 20 horas diarias en la producción de papeles.

A los pocos meses el consulado fue cerrado, y Sugihara fue requerido por Japón. Aún en el tren, con sus maletas hechas, iba autorizando más visas y tirándolas por la ventana. Su esposa reproduce las palabras que dirigió a estos futuros refugiados: "Por favor, perdónenme. No puedo escribir más. Les deseo lo mejor". Los últimos papeles que alcanzó a tirar estaban en blanco, solo con el sello consular y su firma.

Su gran gesto humanitario pasó desapercibido durante décadas, hasta que los llamados "sobrevivientes de Sugihara" comenzaron a hacer gestiones para encontrarlo y así contar al mundo la historia del "Schindler japonés".

Se estima que Sugihara emitió unas 6 mil visas familiares y que, como resultado, hoy viven unas 40 mil personas (entre descendientes) gracias a sus esfuerzos. En 1985, Israel lo reconoció con el título honorífico de "Justos entre las Naciones" -título que comparte, entre otros, con Schindler-, y en 2016 lo honró nuevamente con una calle a su nombre en la ciudad de Netanya, donde viven muchos descendientes de judíos lituanos que sobrevivieron gracias a su gestión.

Al recibir el título honorífico, se le hizo a Sugihara la pregunta obvia: ¿por qué se arriesgó? Esto es lo que contestó:

"Es el tipo de sentimientos que cualquiera tendría cuando ve a los refugiados cara a cara, rogándole con lágrimas en los ojos. Simplemente no se puede evitar simpatizar con ellos. (...) La gente de Tokio no estaba unida. Me pareció ridículo tratar con ellos. Así que decidí no esperar su respuesta. Sabía que alguien se quejaría de mí en el futuro. Pero pensé que esto sería lo correcto. No hay nada malo en salvar la vida de muchas personas... El espíritu de la humanidad, la filantropía... amistad de vecindad... con este espíritu, me arriesgué a hacer lo que hice, confrontando esta situación compleja y, por lo mismo , seguí adelante con el coraje redoblado".

En Visas for Life también se hace mención a un niño judío de 14 años, que invitó al diplomático a una noche de Hanukkah en 1939. Sugihara no olvidaría la experiencia y habría impactado en su posterior decisión de desobedecer órdenes directas y actuar por cuenta propia. Ese niño, llamado Solly Ganor, vive hasta el día de hoy, y fue recientemente entrevistado.

Solly Ganor sosteniendo el libro Visas for Life, donde se encuentra una fotografía suya con un extracto que relata la historia.

Curiosamente, en Japón su desobediencia pasó desapercibida (él asumió que nunca se enteraron de la cantidad de visas que emitió) y nunca tuvo que sufrir ningún castigo. Después de la guerra, trabajó en todo tipo labores, desde vendedor de ampolletas hasta gerente de exportaciones, en Japón y la URSS. Falleció en 1986, con 86 años.

El destino de los "sobrevivientes de Sugihara"

Japón nunca tuvo una política antisemita, y esto se refleja en un discurso dado en 1940 por el Ministro del Exterior Yōsuke Matsuoka a un grupo de comerciantes judíos:

"Soy el hombre responsable de la alianza con Hitler, pero de ninguna manera he prometido llevar a cabo sus políticas antisemitas en Japón. Esto no es solo mi opinión personal, sino la posición de Japón".

Esto explica la "buena suerte" que corrieron los refugiados judíos en Japón, incluidos los de Sugihara. Los más suertudos obtuvieron visas para abandonar el país con destino hacia Estados Unidos, Australia, Canadá y Latinoamérica. Los que no, fueron enviados al gueto de Shangai.

El concepto de "gueto" nunca es positivo y, sin duda, los judíos que vivieron allí hubieran preferido otras ubicaciones. En Shangai fueron ubicados en las zonas más pobres, insalubres y hacinadas de la ciudad ocupada, y se restringieron las ayudas de dinero extranjero.

Aún así, la política japonesa contra judíos se mantuvo relajada, pese a recibir presiones de Alemania (un coronel alemán visitó Shangai y, con una lata de Zyklon B en mano, el gas utilizado en campos de exterminio, habría recomendado exterminarlos).

Según el libro Jews in the Japanese Mind, "los japoneses no atacaron a los más de 20 mil judíos que vivieron bajo su control en Shangai durante la guerra, y les permitieron a estos judíos llevar una existencia relativamente normal, si bien algo restringida".

Una refugiada con sus amigas chinas en Shangai. Fuente: Museo de refugiados judíos de Shangai

Consta que en el gueto no faltó alimento y que la vida cultural persistió con la producción de diarios y las actividades de movimientos juveniles. David Kranzler, un reconocido historiador del holocausto, llama a este periodo, de hecho, "el milagro de Shangai".

Luego de la guerra, el gueto dejó de existir y sus habitantes se esparcieron por todo el mundo. Muchos de ellos aún recuerdan una infancia relativamente normal, yendo al colegio, teniendo amigos chinos pese a las barreras idiomáticas, y a sus padres sosteniendo un papel con la firma de Sugihara.

¿Qué otros ejemplos de heroísmo humanitario recuerdas?

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