"El recuerdo es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados", dijo el escritor alemán Jean Paul. Tu primer beso, tu graduación, la primera vez que completaste Mario Bros, todos los grandes éxitos de tu vida están almacenados en tus neuronas para ser visitados en cualquier momento. Quizá es por ello que duele tanto cuando "desaparecen".

Se le conoce como amnesia retrógrada al fenómeno de olvidar los eventos anteriores a una lesión o deterioro cerebral. Puede ser causado por un golpe, estrés, y también como la consecuencia de una nefasta enfermedad, el Alzhéimer. Esta última causa de la amnesia es especialmente implacable: caras, experiencias, olores; todo comienza lentamente a desvanecerse en una niebla de nada.

Aún hoy, el actuar de la amnesia en las neuronas no está del todo claro. Están los investigadores que creen que se trata de un daño de almacenamiento, lo que implica que las memorias se pierden para siempre, y otros que opinan que se trata más bien de un bloqueo que impide acceder a ellas.

Un estudio publicado la semana pasada podría inclinar la balanza hacia esta segunda y más esperanzadora teoría, que implica que, encontrando una forma de desbloquear el acceso de las neuronas que almacenan los recuerdos, estos podrían volver a ser accedidos.

La optogenética sale a la luz

Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), liderados por el inmunólogo japonés Susumu Tonegawa, ganador del premio Nobel de Medicina en 1987, lograron reactivar memorias perdidas en ratones a través de una técnica llamada optogenética.

La optogenética utiliza luz para controlar y monitorear neuronas que han sido sensibilizadas a este estímulo, a través, por ejemplo, de una inyección de proteínas fotosensibles. Las bases de esta técnica fueron tomadas de los últimos trabajos publicados por el neurocientífico británico Francis Crick, ganador del Premio Nobel de Medicina de 1962 por identificar la estructura del ADN.

Si bien la optogenética se comenzó a aplicar hace menos de una década, hoy es ampliamente aceptada y validada. "Miles de laboratorios alrededor del mundo hoy usan la optogenética para entender y desarrollar tratamientos para enfermedades del cerebro y condiciones de salud mental, y para tener un mejor entendimiento del complejo cableado de nuestro cerebros", publicó la Universidad de Stanford en 2014.

La novedad del descubrimiento

¿Y cómo se enlaza la optogenética a la amnesia? Lo que hicieron los científicos del MIT fue inyectar proteínas sensibles a la luz en grupos de neuronas, llamadas engramas, que se activaban en un recuerdo específico de los ratones.

El recuerdo no era para nada agradable. Los ratones ingresaban a una cámara y se les aplicaba un choque eléctrico en los pies. Luego de un rato se los volvía a colocar en la cámara. En esta segunda experiencia, el ratón mostraba miedo (se quedaban congelados) al recordar el choque, lo que les permitía saber a los científicos qué grupo de neuronas se asociaban a ese recuerdo específico.

Posteriormente a ciertos ratones se les suministró un antibiótico llamado anisomicina que induce a la amnesia, lo que era verificado poniendo a los ratones inyectados nuevamente en la cámara: ya no tenían miedo porque no recordaban el choque eléctrico.

Con los ratones amnésicos y sabiendo exactamente dónde el engrama de la memoria se ubicaba, los científicos inyectaron proteínas foto-sensibles en estas neuronas, que luego activaron a través de luz azul emitida por cables de fibra óptica. El estímulo "re-etiqueta" al grupo de neuronas lo que permite que la memoria alojada en ellas pueda ser nuevamente accedida, dicen los científicos.

Los ratones volvieron a ser puestos en la cámara y, para alegría de los científicos, volvieron a congelarse, confirmando así la reactivación del desagradable recuerdo.

"La mayoría de los investigadores favorece la teoría del almacenamiento (donde hay un daño irreversible), pero hemos demostrado con este paper que esta teoría de la mayoría es probablemente incorrecta", dice Tonegawa.

"Nuestra conclusión es que en la amnesia retrógrada, las memorias pasadas no se borran, sino que simplemente podrían estar perdidas e inaccesibles de ser recordadas", agrega.

¿Y en humanos?

Una de las desventajas de la optogenética es que, con la tecnología hoy disponible, es altamente invasiva. Es importante destacar que la luz usada en esta técnica no ingresa a través de los ojos, sino que se produce dentro del mismo cerebro, por lo que requiere intervenirlo para colocar dispositivos como fibra óptica para así emitir la luz. También, como se habrán percatado, requiere de una observación de recordación del evento para poder identificar dónde se almacena y así dirigir la técnica a esa área. O sea, requeriría de observación pre y post amnesia.

A pesar de la imposibilidad de aplicar esta técnica en personas que sufran de amnesia, al menos por ahora, el estudio sugiere algo importante: "Si tuviste amnesia retrógrada significativa de un evento particular debido a trauma cerebral, es muy posible que esas memorias aun estén presentes", dice Tomás Ryan, co-autor del estudio. Solo queda encontrar dónde quedaron esos paraísos de los que hablaba el escritor alemán.

¿Habías oído hablar de la optogenética? ¿Qué recuerdos te gustaría conservar para siempre?