"¡Cómo va a ir a comprar su propio pasaje, este paciente se está muriendo!" gritó el doctor al teléfono, con una vena palpitándole en la sien. Al otro lado de la línea, la agente de viajes no quería dar su brazo a torcer. "Lo siento, señor, el titular de la tarjeta de crédito tiene que venir en persona". El doctor no podía creerlo. Rojo de ira y resignado, dijo con voz áspera: "Voy con tubo de oxígeno", y cortó.

La altura te puede jugar sucio cuando menos lo esperas, por lo que en lo posible hay que prepararse, como discutimos en la parte 1 de este artículo, para evitar pasar un mal rato. Te puede ocurrir en cualquier lugar arriba de 2.000 metros sobre el nivel del mar, ya sea en los Géisers del Tatio, Farellones, Cuzco, Quito, el Tupungato o el Annapurna.

Consecuencias

El diagnóstico era evidente: edema pulmonar. La radiografía que el doctor me tomó en una clínica de turistas de Puno, Perú, mostraba los pulmones completamente blancos, con líquido hasta el tope. Lo único que me estaba manteniendo con vida era el flujo de oxígeno proveniente de un gran tanque de metal al lado de la litera. Eso me pasó por ignorar los persistentes síntomas del mal de altura.

Por eso, para que no te pase, pon atención: Si comenzaras a sentir cansancio, náuseas, dolor de cabeza o falta de apetito (primeras manifestaciones de la puna, puedes ver una lista completa acá), hay varias cosas que puedes hacer para sentirte mejor, y son casi las mismas que para prevenir el mal de altura.

Qué hacer

Hidrátate (agua, bebidas con electrolitos o jugo, nada de alcohol), descansa, respira lo más profundo y consciente posible, come algo ligero que te aporte energía (una barrita energética o algo dulce, nada de frituras) y tómate las cosas con calma. Si puedes, duerme una siesta o siéntate a leer, y verás cómo se alivian los síntomas a medida que tu cuerpo se va a acostumbrando a la altura. Si por algún motivo los síntomas persisten por más de un día, consulta con un médico o ve a algún lugar de menor altura (desciende al menos 400 metros, pero mientras más bajes, mejor). 

No te hagas el macho o la amazona, que puedes acabar con un edema pulmonar o peor: con un edema cerebral (cuando el cerebro se hincha con líquido), ambos con consecuencias fatales. 

Suena casi irreal, ¿no? Pero si tenemos en cuenta que el caso más "bajo" de edema cerebral por altura registrado ocurrió a 2.100 metros sobre el nivel del mar, vale la pena que te preocupes de ayudar a tu cuerpo a aclimatarse. Esto debería ocurrir rápidamente: el cuerpo humano es bastante resistente y adaptable.

Estudios señalan que sólo un 20% de las personas que suben a entre 1.920 y 2.960 metros experimentan síntomas de mal de altura y a más de 3.000 metros, un 1% resulta con edema cerebral. ¡Asegúrate de estar en el 80% y 99% respectivamente!

La mejor opción

Ir a menor altura (ojalá a nivel del mar) es la mejor solución para curar la puna. Los síntomas desaparecen como por arte de magia. Después de colgar el teléfono, el doctor me dio dos opciones: "O pasas la noche con riesgo vital y te vas a Lima mañana, o te vas a Lima esta noche". Ni tonto ni perezoso, escogí la segunda. 

El doctor me puso un tubo en la nariz, lo conectó al tanque de oxígeno que tenía en sus manos y dijo: "Vamos". Las tres cuadras hasta la agencia de la aerolínea fueron más que suficientes para acabar con el poco orgullo que me iba quedando, mientras intentaba seguirle el paso al doctor con el tubo de oxígeno tirándome de la nariz, esquivando las motocicletas y triciclos que abundaban por ser horario punta. 

El pasaje fue comprado en cuestión de minutos, media hora más tarde estábamos tomando un avión y un par de horas después nos encontramos en Lima, sin altura y sin líquido en los pulmones.

De toda esta experiencia hay tres conclusiones que te deberían ser útiles:

-Prepárate e infórmate si vas a subir a un lugar en altura: no cuesta nada, y te aseguras que lo vas a pasar bien. Buscar el teléfono de un hospital o doctor local y anotarlo te va a tomar siete minutos como máximo. Ojalá no lo tengas que usar, pero si algo ocurre, agradecerás mucho haber tomado esa sencilla precaución.

-No ignores los síntomas de la puna: Si no te cuidas pueden pasar a mayores sin dificultad.

-Compra un seguro de viajes: Especialmente cuando vas a lugares o a países donde hay potenciales riesgos (digamos, ciudades donde hay mucha violencia, lugares altos o donde hay muchos animales venenosos), te puede ahorrar el tener que desembolsar una millonada de dinero si te torciste un tobillo o te dio una reacción alérgica. Lee la letra chica en el seguro y ve que cubra los riesgos a los que tendrás exposición. 

A modo de último consejo: nunca bajes la guardia. Puedes estar en perfecto estado a 3.000 metros sobre el nivel del mar, pero si bebes alcohol, comes pesado o haces demasiado esfuerzo físico, puedes apunarte en un santiamén. Si te cuidas, te asegurarás de que tanto tú como las personas con las que estás lo sigan pasando bien y tengan una agradable experiencia.