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Imagen: Marco Villar

Una vuelta a la Tierra cada 90 minutos: la vida de los tripulantes de la Estación Espacial Internacional

La Estación Espacial Internacional es un micro mundo habitado por humanos en el espacio. ¡Así es! Claro que con condiciones muy diferentes a las que tenemos acá, y por ello, los tripulantes deben saber adaptarse.

Por Maria Paz Larrondo | 2019-05-03 | 07:00
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Los tripulantes viven flotando a más de 400 kilómetros aproximadamente por encima de la superficie del planeta, sin gravedad, aire natural, ni ciclos fijos de tiempos.

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Quizá has oído hablar de la Estación Espacial Internacional (EEI otambién ISS, por sus siglas en inglés: International Space Station), que entrega imágenes y realiza investigaciones realmente impresionantes desde el espacio. Si es que no es el caso, te contamos que la EEI es un centro de investigación, observación y laboratorio en órbita alrededor de la Tierra, ¿impresionante o no? Este particular lugar reúne conocimientos científicos gracias a la colaboración y operación de diferentes países, con la intención de mantener un puesto permanente en el espacio.

¿A qué países pertenece, cuánto costó o cuánto mide? ¿Cuántas personas viven ahí? ¿Cómo comen, van al baño o duermen? Estos y otros curiosos detalles de la Estación Espacial Internacional te los contamos en la siguiente nota de El Definido.

Una sede de la Tierra en el espacio 

En la construcción de la Estación Espacial Internacional, participaron 16 países, desde Rusia y España hasta Brasil. Realmente contó y cuenta con un nivel de implicancia y colaboración transversal.


Exterior EEI/ Nasa

El ensamblaje de la EEI, comenzó con el lanzamiento del módulo de control ruso Zarya el 20 de noviembre de 1998, lo que fue considerado un hito científico, así como una señal de colaboración internacional tras el fin de la carrera espacial entre Estados Unidos y la, en ese entonces (antes de los 90s), URSS.

Desde aquí en adelante se han ido añadiendo nuevos módulos, construidos por EEUU y Rusia. Ya en el año 2000, llegó el primer grupo de residentes de la EEI, conformado tanto por estadounidenses como rusos.

Según la Nasa, la construcción y el mantenimiento de la estación, es una tarea muy compleja. Para ello existe una flota internacional de transbordadores espaciales que se encarga de rotar las tripulaciones, proporcionar apoyo logístico, reponer artículos para experimentos científicos, y otros suministros, como alimentación, y equipos necesarios. 

Las entregas mantienen una línea de abastecimiento constante. La flota, también es responsable de entregar los resultados de los experimentos a la Tierra, así como de eliminar los desechos y la basura de la estación. Los sitios de lanzamiento se encuentran en Estados Unidos, Japón y Kazajistán.

Seis meses de vida fuera del planeta

Aunque los directores de la EEI son las agencias espaciales de Estados Unidos, Rusia, Europa, Japón y Canadá, la estación reúne a tripulantes de diferentes nacionalidades y especialidades. Desde que llegó el ser humano a la estación, ha estado constantemente tripulada y ocupada en su total capacidad para seis aeronautas.

Hasta ahora, la EEI es el mayor lugar habitado que se conoce fuera de la Tierra. Aunque sus residentes son humanos como cualquiera de nosotros, en la práctica, ¡son extraterrestres! ¿Por qué? Viven flotando a más de 400 kilómetros aproximadamente por encima de la superficie del planeta (la distancia que hay entre Santiago y Chillán, aproximadamente), sin gravedad, aire natural, ni ciclos fijos de tiempos.


Vista desde la EEI/ Nasa

La EEI hospeda una tripulación internacional rotativa, los astronautas que llegan a las instalaciones para alguna misión normalmente viven y trabajan en órbita durante seis meses, suena poco pero ¡es la mitad de un año!

La tripulación se ocupa de una amplia gama de experimentos científicos, que pueden revelar importante información sobre el modo de vida y trabajo humano. Más de 200 científicos y astronautas de 18 naciones han realizado experimentos y ensayos sobre biología animal, vegetal y humana, en física, astronomía y meteorología. Pero también la tripulación se preocupa de la administración, operación y continua mejora y construcción de la estación. En la Tierra hay cientos de personas trabajando para ayudar con las tareas de los tripulantes.

Su impresionante arquitectura 

La instalación flotante, se divide en el segmento ruso y el segmento estadounidense, cada uno se hace cargo en general de su sector. La EEI cuenta con un módulo de almacenamiento y tanques de combustibles externos, así como con otro que alberga las habitaciones de la tripulación y los sistemas de soporte vital de la estación. También tiene dos laboratorios, además de puertos de acoplamiento que permiten la visita a la estación de naves espaciales. Toda la estructura se alimenta a través de paneles solares.

Fuera de sus paredes, durante los períodos de luz diurna las temperaturas alcanzan los 200ºC, mientras que con luz nocturna bajan a -200 º, es por ello que la temperatura debe estar debidamente controlada en los lugares que ocupan los astronautas.

La EEI es el laboratorio a más altura creado por el hombre y, también, el satélite artificial más grande construido, con unos 109 metros de largo por 73 metros de ancho aproximadamente, y su espacio habitable equivale a una casa estándar de seis dormitorios.

En su interior cuenta con dos baños, un gimnasio y un ventanal de 360 grados. Cada miembro de la tripulación tiene su propio espacio para dormir, en él pueden escuchar música o utilizar un portátil, donde aseguran su saco en la pared para no volar sin gravedad a través de la estación mientras sueñan entre seis y seis horas y media en promedio. Su superficie total equivale a poco menos que el tamaño de un campo de fútbol estadounidense. 

La construcción de la EEI fue bastante cara. Según la NASA, es el objeto individual más costoso que se ha construido hasta ahora, pues se destinaron casi $CLP 63 billones (US$93 mil millones). Pero se calcula que en la construcción y mantenimiento de la estación, se han invertido aproximadamente más de $CLP 100 billones (US$150 mil millones), casi 1.000 veces más de lo que gana Lionel Messi anualmente.

¡Se puede ver desde la Tierra!

La estación espacial es el tercer objeto más luminoso que puede ser visto desde nuestro planeta, después de la Luna y Venus. Para cuando la busques en el cielo nocturno, se puede identificar como un pequeño punto blanco que se mueve por el cielo.

El curso de su trayectoria alrededor de la Tierra la lleva a sobrevolar más del 90% de los lugares habitados. Justo antes del amanecer o después del atardecer, es el mejor momento para verla, ya que la estación aún brilla iluminada por el sol y el cielo está más oscuro. Pero si miras al cielo durante la noche, tal vez también puedas encontrarla.

La EEI pesa aproximadamente 450 toneladas. Algo así como 67 elefantes africanos de 6.000 kg cada uno… Sin embargo, esto no es un impedimento para que se mueva rápidamente alrededor de la Tierra, es más, supera la velocidad de cualquier vehículo en nuestro planeta, a 7,66 km/s o 27.600 km/h, casi 28 veces más rápido de lo que anda un Boeing 787, el clásico avión comercial.

Esto significa que da una vuelta entera a la Tierra cada 90 minutos aproximadamente, algo así como 16 veces en 24 horas. ¿Podrías vivir viendo 16 puestas de sol y amaneceres por día? Debe ser un poco difícil dormir ahí…

Si quieres observar imágenes provenientes de la EEI en directo, en el siguiente link de la Nasa, hay una transmisión constante.

¡Nada es simple como en la superficie terrestre!

Para los astronautas, vivir de esta manera claramente no es nada fácil, ya que se corren muchos riesgos, desde aquellos vinculados a los viajes espaciales hasta que se alteren las condiciones de salud tras un tiempo habitando el espacio.

El costo físico para ellos es bastante grande. La falta de gravedad y de actividad física, conlleva una notable pérdida de visión, masa ósea y muscular, así como repercute en el sistema de circulación. No suena poco, ¿verdad?

Sin embargo, los turnos rotativos son los que ayudan a que los astronautas no sufran mayores riesgos. Pero también para contrarrestar los efectos perjudiciales, deben estar sometidos a regímenes rigurosos de entrenamiento físico y hacer ejercicios diarios por al menos dos horas.

Los ejercicios consisten en movimientos de piernas simulando a los que se hacen con la bicicleta, mover los brazos como haciendo pesas, así como ejercicios de peso muerto o sentadillas. El equipo utilizado está totalmente adaptado a las condiciones espaciales, pues recordemos que el peso en el espacio no es el mismo al de la Tierra.

Las diferentes tripulaciones han aprendido las dificultades de la dieta alimenticia en un mundo donde increíblemente su sentido del gusto está disminuido. También, deben someterse a regímenes especiales, a veces poco sabrosos, pero que les entregan los nutrientes necesarios para el ambiente en que se encuentran.

Todo el alimento que consumen viene envasado, y también tiene algunas restricciones, como ser estables porque no hay refrigeración; durar unos 24 meses, ya que los reabastecimientos ocurren pocas veces al año o pueden fallar; tiene que ser ligero, pues el peso es preciso en los cohetes que se dirigen para abastecer; y ser fácil de preparar, porque el tiempo de los astronautas es valioso.


Tripulantes compartiendo una comida/ Nasa

La comida es preparada en la Tierra desde los centros que administran la estación. Para encajar con las restricciones, se realiza una termoestabilización de la comida, donde el calor actúa para destruir microorganismos que podrían echarla a perder, y una liofilización, en que la comida se congela y luego se elimina casi toda su humedad para restarle peso. Debe resistir el envío hasta la EEI.

Es fundamental que los tripulantes eviten que caigan trozos de comida, ya que pueden quedar flotando en la estación y dañar los equipos. Si, por ejemplo, quieren añadir sal o pimienta, solo pueden hacerlo en formato líquido. 

En el siguiente video, una tripulante de la estación, Samantha Cristoforetti, muestra cómo prepara una de sus comidas preferidas desde el espacio.

Pero este no es el único problema: el agua y el oxígeno son muy difíciles de conseguir allí. Como este gas fundamental no se encuentra de forma natural en el espacio, los ingenieros que diseñaron la estación tuvieron que generarlo a través de un proceso químico, la electrólisis. En este, la corriente que se genera a través de los paneles solares de la estación, se utiliza para dividir las moléculas de agua en hidrógeno y oxígeno. ¿Te lo habrías imaginado?

Así mismo, el agua es muy codiciada, pero también difícil de conseguir. Por eso, la EEI es también un centro de reciclaje espacial. La estación cuenta con un moderno sistema de recuperación de líquidos: el 65% del agua que se consume es reciclada, ¿pensarías que incluso la orina se puede reutilizar?

Bueno, la estación espacial es prueba de ello, ya que se recicla el 90% de la orina de los tripulantes. A su vez, las heces van a un depósito para su conversión en abono o envío a la Tierra. Para ello, el baño consiste en un embudo especial conectado a un ventilador de succión. Eso sí, para utilizarlo, los astronautas deben asegurarse con un cinturón de seguridad. 

No hay duchas, por lo que los tripulantes se bañan usando toallitas húmedas y jabón, con un dispensador parecido al de la pasta de dientes. El champú que utilizan no requiere enjuague y el agua utilizada para el cuerpo se retira utilizando una toalla, ya que la falta de gravedad hace que el líquido quede pegado en forma de burbujas sobre la piel en vez de escurrir.


Astronauta lavándose el pelo/ European Space Agency(ESA)

Para lavarse los dientes, lo hacen como de costumbre, pero el residuo no lo pueden escupir por falta de lavamanos, por lo que algunos optan por tragarlo o por desecharlo en una toalla. Estas son continuamente cambiadas y están hechas de un material delgado pero que absorbe.

No todo es trabajo

Los astronautas también tienen actividades para evitar el aburrimiento y el estrés mental. Aunque se pueden entretener con una vista del planeta totalmente excepcional desde la ventana, seis meses quizás es mucho tiempo para hacerlo.

Ellos también pueden ver películas, escuchar música, leer, jugar cartas y comunicarse con sus seres queridos en la Tierra, pues cuentan con conexión a internet. El control mental que se requiere para trabajar en la estación espacial, es otro aspecto realmente admirable de los astronautas.

La permanencia de los astronautas en el espacio, sin duda tiene un costo grande para ellos, pero su trabajo es un gran aporte para todo el mundo. El estilo de vida que desarrollan durante seis meses es excepcional, y obviamente es una experiencia inexplicable a la que por ahora solo tienen acceso unos pocos y muy preparados.

¿Qué otro dato curioso conoces sobre la Estación Espacial Internacional?

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