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Imagen: César Mejías

Satélites sapos: fiscalizarán a empresas que más emitan gases contaminantes en el mundo entero

¿Cómo saber de manera rápida si una empresa o gobierno está liberando más contaminantes de los que reporta? Satélites de bajo costo y muy precisos, podrían ser vitales para medir realmente cuánto estamos emitiendo… y quién.

Por Francisco J. Lastra @efejotaele | 2019-04-22 | 11:00
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Esa información es vital no solo para exponer a empresas o gobiernos, sino también para dimensionar con datos concretos el problema y presionar a gerentes y gobernantes a que tomen acciones.
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A día de hoy, circulan cerca de 5 mil satélites orbitando sobre nuestras cabezas. Algunos son tan grandes como un autobús y pesados como un elefante africano, mientras que otros podrías llevarlos cómodamente en tu mochila y usarlos como proyectil contra ese tipo raro al que no le gusta la pizza con piña; algunos se encargan de enviar a nuestros hogares el partido imperdible del fin de semana, mientras que otros son de uso militar o científico; la mayoría llevan la marca de un gobierno o compañía, pero organizaciones civiles también cuentan con centenares de ellos.

A este amplio abanico de ofertas, que está aumentando gracias a los menores costos de lanzamiento, se suman satélites que serán algo así como el Gran Hermano contra el calentamiento global, con los que deberán tener gran cuidado empresas que quieran pasar gato por liebre. ¿Cómo así?

Sabemos dónde vives y cuánto emites

Si algo nos dejó el escándalo de Volkswagen, aquel famoso fiasco donde la fabricante alemana falseó durante seis años los datos de emisiones de sus autos diésel, es que la fiscalización a empresas y gobiernos en cuanto a sus cuotas de gases de efecto invernadero, debe mejorar si queremos llegar al cambio de siglo sin rostizarnos.

En la mayoría de los casos, sabemos que las emisiones de una empresa están dentro de lo establecido según reportes hechos por ella mismas, o bien, por fiscalizaciones in situ que se llevan cada cierto tiempo. Pero no es suficiente. Por ello, existen iniciativas como la del físico chileno Luis Paredes (que cubrimos aquí), que buscan hacer mediciones sin que las empresas sepan.

Y tener una mano allá arriba no vendría mal, ¿no? Este es el objetivo de una nueva ola de satélites que ya están lanzando varias entidades, y que van más allá de los datos generales ya captados por satélites actuales.

Uno de los primeros en lanzarse fue el Copernicus Sentinel-5P, de la Agencia Espacial Europea (ESA), en 2017. Hace poco más de un mes, gracias a sus datos, se publicó un mapa global de emisiones de dióxido de nitrógeno, un gas tóxico producido en procesos de combustión a altas temperaturas.


Créditos: ESA

La escala permite observar este tipo de fenómenos con una exactitud nunca antes vista. “El mapa muestra las emisiones de las principales ciudades, pero también de las ciudades medianas”, señala Henk Eskes, científico que trabaja en este mapeo particular. “Con el instrumento Tropomi del Copernicus Sentinel-5P, podemos observar la contaminación de plantas de energía individuales y otros complejos industriales, autopistas principales, y podemos identificar muchas más huellas de barcos de lo que pudimos antes”.

“La resolución espacial realmente distingue a la misión, que es exactamente lo que se necesita para controlar la contaminación del aire y entender de dónde viene”, agrega Claus Zehner, gerente de la misión.

Esa información es vital no solo para exponer a empresas o gobiernos, sino también para dimensionar con datos concretos el problema y presionar a gerentes y gobernantes a que tomen acciones.

El metano, otro foco principal

El metano es uno de los principales componentes del gas natural y responsable del 25% del calentamiento global producido por humanos, por lo que conviene tenerle ojo. Justamente eso hará el satélite MethaneSAT, cuando se lance en 2021.

Se trata de una iniciativa de la ONG estadounidense Environmental Defense Fund (“fondo de defensa ambiental”), que cuenta en su equipo con científicos expertos de la NASA, como también con innovadores tecnológicos de Silicon Valley.

El metano es un gran problema, señala la EDF, y estudios indican que las emisiones de metano superan hasta en un 60% las estimaciones del gobierno estadounidense. ¿De dónde surge tanto?

El MethaneSAT fue diseñado para responder a esta pregunta. Este satélite medirá exclusivamente los niveles de metano en la superficie, por lo que su costo y tiempo de construcción es menor al de satélites multifuncionales, señala la organización.

“Está diseñado para medir regiones a intervalos menores a siete días, y monitorea regularmente alrededor de 50 regiones principales que representan más del 80 por ciento de la producción mundial de petróleo y gas”, agregan.

La información recogida será de acceso público, por lo que inversores, industrias y fiscalizadores podrían con ella identificar fugas, determinar responsabilidades y reformar sus sistemas. Varios gobiernos y empresas energéticas ya han, de hecho, expresado su voluntad de reducir drásticamente sus emisiones de metano.

Esto evitaría episodios como la fuga de gas natural en Aliso Canyon, California, de 2015, que tomó casi cinco meses en ser resuelta y liberó un equivalente a las emisiones anuales de medio millón de autos.

Justamente, el gobierno de California también anunció el año pasado que lanzarán su “propio maldito satélite”, para hacer seguimiento de emisiones de gases de efecto invernadero, incluyendo metano.

Startups se suman

Dado que el interés por monitorear emisiones más de cerca ha crecido, varias empresas privadas han aparecido con productos dirigidos a este mercado.

GHGSat Inc.,es una compañía canadiense que lanzará sus primeros satélites comerciales este año, destinados a hacer mediciones de dióxido de carbono, metano y óxidos de azufre y nitrógeno, estos dos últimos siendo también subproductos de la producción industrial.

Bluefield,es otra empresa enfocada en el monitoreo de metano para detectar fugas, respaldada con inversiones de gente como Bill Gates, Jeff Bezos y Mark Zuckerberg. Aunque no señala fechas, la compañía promete que podrá identificar fugas con una precisión de 20 metros, de forma diaria y en cualquier lugar del mundo.

Este tipo de satélites se podrían convertir en grandes fuentes de información para reducir los diversos gases de efecto invernadero que podrían dejarnos hasta el cuello, con el objetivo de no superar el tope de aumento de temperatura sugerido por la ONU: no más de 1,5°C en comparación a tiempos preindustriales, a finales de este siglo.

¿De qué otra forma presionarías a las empresas y gobiernos para reducir emisiones? 

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Comentarios
Daniel San | 2019-04-22 | 13:26
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Mal titular creo yo, Sapo implica como si fuera malo el tener los satélites.

Como nota follow up, quizas ver que leyes hay en Chile que permitieran multar/cerrar negocias en base a los datos obtenidos de los satélites.
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Hola Daniel, usualmente tratamos de ser lúdicos con los títulos y reírnos un poco de la realidad, ¡tomarla con humor mientras se pueda! Con "sapos" obviamente no nos referimos a que los satélites sean malos (si fuera así, no los consideraríamos una noticia positiva), sino que hacemos referencia a una palabra cercana, chilena, que quien la lea entenderá su significado. A veces los sapos son necesarios :)
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