sociocracia,consenso, discusión, sistema de gobierno, democracia
Imagen: César Mejías

Sistema de gobierno planteado por líder de la ONU, quiere poner en jaque a la democracia

La sociocracia surge para escuchar las opiniones de todos los miembros de una organización. Edwin Maria John es el principal impulsor del sistema en la India, que busca empoderar e incentivar a ser parte de la construcción de un bien común.

Por Romina Diaz | 2018-12-04 | 07:00
Tags | sociocracia,consenso, discusión, sistema de gobierno, democracia
“El principio fundamental es la igualdad. Todos se sientan en círculos, todo el que se siente inspirado para decir algo lo dice. Nadie es más grande que otro y nadie es más chico que alguien más” (Edwin Maria John, experto en sociocracia).
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Todo grupo y organización, utiliza algún sistema de gobernanza. Normalmente en las familias, por ejemplo, funciona un tipo de “autoritarismo”. Los papás y/o mamás toman las decisiones y con el tiempo va mutando a una democracia (o incluso a un nuevo “autoritarismo”, que recae ahora en los hijos, cuando lo padres envejecen y les cuesta más tomar decisiones). Pero ¿no era que dos cabezas piensan mejor que una?

¡Sí! Y esto es precisamente lo que plantea la sociocracia, un sistema de toma de decisiones en que todos participan y llegan a consensos en conjunto. Hablamos con el reconocido activista internacional por los derechos de la infancia, líder en las Naciones Unidas, sacerdote católico y experto en sociocracia, Edwin Maria John (73), quien nos cuenta de su funcionamiento y aplicación en el mundo.

La democracia es nuestro pasado y presente, pero ¿es nuestro futuro?

Frecuentemente se dice que el mundo está cambiando más rápido que nunca, que es necesario adecuarnos y que debemos buscar nuevas formas de hacerlo . La democracia, sin embargo, el sistema en que se basa nuestra sociedad, apareció en Atenas en el año 500 a. c. Aunque del modo como nosotros la conocemos, ocurrió bastante después, con la Independencia de EEUU y la Revolución Francesa, en 1789.

Y aunque muchos dicen que es el mejor sistema, otros consideran que no nos entrega verdadera libertad. Como Benjamin Franklin, uno de los padres fundadores de los EEUU (quienes firmaron la Declaración de la Independencia), dijo: "La democracia son dos lobos y un cordero votando sobre qué van a almorzar. ¡La libertad es un cordero bien armado que disputa la votación!".

Sin embargo, la democracia sí se ha ido transformando y cambiando un poco con el tiempo, y no es común escuchar de nuevos sistemas de gobernanza. Quizás por la razón que dijo el político británico y ganador del Premio Nobel de Literatura, Winston Churchill: “La democracia es la peor forma de gobierno, a excepción de todas las demás”. 

Entonces, ¿debiésemos estar buscando nuevas formas de gobernar?

Pensemos como un pulpo

“Los pulpos tienen un gran mensaje para nosotros, sobre el poder de la inteligencia grupal y nuestra forma de gobernar”, dice el escritor de We the People (una de las principales guías del sistema), John Buck, en su TEDx sobre sociocracia. Estos animales son de los más inteligentes del mundo, procesan información visual y táctil de manera parecida a como lo hacemos los humanos. Son curiosos, se aburren y tienen gran habilidad para aprender y utilizar herramientas, ¡hasta se tiran piedras cuando están enojados!

Y los pulpos son como un grupo sociocrático. Tienen nueve cerebros que funcionan en conjunto por un objetivo común. Cada cerebro es como un individuo, explica John Buck, hay brazos más aventureros, más tímidos, todo un conjunto de seres que trabajan para alcanzar lo que necesitan.

Pequeños círculos empoderados

El principio fundamental es la igualdad. Todos se sientan en círculos, todo el que se siente inspirado para decir algo lo dice. Nadie es más grande que otro y nadie es más chico que alguien más”, nos explica Edwin Maria John, experto en sociocracia que se presentará el 5 de diciembre en Fiis 2018 (Festival Internacional de Innovación Social) para hablar sobre su trabajo en una organización de más de 100.000 “parlamentos vecinales”, o Neighborhood Community Networks (NCN), en el sur de la India.

Este es un método de gobernar que consiste en la participación de todos quienes conforman una organización o institución, o incluso podría ser el sistema de gobernanza de toda una sociedad, como plantea Edwin. ¿Cómo? Las organizaciones se dividen en pequeños grupos que en conjunto llegan a acuerdos que deben ser aceptados por todos los participantes. Todos expresan su opinión por igual, sin embargo, uno hace de moderador para guiar la reunión.

La unidad política básica del sistema son estos grupos. Todos se pueden ver y conversar sin necesidad de un micrófono. Entregan sus opiniones y juntos llegan a una propuesta compartida. Si alguno del grupo no está de acuerdo, se modifica o se cambia la idea hasta que haya consenso.

“Son necesarios los grupos chicos para que todos opinen. Para que todos participen y toda opinión sea escuchada. Así, todos están en una posición de igualdad en cuanto a compartir sus opiniones”, recalca Edwin.

El consenso es la norma

Este régimen no es precisamente nuevo, ya que el término apareció en 1851, pero el sistema se desarrolló más en 1970, por el ingeniero y empresario holandés, Gerard Endenburg. Él creó este método de gestión y gobierno mientras dirigía su corporación de ingeniería eléctrica, Endenburg Electrotechnik, en los Países Bajos.


Historia de la Sociocracia. Estas son las personas que más han contribuido a su desarrollo Fuente: Sociocracy for all

El modelo es también es conocido como gobernanza dinámica (dynamic governance), porque refleja la manera en que funcionan algunos sistemas de cibernética. La idea era crear un mecanismo de retroalimentación completo que guiara una correcta toma de decisiones y gobernanza, igual que una máquina. “A no ser que todas las partes de una máquina estén en línea, y no tengan objeciones de las otras partes, la máquina no puede funcionar. El consenso es fundamental”, explica Edwin.

Todas las decisiones son tomadas solo si hay consentimiento, es decir, si no hay objeciones, las que, a la vez, son consideradas necesarias y valiosas para mejorar cualquier política propuesta.

O sea, este grupo (el que sea que esté organizado mediante la sociocracia), elige representantes o moderadores, que le explican a otros grupos sobre las conclusiones a las que se llegaron en conjunto. Unos hablan con otros, en núcleos pequeños, sin tomar el micrófono, sino en pláticas cara a cara que, de tanto dar vueltas y vueltas a un asunto (considerando críticas, objeciones y negativas), llegan a un acuerdo. Midiendo pros y contras y luego de un largo debate, todos por fin están de acuerdo y han llegado a una resolución. Posteriormente, los moderadores de cada grupo se reunen con los moderadores de otros grupos y así sucesivamente hasta que las opiniones de todos son analizadas y realmente tomadas en cuenta al gobernar. 

¿Suena idílico? Sí, y a nosotros también en un inicio, pero mira cómo se está aplicando en diversos lugares, con buenos resultados:

Los niños adquieren voz

Edwin Maria John, además de ser un sacerdote católico, estudió periodismo en Filipinas y en base a su experiencia y lo que fue conociendo sobre la sociocracia, confió en este sistema de grupos organizados e interconectados para generar cambios de los que todos eran partícipes. 

Vivía en la costa sur de la India, nos cuenta, y siempre vio muchos conflictos que no se resolvían. Así comenzó a finales de los 70s a aplicar este método en 17 barrios (de 30 familias cada uno), y ayudó a organizarlos para hablar cada semana sobre sus necesidades y propuestas.

De esta manera, Edwin creó una organización que se basaba en esta idea, Neighborhood Community Networks (NCN), y con esta iniciativa se han formado miles de grupos de vecinos y parlamentos vecinales de niños y niñas de colegios o vecindarios, de mujeres y público en general. Se cree que este movimiento ha sido un medio importante para promover la paz y el empoderamiento en la India. Además, el Parlamento de los niños de Tamilnadu-Pondicherry (India), ganó un premio de la ONU, San Marino-UNICEF a la mejor organización dirigida por niños para la acción por los derechos de los niños y niñas en 2009.

A continuación se puede leer el testimonio de Kingsley Asukwo Udo, sudafricano que ayudó con la organización de parlamentos vecinales:

"Comenzamos a crear espacios para niños, jóvenes, hombres y mujeres en comunidades muy pobres. También presentamos el modelo en las escuelas urbanas y, para nuestra sorpresa, creció y floreció. En el transcurso de un año, creamos más de 6000 espacios. Los denominamos Espacios de Vecindarios Inclusivos INS. Se convirtió en un punto de referencia para voluntarios locales e internacionales. El modelo de INS nos dio la plataforma para abordar temas relacionados con la exclusión, la inscripción escolar, la transferencia de habilidades para la vida, la agricultura, la responsabilidad social, la protección de los niños y la prevención de la violencia sexual, abuso y explotación".

“Los políticos y líderes a nivel nacional no están expuestos a las mismas circunstancias que nosotros. Ellos no entienden los problemas y las necesidades de los niños. Nosotros lo vivimos. Necesitamos resolver los problemas de los niños, por los niños y para los niños”, explicó uno de los representantes de un grupo de la comunidad, Paul Thomas, en 2009.

Exactamente esa es la razón porque Edwin John considera que es tan importante esta forma de gobernanza. Es la única en que se pueden escuchar las voces y propuestas de todos para así construir “democracias más profundas y menos divisivas en el futuro”, como explican en NCN. Todo a través de estos pequeños parlamentos vecinales inclusivos, participativos, no dominantes, es decir, sociocráticos. “Es donde toda voz importa”, dice Edwin.

Y algunas iniciativas ya están apareciendo en Chile, ya que Fundación Colunga y América Solidaria, quienes trajeron al experto, comenzaron a aplicar parlamentos infantiles en colegios del país, como en la Escuelita Cecilia Arrieta de Peñalolen. 

Más que números

El experto también considera que con este sistema se contribuye directamente a la felicidad de las personas. Al sentirse más escuchados y empoderados, al sentirse reconocidos, todos sienten que tienen el mismo valor, y que sus propuestas realmente son escuchadas. “Así, no solo son números entre una multitud”.

¿Una sociedad ideal funcionaría de esta forma?, le preguntamos.

Es la única forma que es posible si queremos tomar a todos en serio. Darles a todos una voz, a todos un espacio de participación, si queremos escucharlos realmente y considerar sus ideas para construir un mundo mejor”. 

¿Crees que la sociocracia es una buena alternativa?

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Comentarios
Christopher Torres | 2018-12-04 | 11:34
2
Así como se describe, o suena demasiado naif o huele a lo que Sexual Democracia reflejó brillantemente en su canción "Pajamblea". Puede ser genial para temas locales o micro, pero no veo cómo un modelo como éste puede resolver temas macro como cambio climático, pueblos originarios, relaciones exteriores, conflictos con países vecinos (*cof* Bolivia *cof*) entre otros.

Aparte, con un sistema educacional deficiente y tanta fake news y bots contaminando el flujo de la información y el debate público, realmente funcionaría algo como esto? No lo sé Rick.
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Horacio Larrain | 2018-12-12 | 00:39
0
Cuando hablamos de democracia, generalmente nos referimos a la democracia liberal. Ella no es una y para siempre. Es un concepto dinámico que trata de medios y no de fines. "Mientras más se democratiza una democracia, más se sube la apuesta", decía el maestro Sartori. Para Robert Dahl, la democracia se basa en el valor intrínseco de cada persona: "ninguna persona es intrínsecamente superior a otra, por lo que los intereses de cada ser humano tienen derecho a igual consideración". El segundo criterio dahliano, que constituye la piedra angular de la creencia democrática es que "ninguna persona está mejor capacitada que uno mismo para juzgar su propio bien e intereses, o para actuar para lograrlos". Visto así, la iniciativa de Edwin Maria John, bien puede ser una nueva aproximación a la participación democrática desde la base.
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