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Imagen: César Mejías

Las cárceles que acogen perros para entrenarlos (y transforman la vida de los reos)

Cientos de perros están recibiendo entrenamiento y cariño en las cárceles del mundo, para luego ser adoptados o convertirse en perros de servicio. Aquí te contamos de qué se trata esta interesante iniciativa.

Por María Victoria Coutts | 2018-06-05 | 16:30
Tags | reos, cárcel, prisión, perros, adopción, programas, entrenamiento, abandono.
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En el último tiempo, se ha hecho bastante hincapié en lo importante que es adoptar perros y no comprarlos. ¡Hay tantos cachupines que esperan un hogar y que prometen entregar muchísimo cariño y entretención a quienes los adopten!

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Hace un tiempo, por ejemplo, escribimos sobre lo que está haciendo un matrimonio en Costa Rica, que acoge en un terreno a más de mil perros que han sido rescatados. Ellos los cuidan hasta que encuentren una familia dispuesta a adoptarlos y entregarles la vida que merecen.

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Ahora te contaremos sobre una iniciativa que se está expandiendo en algunas prisiones del mundo: las cárceles y los refugios de perros se están asociando para que los reclusos entrenen a los perros rebeldes, dándoles a ambos una oportunidad. A los perros, la de ser adoptados y queridos en una familia, y a los reos la de recibir y dar cariño (y también mejorar distintos aspectos dentro del encierro). ¡Lee a continuación!

¿Quién ayuda a quién?

Nadie puede negar la amistad que existe entre perros y humanos, y es esto lo que se está aprovechando en varias cárceles de Estados Unidos y otros países del mundo, como Serbia y España.

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La idea de ingresar perros a las cárceles ya tiene varios años y se ha expandido por varios centros penales con distintos propósitos como: entrenamiento para adopción, para servicios o para ayudar en el futuro a niños con autismo, por ejemplo. El sistema de trabajo que tienen, depende del trato que acuerde cada cárcel con la fundación o refugio que rescató al perro.

La relación que se forma entre los perros y los reos, es increíble, porque está totalmente libre de prejuicios y eso es lo que ambos necesitan. Los perros no les preguntan a los presos qué delito cometieron ni los juzgan por estar encerrados. A ellos tampoco les ha tocado fácil, muchos de los perros que llegan a las cárceles, son animales que han sido maltratados, abandonados o que incluso han estado a punto de ser sacrificados.

Prison Trained K9 Companion Program

Aumentar las probabilidades de adopción

Karma Rescue, es un programa que se ha expandido por California (Estados Unidos). Las cárceles del estado les están abriendo las puertas a los perros para que los reos les den un entrenamiento de obediencia. ¿De qué se trata esto?

Un grupo de reos seleccionados, se convierten en entrenadores y les enseñan algunos comandos básicos, el comportamiento y la socialización durante 12 semanas.

Todo ese tiempo, los presos y los perros se preparan para lograr la certificación Canine Good Citizen (CGC) del American Kennel Club (el estándar de oro en la obediencia canina), lo que aumenta las probabilidades de que una familia los adopte y les entregue cariño.

Karma Rescue

Luego de ese periodo, los perros ya están listos para ser adoptados y en una emotiva ceremonia, ellos y sus entrenadores se gradúan y despiden. Lo fuerte es que algunos de sus entrenadores nunca volverán a salir de ahí, ya que cumplen cadena perpetua en la cárcel, entonces esta es una forma que tienen de conectarse con el mundo exterior.  

Volviendo a amar y a sonreír

"Este programa me ha salvado la vida. He estado en prisión por más de veinte años... De repente puedo amar de nuevo. Puedo sentir amor, puedo experimentar emociones que he estado reteniendo durante más de veinte años... Duermo mejor por la noche, soy más capaz de hablar con la gente, estoy un poco más alfabetizado. Todo esto por tener un perro”, confiesa al Huffington Post un reo que participó en el programa.

“Cuando llegué, uno de los oficiales me dijo: ‘Nunca había visto a ninguno de estos tipos sonreír y llevo aquí 14 o 15 años y ahora salen sonriendo como los gatos de Cheshire’. Tienen una sonrisa en sus caras, felices, felices, y les da un propósito ", asegura Mark Tipton, el entrenador de los reclusos.

"Llegué a la prisión cuando tenía 19 años, así que no he tenido mucha experiencia de vida. Mi filosofía siempre ha sido ‘no sé si puedo’, pero este programa me ha enseñado que sí puedo”, asegura otro reo que participó entrenando perros. Y agrega que esto lo ayuda a conectarse con la sociedad y a sanarse. “No puedo comunicarme con ellos, pero podré llegar a la sociedad a través de Oreo y Chuey (dos perros que entrenó) ", dice.

Del abandono pasan a ser indispensables para alguien

Poder aportar con algo, por mínimo que sea, es muy gratificante para los presos. El entrenamiento que ellos les dan a los perros, es finalmente una valiosa contribución para el mundo fuera de las rejas.

La fundación Puppies Behind Bars, que está presente en cárceles de Nueva York y Nueva Jersey, está trabajando con los presos para entrenar a perros de servicio que ayudarán a los veteranos de las guerras de Irak y Afganistán, víctimas de lesiones físicas, cerebrales o de trastorno por estrés postraumático.

La idea es que ellos se transformen en un compañero que los pueda ayudar a realizar distintas tareas, como recoger objetos, encender y apagar luces, abrir puertas para que una silla de ruedas pueda pasar, etc. En total, son 85 los comandos que aprenden.

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Los beneficios de estos programas

La cárcel es un lugar al que a nadie le gustaría llegar, sin embargo, miles de perros han recibido una segunda oportunidad ahí dentro. Esta idea ya lleva varios años en Estados Unidos y obviamente, se han estudiado sus resultados.

Por ejemplo, en una prisión de Oklahoma, se logró disminuir la depresión entre los reclusos e incluso las tasas de agresión entre los internos. Este tipo de programas, también han ayudado a mejorar las habilidades sociales, la autoestima y a desarrollar las habilidades de comunicación de los reos.

Los reclusos aprenden habilidades como: compromiso, autodisciplina, trabajo en equipo, liderazgo y empatía. Además, tienen menos probabilidades reincidir. Las investigaciones muestran que entre el 70% y el 86% de los reclusos que se han asociado con organizaciones de entrenamiento canino, continúan fuera de prisión, en comparación con el 50% de aquellos que no participan en un programa de este tipo.

Esto nos demuestra que con un poco de creatividad, organización y voluntad, es posible llevar a cabo iniciativas novedosas y sobre todo efectivas en un entorno carcelario.

¿Crees que se podrían aplicar este tipo de programas en las cárceles chilenas?

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