Rodrigo Aguirre, música, autismo, comunicación

Rodrigo Aguirre y el sorprendente diálogo de los autistas con la música

Hace tres años que Rodrigo Aguirre imparte talleres de creación musical en una escuela para niños con autismo. En dos horas ellos se convierten en directores de orquesta o simplemente concertistas. Mientras pocos se dan el tiempo de escuchar qué nos quieren decir, ellos nos hablan en melodía.

Por Antonia Laborde @antonialaborde | 2013-10-02 | 10:23
Tags | Rodrigo Aguirre, música, autismo, comunicación

Rodrigo Aguirre es compositor y saxofonista. Dentro de la semana se lo puede ver haciendo clases de en el Saint George, tocando con Mediabanda, estudiando para su magister en composición en la Universidad de Chile, haciendo clases particulares de piano, flauta, guitarra, saxo o investigando para su tesis luego de ganarse el concurso "Haz tu tesis en cultura" del CNCA. Se podría pensar que es un hombre disperso, pero hay un motor común que lo motiva a hacer prácticamente todos sus movimientos: El autismo. 

Hace un par de años Rodrigo, junto a su amigo Santiago Astaburuaga y otros músicos, participaron en el ensamble de música improvisada Tarabust. El concepto es que diversas agrupaciones dedicadas a la música improvisada coexisten en un mismo escenario y tocan bajo la dirección de señas. Mientras estaban sumergidos en su "locura", desde el público comenzaron a escuchar a un grupo de niños que hablaban y emitía sonidos volviéndose parte de la música. Luego se enteraron de que los niños eran autistas, encendiendo una ampolleta en la cabeza de Santiago: Hacer un taller donde fuera la música la herramienta que utilizaran los niños con autismo para comunicarse.

El 2011 la idea se llevó a cabo a través de un programa en la Escuela Especial San Nectario, para niños autistas. El sistema consiste en invitar músicos que puedan improvisar desde jazz hasta música contemporánea, para que se sometan a la dirección de cada niño y al revés, creando música a través de lo que ellos proponen. Uno de los intérpretes invitados a la clase fue Rodrigo, quien vio lo que sucedía dentro de esa sala y decidió llegar para quedarse. "Para nosotros hay una sensación de que no hay comunicación de por medio con los autistas, entonces decidimos utilizar la música como medio para ejemplificar o vivenciar esa comunicación. El primer año partió como experimento para ver qué pasaba y a final de año nos dimos cuenta que pasaban muchas cosas: Los niños se comenzaron a imitar entre ellos, a respetar los turnos. El músico con el niño entablaron como una relación subterránea, había un grado de complicidad entre ambos y ahí surgieron muchas interrogantes y muchas ideas del por qué funcionaba esto", cuenta Aguirre, quien pasó a hacerse cargo del taller el 2012, cuando Santiago partió a México.

- ¿Qué tiene la música que permite que la comunicación fluya con las personas autistas?

"¡Es lo que estoy investigando en mi magister! (ríe). Hasta ahora te diría que la música permite emocionarnos, conectarnos con nuestro aspecto humano, con lo emotivo. Cuando tienes a alguien que es empático contigo y que te da la mano y te dice que va a reproducir lo que quieres transmitir, nos entregamos no más. Yo te ayudo y tú me ayudas y eso es una base súper interesante. El taller se ha volcado a un poco a ese lugar: ¿Cómo hacer para que cada niño se pueda sentir querido y libre? Él quiere decir algo y yo voy a tratar de que lo diga." 

Los alumnos tienen entre 7 y 24 años y en la sala siempre están presentes Rodrigo y Fernanda, la educadora diferencial.  El curso mantiene una estructura fija y las actividades son progresivas y bien repetitivas. Primero hacen una exploración de los sonidos, como investigar el papel por ejemplo: Lo arrugan, lo tocan, diferencian las texturas, etc. También les pasan instrumentos para que los exploren y se acerquen a la música. Luego invitan a un artista, donde se pone especial énfasis en cómo él se expresa a través del instrumento y lo que logran cuando se unen. 

Para que los niños puedan interactuar con los músicos se les enseñan señas de dirección: Si ponen las manos arriba el instrumento sonará fuerte, si las ponen abajo, suave, si las abren sonará lento, si las cierran, despacio y así los preparan para la dirigir sus obras en un concierto. Durante el año se va invitando progresivamente a distintos intérpretes (comienza uno y terminan ocho) con los cuales los niños pueden crear su música. 

"Lo más bonito y enriquecedor creo que es la relación que se establece con los músicos. En los niños hay miles de cambios, independiente de que todos los seres humanos variamos en todos momento. Lo interesante es la comunicación no verbal que llega a niveles súper malabarísticos donde suceden cosas dignas de un concierto, una mano que pasa, un sonido que corre y empieza a generarse música súper atractiva", dice Rodrigo.

La otra propuesta de los autistas

¿Dónde están los autistas? ¿Quiénes son sus padres? ¿Dónde trabajan? Son las preguntas que ha tratando de revelar Rodrigo a medida que se introduce en su mundo y las respuestas han sido desalentadoras. Hace poco le preguntó a Fernanda qué pasaría con Javier, su alumno de 24 años que sale este año de la escuela. "Si tiene suerte, terminará empaquetando en un supermercado, si sigue el camino del promedio... se quedará en su casa . El autismo es un tema súper aplacado, no se habla al respecto porque hay una complicación gigante sobre su inserción social ", dice Aguirre.

¿Qué es lo que has podido descubrir en ellos durante estos tres años?

"Me parecen personas muy cariñosas, enteras, auténticas. Comparto con ellos muchas veces su rabia, su importancia. Todos estos gritos, golpes, que es como la visión más básica, pero que mucha gente tiene de los autistas, es impotencia por no poder comunicar su lenguaje. Hay una incompatibilidad ahí que les produce mucha rabia. Pucha, hay que escuchar a los autistas... yo creo que son personas que no han sido oídas porque el mundo oye cada vez menos. Nos preocupa consumir, tener, ser exitosos. Ellos proponen otra cosa, tienen otro tipo de preocupaciones. Les preocupa oír, expresarle cariño al de al lado, compartir algo y eso se logra en el taller."

El cómo lograr integrarlos en nuestro día a día es el tema que preocupa y ocupa a Rodrigo. Lo fue desde el primer momento. Por eso, cuando postuló el proyecto al concurso Acción Joven de la UNAB el 2012, del cual se hizo acreedor, optó por recibir el asesoramiento de un tutor de Mentores por Chile, una de las alternativas que se ofrece junto con los 2 millones de pesos para invertir en el programa. 

"Nosotros éramos ... y somos un taller de escuela, pero creemos que nuestra misión es mucho más grande que eso. Queremos poder integrar a través de la música con independencia y las sesiones de la red de Mentores por Chile nos ayudaron mucho a avanzar en este camino. Raimundo Varela es nuestro mentor y fue él quien nos preguntó a donde queríamos ir, cuál era nuestro sueño y nos dijo los pasos a seguir. Con esto, en enero sacamos personalidad jurídica y hoy somos el Centro Cultural Creando Integraciones de Jóvenes con Autismo, lo que nos permite postular a distintos fondos", cuenta Rodrigo, quien sigue recibiendo los consejos de Raimundo hasta el día de hoy. 

El objetivo ahora es tener un centro propio donde se realicen los talleres y los alumnos puedan egresar para convertirse idealmente en monitores de esta práctica. Serían talleres abiertos, no exclusivos para los alumnos del San Nectario, ni tampoco sólo para quienes tengan autismo, ya que a la hora de crear música no hay diferencias. Como parte de su propósito de inserción, Rodrigo cree que sería de real impacto que los alumnos que egresen puedan enseñar en diferentes instituciones el taller, ya que siempre nos ponemos en el caso de que nosotros tenemos que enseñarle algo a ellos y muchas veces es al revés

Hace poco recibieron la noticia de que su proyecto de centro cultural independiente ya fue aprobado por la Ley de Donaciones Culturales y ahora sólo falta que alguna empresa (o persona), quiera hacer su aporte. La independencia para seguir creciendo es fundamental para Rodrigo, ya que ve que entre los establecimientos y las cosas que ellos quieren llevar a cabo, se pierden muchas cosas: La libertad de tener tiempo para investigar nuevas técnicas y que ese tiempo invertido sea financiado por alguien, "en las escuelas eso no pasa. Te dicen que no, que tu taller dura de esta a esta hora y después se acaba".

Con el objetivo de acercar a más personas a esta realidad silenciosa e incentivarlas a que se involucren, se mostrará un documental que recopila el trabajo del primer año del taller. Todavía no hay fecha de exhibición, pero ya está confirmado que será en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM). El Definido lo publicará cuando se sepa el día de presentación. "Los niños dicen muchas cosas en el taller, ahora es nuestra tarea hacer que eso se escuche". 

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Comentarios
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Camilo Mendoza | 2013-10-02 | 11:19
4
Me encantó el artículo. Gracias por la información. Gran obra la de Raimundo, Rodrigo y su equipo. El video me rememora al documental de HBO Autism: The Musical, en dónde también se ilustra la poderosa combinación de estímulo y creatividad a través del arte.
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Jorge Fuentes | 2013-10-02 | 11:33
4
Que impresionante trabajo…yo… no tengo palabras para expresar lo emocionante que me resulta leer esto…
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Cristián Mackenna | Director | 2013-10-02 | 14:26
5
Le recomiendo que vean la película "Temple Grandin" que cuenta la historia de una autista que termina siendo una ingeniera seca.

Aquí el link a la reseña de la película:
http://www.imdb.com/title/tt1278469/?ref_=sr_4

Y por si las moscas les dejo esta charla TED de ella misma:

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