fracaso, perder, elecciones, errores
Imagen: César Mejías

Frente a frente con el fracaso: cómo sobrevivir y aprender de él

A propósito de los candidatos icónicos que salieron perdedores, Mane Cárcamo aprovecha de reflexionar sobre el fracaso. ¿Cómo salir de la humillación y plantarse ante un nuevo escenario?

Por Magdalena Cárcamo @manecarcamo | 2017-11-23 | 16:50
Tags | fracaso, perder, elecciones, errores
“Es importante ser capaces de ver los matices y aquellas situaciones de las que no somos responsables y así poder aceptarlas y soltarlas” (Paula Ortiz, sicóloga)
Relacionadas

Andrés Zaldívar, Ignacio Walker y Lily Pérez (entre otros) no pasan por su día más felices. Tuvieron que cerrar las champañas, guardar en las bodegas el merchandaising y apagar las luces de los escenarios que tenían dispuestos para celebrar. Después de años en el parlamento, la ciudadanía (y el nuevo sistema electoral) les pasaron el sobre azul. Fueron protagonistas de lo que a todas luces conocemos como fracaso.

No votaría ni he votado por ninguno de ellos. Pero sí debo decir que algo de extrañeza me provocó ese tufillo festivo y por qué no decirlo soberbio, que celebró mayoritariamente en las redes sociales que a otros les fuera mal. Porque amigos seamos sinceros, ¿a quién no le ha pasado?

Le pasó a nuestra selección que tendrá que ver el mundial de Rusia por la TV. Walt Disney fue un fracaso en el colegio y prácticamente en todos sus trabajos anteriores a la animación. Don Francisco fue despedido al mes en su primer programa de televisión “Show Dominical” en Canal 13. A Steve Jobs lo echaron de Apple, su propia empresa, en 1985.

O sea, está clarísimo que nadie está libre de mandarse un gran guatazo y que tal vez sería bueno reflexionar de cómo hemos enfrentado los que hemos vivido o si estamos preparados para resistir uno con dignidad y altura de miras.

Paula Ortiz, psicóloga PUCV y Doctora de la Universidad de Granada en Ciencias de la Actividad Física, Deporte y Calidad de vida, con más de 12 años de experiencia de trabajo con deportistas de alto rendimiento conoce y ha estudiado muy bien el tema del fracaso.

El fracaso y el éxito lo interpretamos respecto a situaciones de evaluación. En el deporte es un partido, a nivel académico es una prueba, en el ámbito político son unas elecciones por ejemplo. Ante una situación de evaluación aparecen emociones respecto al resultado obtenido. Esas emociones están relacionadas a tres grandes aspectos, primero, la significación o relevancia social del resultado obtenido, segundo el grado de dificultad de la tarea y tercero las características personales,nos aclara la especialista.

El animador Martín Cárcamo (hermano de quien escribe para ser muy transparente) no siempre bailó con la bonita. Por muchos años participó en programas que apenas marcaban 1 punto de rating, estuvo un largo tiempo “congelado” en CHV y fue el animador al que le tocó bajar la cortina de programas emblemáticos como “Extra Jóvenes” y “Rojo”.

“Mi carrera partió con muchos momentos difíciles. Fueron cerca de 10 años en donde tuve que enfrentar el fin de programas íconos de la televisión chilena, bajas audiencias y críticas desfavorables. Fue muy complicado, porque si ya que te vaya mal en la pega es fuerte, la exposición mediática lo hace más complejo. Sin embargo, siempre tuve claro que ésta era mi vocación y creo que eso me permitió perseverar cuando muchos me decían que mejor tomara otro camino. Y el rigor también fue clave. Trabajar duro y con una meta clara, fueron gravitantes para no decaer cuando el viento no jugaba a favor”, nos cuenta.

Para Paula Ortiz la resiliencia es fundamental en este tipo de situaciones: Las emociones post fracaso en general son negativas, tales como pena, desasosiego, frustración e incluso ansiedad. Es aquí donde la resiliencia entra a jugar un papel clave. Las personas resilientes son capaces de ver el futuro como una oportunidad de mejorar lo que está mal y están claras respecto a su responsabilidad personal para construir el propio camino. Este tipo de personalidades son capaces de trasformar las emociones negativas en oportunidades de auto superación, con una mirada de optimismo y esperanza”.

Luis Larraín, ex Presidente de la Fundación Iguales y hoy ex candidato a diputado por el distrito 10 en Santiago, a simple vista pareciera haberlo tenido todo. Viene de una familia acomodada, ingresó con puntaje nacional a Ingeniería en la Universidad Católica, incursionó en el modelaje, tuvo la posibilidad de estudiar en el extranjero, aprender otros idiomas y se ha transformado en una figura reconocida en los medios por su participación en la Fundación Iguales.

Sin embargo ha tenido varios encuentros cercanos con lo que podríamos llamar fracaso. El más reciente fue no haber obtenido los votos necesarios para ocupar una silla en el parlamento: “He tenido muchos fracasos, en el colegio me costó relacionarme con mis compañeros. Hacer amigos fue mi primer fracaso. Me fue mal en el examen de título. Por un problema de salud tuve que dializarme tres veces por semana durante 5 horas, lo que no me permitía encontrar pega. Me trasplanté, pero me falló el riñón… por lo que mi vida ha sido bien zigzagueante y ya estoy acostumbrado que en la vida hay mejores momentos que otros”.

Luis tiene muy claro lo que le ha hecho no auto compadecerse y estar siempre en búsqueda de nuevos desafíos y liderazgos. “Creo que lo que me hace salir adelante es la convicción de que los fracasos son parte de los aprendizajes. Nadie que tenga una vida perfecta, que no toma ningún riesgo, hace un gran aporte a la sociedad. Para producir cambios, para influir en la vida del resto, hay que arriesgarse, hay que equivocarse, reflexionar y todas las cosas que me han pasado me han transformado en mejor persona”, nos revela.

El trabajo de los padres en la crianza de niños preparados para enfrentar bien un fracaso también es fundamental. No es raro ver a papás gritando en las canchas deportivas, más ofuscados que los propios hijos cuando estos pierden un partido de fútbol, o mamás que están pendientes de los promedios de notas de las otras compañeras de sus hijas, como para hacer un ranking mental con el fin de posicionarse en el mundo. Cabe preguntarse si estamos preparando a nuestros niños no solo a tolerar la frustración, sino que también a aceptarla y aprender de ella. Porque como dije al inicio, NADIE está libre.

“La palabra fracaso es muy fuerte, porque se puede interpretar como una situación constante y claramente no es así. Como tampoco lo es el éxito. Cuando somos presos de la emoción negativa que produce un fracaso hay que preocuparse, ya que nos bloquea y no nos permite avanzar. La clave está en no centrarse en el problema, si no muy por el contrario, en buscar soluciones”comenta Ortiz.

¿Qué hacer frente a un fracaso?

Ya perdimos la elección, ya nos echaron de la pega, nuestro emprendimiento se fue a las pailas y no quedamos seleccionados en el concurso de piano para el que practicamos durante seis meses. Ha llegado el momento de usar la cabeza fría y la sicóloga Paula Ortiz es muy clara a la hora de tomar las riendas del asunto:

1. La ola ya arrasó y no sirve seguir llorando por las esquinas. Ortiz es enfática en manifestar que lo primero es “plantearnos qué expectativas u objetivos tendré frente a este nuevo escenario, para saber cómo iniciar la reconstrucción”.

2. Otra sugerencia que entrega es preguntarnos frente al fracaso del que somos protagonistas: ¿Qué estuvo bajo mi control y qué no estuvo bajo mi control? En esto es fundamental ser objetivos para evitar caer en “soy un incompetente” o “todo me sale mal”. Es importante ser capaces de ver los matices y aquellas situaciones de las que no somos responsables y así poder aceptarlas y soltarlas.

3. Evaluar nuestro actuar: es importante cuestionarnos qué acciones fueron efectivas y cuáles no. Y respecto a las segundas, preguntarnos de corazón: ¿Qué podemos cambiar? La idea es lograr salir de la situación misma que nos tiene enredados en un mismo tema y comenzar a centrarnos en las soluciones.

4. Finalmente y (aunque nos de rabia este consejo) mirar la situación del fracaso como un aprendizaje y no como una sentencia determinante de nuestra vida. Porque pase lo que el mundo sigue girando y siempre hay nuevas oportunidades. Si no, pregúntenle a Don Francis.

¿Cuál ha sido tu peor fracaso y cómo saliste de él?

¿CÓMO TE DEJÓ ESTE ARTÍCULO?
Feliz
Sorprendido
Meh...
Mal
Molesto
Comentarios
Eduardo Castro Torres | 2017-11-26 | 16:16
0
Muy buena reflexión Magdalena, te felicito!
Me gusto tu mirada objetiva de un tema y concepto que parece resonar "feo" o "fuerte" en nuestras mentes a causa de la asociación de malas emociones y pesimismo que le hemos dado historicamente a dicha palabra.

Respecto a la ultima pregunta de tu columna, me gustaria compartir mi experiencia (espero no ser muy latero), que va de cajón y relacionado al tema de percepción de Éxito/Fracaso que inculcamos como Sociedad.

Durante mi periodo académico de enseñanza Básica y Media, tuve la buena fortuna y coincidencia, de ser premiado/destacado de manera consecutiva (año tras año) por mi buen desempeño como alumno respecto a las calificaciones.
Bajo el paradigma social común,podriamos colocar dicho evento dentro de la vereda del "Éxito", pero para mi percepción personal fue uno de los grandes "Fracasos" u Oportunidad (Como me gusta llamarle) debido a que me "mal acostumbro" posteriormente, a que cuando mis evaluaciones (ya sean academicas o sociales), no eran la mejor de las mejores, simple y llanamente estaba haciendo las cosas "mal", independientemente de que la evaluación en realidad no fuera mala (Auto generandome pensamientos negativos y poniendome en pesimos estado de Ansiedad por miedo a "salirme" de lo que estaba acostumbrado).
Cuando estaba al borde del colapso nervioso auto-generado, por situaciones minimás (Durante la primera carrera que estudie)... decidi por un tema de aprendizaje personal, exponerme a un año de "Full Fracaso" (Que resulto ser una de las mejores experiencias de aprendizaje que he vivido hasta el momento)
Descuide mis estudios (Que por suerte me los costeaba yo, y por ende no repercutia en gran manera economica a mis padres), deje cosas a medias e incluso varias relaciones con otras personas (amistades/parejas) comenzaron a fallar... la incomidad del día a día a causa de que nada salia bien, versus a lo que estaba acostumbrado, era extrema!
Durante este periodo, comencé poco a poco aprender a "dejar ir" las cosas, no tomar a pecho los juicios y prejuicios que pueden generar las personas o uno mismo, cuando las cosas temporalmente no van a tu favor... y a notar que al final del día, nada era tan terrible... pues al fin y al cabo seguia vivo y mi perro me seguia moviendo la cola.
Una vez finalizado el mal llamado "Año de mierda", las cosas tomaron otro color para mi ser. Me cambie de universidad, de carrera, algunas relaciones personales terminaron, otras nuevas se formaron... y cada experiencia nueva, la vivia con el objetivo de aprender, reirme, desarrollarme y crecer... por ejemplo, a la universidad, iba a aprender sobre la profesión que me gusta, sin importar si me demoraba mucho o poco en absorber bien el conocimiento y la nota evaluativa que tuviera por este.
Sorpresivamente, mi rendimiento académico se vio mejor que antes (Sali de la carrera con un lindo record historico), ya no sufria de ansiedad por detalles minimos, y lo pase de maravilla con cada momento sin importar los resultados finales... Actualmente disfruto de cada desafio que se presenta en el transcurso de mi vida ,tanto con amistades, mi profesión y trabajo actual... eliminando la percepción común de "Éxito/Fracaso", y cambiandola por el concepto de "Experiencia, Risas y Oportunidad"

Saludines a la distancia!
responder
denunciar
apoyar
* Debes estar inscrito y loggeado para participar.
© 2013 El Definido: Se prohíbe expresamente la reproducción o copia de los contenidos de este sitio sin el expreso consentimiento de nuestro representante legal.