libros, lectura, editorial, IVA, impuestos, bibliotecas
Imagen: César Mejías

Un escritor en contra de la eliminación del IVA a los libros

Joaquín Barañao, autor de la serie de libros “Datos Freak” plantea una impopular opinión. ¿Es realmente el IVA el que cambiaría nuestra relación con los libros y la lectura? He aquí sus razones para negarlo y abrimos el debate para que ustedes planteen sus posturas.

Por Joaquín Barañao | 2017-06-14 | 15:00
Tags | libros, lectura, editorial, IVA, impuestos, bibliotecas
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La epifanía ocurrió el atardecer del 30 julio de 2014, mientras caminaba entre Harlem y la Universidad de Columbia. Inundado por los estímulos sonoros de David Bowie, resolví dedicarme a tiempo completo a escribir. O al menos, mientras las finanzas lo permitieran.

Vivir de los libros en papel es difícil, pero no porque un poder oscuro esquilme a los autores, sino porque son demasiado los eslabones de la cadena de producción. En orden: autor, editor, imprenta, bodega, distribución, librería e IVA. Esta secuencia es en buena medida la que explica también los precios que observamos en las vitrinas. Es similar a la abismal diferencia entre el salario de un agricultor de cafetal y lo que dilapidamos por un latte. Nadie se está haciendo súper rico en la pasada, sino que hay demasiados actores tratando de sobrevivir repartiéndose la misma torta.

Para socorrer a lectores y autores, hace décadas está instalada la moción de liberar a los libros de IVA. Quienes la promueven, sostienen que ello bajaría los precios, incrementando tanto las tasas de lectoría –un bien social– como de sobrevivencia de los escritores –un bien personal–.

Aunque sería muy bienvenido en mi cuenta corriente, me opongo.

Hay quienes sostienen que de eliminarse el IVA a los libros, el ahorro se lo embolsaría la librería y los precios se mantendrían incólumes. No es así (aunque tampoco es el punto). El mercado editorial no es perfecto, pero tampoco es inmune a las fuerzas más básicas de la economía. Bastaría que un solo minorista rebaje al menos parte de sus tarifas para empujar a todo el resto, so pena de perder clientela. Solo en un escenario de colusión flagrante esto no ocurriría, pero el mercado editorial, a diferencia del pollo o el papel higiénico, es demasiado atomizado para permitirse algo así. Además, el público esperaría rebajas bruscas el primer día, tal como hoy ocurre con los cacareados descensos en las bencinas, de modo que desde el inicio, un cartel sería imposible de ocultar.

Otros arguyen que la elasticidad precio es baja. Quienes hoy no compran libros a $11.900 tampoco lo harán a $10.000, y los lectores de hoy no aumentarán su espacio literario por ahorrarse $1.900. Desconozco estudios rigurosos para el mercado chileno. Si sé que la inmensa mayoría sigue prefiriendo pagar el doble, el triple o el cuádruple por libros en papel en lugar de comprar sus pares digitales, con tal de gozar de la experiencia táctil. Este comportamiento sugiere que, para esa minoría que hoy compra libros, un 19% no modificaría su decisión final.

También sé que la red de bibliotecas públicas gratuitas en Chile es muy extendida (he pasado tardes hurgando libros en rincones como Tortel y Porvenir). Es difícil suponer que sean muchos quienes en el fondo de su corazón anhelan leer, pero simplemente carecen de acceso. Trabajo todas las tardes en distintas bibliotecas públicas y cafés literarios de Providencia y Santiago, y lo que veo son amplios catálogos que casi nadie toca, mientras la inmensa mayoría se ensimisma en las pantallas de sus computadores y tabletas.

Pero mi oposición a la eliminación del IVA a los libros no depende de la verificabilidad de estos supuestos. Es muy anterior, originada en un principio básico de administración del Estado. Concuerdo que la mayor parte de la lectura constituye un “bien social”, pero no estoy de acuerdo con que los bienes y servicios de este tipo deban recibir beneficios tributarios.

Esto obligaría a la autoridad a establecer un listado exhaustivo de todo aquello que califica de “bien social”. Con justa razón, veríamos presión de los comercializadores de indumentaria deportiva, pinceles, pasta de dientes, verduras con propiedades antioxidantes y un muy largo etcétera, pues ¿no son acaso el deporte, las artes plásticas, la higiene dental y la alimentación saludable “bienes sociales” también? ¿Por qué la literatura sí y no el cine de autor? ¿Qué hay de los convertidores catalíticos o las entradas a la ópera?

Ahora, si alguien mantiene su apoyo al principio de exceptuar de tributos a los “bienes sociales” y estuviese dispuesto a extenderlo a todo lo que haga falta (incluyendo cloro para esterilizar excusados y LEDs de bajo consumo eléctrico), no puede si no aceptar que es una imposibilidad práctica. Porque forzaría al Servicio de Impuestos Internos a definir con precisión un listado (de proporciones kafkianas) de los productos exentos.

Esa tarea es inabordable no solo por su extensión, sino también por la infinidad de áreas grises. Imaginen por un momento la bolsa de gatos de enormes proporciones que supondría tan solo la clasificación de alimentos entre “saludables y exentos” y “no saludables y afectos”. Quizás nadie pondrá en cuestión que una corrida familiar califica de “bien social”, pero ¿qué hay de un superclásico Colo-Colo – Universidad de Chile? Es deporte, sí, pero a la vez una actividad de alto riesgo que demanda un cuantioso despliegue de seguridad ciudadana. ¿Se la debe eximir de impuestos? ¿Una sinfonía de Beethoven sí, pero un recital de Slayer que enfurece a los vecinos no? ¿Mecánicos de bicicletas? ¿Repuestos para vehículos híbridos y eléctricos? La lista de provisiones comerciales de beneficios sociales discutibles es cuasi-infinita.

Más aún, la mismísima industria editorial ofrece áreas grises. Quizás nadie trepidará en tildar las obras de Cervantes de “bien social”, pero ¿qué hay de los libros de propaganda neonzai? ¿De los textos porno? ¿Son un bien social? ¿Debe sacrificarse el IVA de libros técnicos sobre finanzas que utilizan altos ejecutivos y exalumnos de MBAs, restando con ello fondos que podrían ir a parar a bibliotecas públicas? Desde luego, una lista oficial de “libros exentos” y “libros afectos” definida por la autoridad de acuerdo a su rol social solo podría habitar las peores pesadillas orwellianas. Para qué hablar del ejército de “lectores-jueces” que habría que contratar para crear y mantener actualizada dicha lista, así como de los criterios de selección de tan distópicos funcionarios.

El criterio tributario hoy en operación es el correcto: el dinero recaudado a través del IVA, un mecanismo simple y transparente, alimenta un pozo común, que luego puede ser canalizado de manera focalizada para promover los bienes que prioricemos como sociedad. Fomento de la lectura inclusive, si así lo queremos.

Si lo que se quiere en verdad es promover la lectura, hay decenas de medidas posibles que no producen un descalabro en los pilares conceptuales de nuestro sistema tributario, y que pueden financiarse precisamente con la recaudación que se propone abandonar. Más aún, a diferencia de la eliminación del IVA, iniciativas de este tipo son focalizables, una herramienta fundamental de las políticas públicas. No es razonable eximir de impuestos a una persona acomodada que prefiere pagar tres veces más por papel en lugar de la versión electrónica por el mero placer táctil y el olor a tinta. Sí lo es, por el contrario, utilizar dicha recaudación para construir las bibliotecas públicas que faltan, fortificar Bibliometro o potenciar el maletín literario.

Joaquín Barañao

Abrimos el debate, ¿qué opinan ustedes?

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Comentarios
Ignacio Quintana | Webmaster | 2017-06-14 | 16:21
1
excelente nota Joaquín,
- concuerdo con que la recolección del IVA ayuda a redirigir fondos y podría ser aun mas util en/para fomentar la lectura.

- creo que los que ya compran libros no les pesa mucho ese 19%... pero ese margen puede ser significativo para nuevos amantes de la lectura...

... pero creo que es erróneo creer que el adquirir libros pasa por el placer táctil de tocar papel y que ese "lujo" esta amarrado al poder adquisitivo del que lo busca o interés propio del mismo... los libros y la lectura deberían ser tratados como un "derecho" para todos, no como un "producto" para algunos.
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Joaquín Barañao | Colaborador | 2017-06-14 | 17:17
1
Ignacio, no digo que comprar libros sea por un placer táctil. Lo que digo es que, una vez que se ha resuelto leer un libro, pagar 2 a 4 veces más por la versión en papel que por la electrónica es por el placer táctil. La inmensa mayoría que podría pagar US$10 por una versión electrónica y paga 18 lucas por su símil en papel solo por ese gustito mal podría quejarse de que los libros son caros.
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Alex Gormaz-Matamala | 2017-06-14 | 18:58
4
Excelente artículo!
Si un libro vale 20 lucas y le quitamos el impuesto el precio baja a lo más a 16, por lo que no necesariamente se volverá más accesible. Y a los que les gusta compararse con Argentina, ese mismo libro costaría allá alrededor de 7 mil (personalmente he hecho las comparaciones), por lo que el tema del precio de los libros no pasa por el IVA sino por cuánto cobran las editoriales.
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Pablo Raín | 2017-06-14 | 22:19
0
Enfermo de facho el artículo XD

Pero igual tienes razón al menos en el punto de que igual no va a aumentar nada en gran medida que digamos.

Al menos yo prefiero ebooks, son más fáciles de comprar y mucho más livianos.

Y seamos honestos, igual la gran mayoría prefiere gastarse 200 Lucas en un celular que 5 o 10 en un libro.
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Alex Gormaz-Matamala | 2017-06-15 | 01:18
2
Por qué facho?
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José Tomás Valenzuela | 2017-06-15 | 12:32
2
Sí, por qué facho?? Si más encima estás de acuerdo con lo que dice el artículo, ¿por qué tildarlo de facista (o de ultraderecha), por qué ser tan peyorativo y sin ningún argumento para respaldarlo?
Por mi parte yo concuerdo con el autor, opino que no sería efectivo ni lógico ni legítimo eliminar el IVA a los libros. En cambio creo que para fomentar la lectura (de literatura) hacen falta más y mejores políticas públicas -especialmente en educación-. Pero, a su vez, creo que hoy se está leyendo más que hace unos años, pero en otros dispositivos, en formatos distintos a la literatura, aunque no necesariamente sea "buena lectura" -y acá también entraría la subjetividad de definir qué es buena o mala lectura-.
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Felipe Lazo | 2017-06-15 | 11:14
2
Excelente artículo, aborda todas las causas usuales por las que el IVA solo tendría un impacto marginal en el incremento de la lectura.

Joaquín, ahora escribe un artículo acerca de por qué el chileno promedio no lee (supongo) y qué hacer al respecto.
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Gustavo Escalante | 2017-06-16 | 13:41
3
La realidad es que gestos como eliminar el iva, tienen un efecto comunicacional muy fuerte. Se genera un primer "golpe de ventas" que de por si favorece a la industria del libro con lo cual tienen más recursos para promociones, publicidad, etc. No creo que se pueda minimizar el impacto porque los que somos lectores compramos igual. Por algo el comercio explota tan bien las rebajas, por más que sea de 10 pesos (10 mil y 9990 increíblemente no son los mismo)

Además, la eliminación creo permitiría a los pequeños comercios que no reciben beneficios por auspicios y concesiones. Desde mi perspectiva como bibliotecario, esto sería de gran ayuda para que librerías pequeñas nos vendan al por mayor con precios más competitivos y mejores descuentos (almacén versus supérmercado)

Quiero reforzar mi punto del "golpe anímico". Los libros estarían en la palestra, la discusión y opinión ponen en boga la lectura. Con la experiencia en biblioteca he ido valorando el hecho de que los conceptos publicitarios son útiles en el fomento, sobretodo con los nuevos lectores.

Es evidente que se requieren más recursos para el fomento, pero en realidad, se requiere intervención del sistema educativo para integrar la lectura, darle tiempo y espacio. Al menos en niños y jóvenes, la fórmula mágica siempre es el ejemplo de sus padres, pares o ídolos; en esto se requieren campañas fuertes que apunten a padres y líderes de opinión como mediadores.

El fomento a la lectura conjuga un sinnúmero de factores y el precio podría afectar en lo anímico, en la sensación de las personas, en el espacio que se le da al tema en los medios, en fin. No todo es cuantificable, pero muchas cosas son perceptibles. No me cabe duda que quitar el IVA es una de ellas.
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Joaquín Barañao | Colaborador | 2017-06-16 | 14:02
1
Estoy de acuerdo en que existiría un efecto de golpe anímico. Y estoy de acuerdo en que en algo aumentaría la compra de libros (de hecho, por eso en la columna escribí "Aunque sería muy bienvenido en mi cuenta corriente, me opongo").

El punto, no basta que exista un beneficio para que la medida sea deseable. Lo que se debe hacer es comparar dicho beneficios con los costos. Y en este caso, los costos son enormes. Primero, abre la puerta a que todos quienes venden algo que pueda ser calificado de bien social van a pedir el mismo trato, y no habría cómo negárselo. Fabricantes de medicamentos, por ejemplo. Abriría un tremendo forado a los fundamentos conceptuales de nuestro sistema tributario. Segundo, crearía un beneficio tributario para males sociales, como apologías neonazis. Tercero, sería un beneficio regresivo que favorecería en su mayoría a los ricos, que son quienes compran libros, que al mismo tiempo quitaría plata (los millones de dólares que se recaudan en IVA de libros) que sí puede invertirse en forma focalizada, atendiendo a las personas que en verdad quieren leer pero carecen de acceso.
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Ale Muñoz | 2017-06-16 | 23:32
3
Antes que todo, debo hacer la precisión de que el IVA es un impuesto establecido en favor del fisco respecto de los consumidores finales de los productos. Es así como la eliminación de éste, no afectaría la industria editorial si consideramos que éste impuesto debe ser enterado en arcas fiscales por el vendedor y nunca ha supuesto parte del margen de ganancias de las editoriales.

Como bien dices, los libros en papel, son una experiencia táctil -con todo que eso conlleva-. Pero al sostener que quién no compra libros a 11900, no lo hará a 10.000 es un error. Al menos yo, y las personas que conozco esperamos siempre que librerías hagan descuentos para comprar 3-4 libros juntos y poder así ahorrar. Si pensamos en un libro, ahorrar 1900 pesos no es mucho, pero en 3-4 no deja de ser importante. Así que sí, ese 19% si modifica mi decisión de comprar o no comprar.

Respecto a la impopularidad de la lectura, es un asunto, y yo lo achaco a la educación obligatoria en la que te fuerzan a leer libros que pueden estar años luz lejos de tus intereses, haciéndote querer escapar lo más lejos posible de la proximidad de un libro. Ello sumado a que si bien el catálogo de las librerias públicas es extenso, no diría que es tan variado o al menos no el de mi ciudad. Dicho sea de paso, valoro mucho la gestión de bpdigital que constantemente toma en cuenta tus sugerencias y efectivamente hacen las gestiones para conseguir los libros y aunque estos prestamos sean digitales, no deja de ser un gran avance.

Otro punto que es importante señalar es que el SII no tiene facultades para enlistar grupos de bienes/servicios exentos o no, esa es una atribución exclusiva del Presidente de la República y debe impulsarse mediante un proyecto de ley.

Ahora, yendo al fondo del asunto, partamos por la premisa de que leer es sinónimo de cultura, y más que eso, es parte de la educación y desarrollo integral de una persona porque leas lo que leas te estás educando, cultivando tu mente, aprendiendo a escribir etc. Dicho esto, la educación está consagrada como derecho fundamental en el artículo 19 de la Constitución, por lo tanto, no se puede equiparar a otro derecho que no tenga ese rango y le corresponde al estado asegurarlo y promoverlo. No se piden libros gratos sino un trato JUSTO respecto a su status constitucional.
Como sea, haciendo análisis de tus palabras, me parecen un descredito, porque si fuese que por pedir se respeten tus derechos -incluso aquellos que una carta fundamental- debieses autocensurarte ante la posibilidad de que otros se alcen pidiendo que se respeten también los suyos, jamás ningún país, ninguna sociedad hubiese progresado ni un poco.

Me parece a lo menos inconsecuente que apoyes el status quo del IVA para que se amplíe el número de bibliotecas públicas, las mismas que unos párrafos más arriba criticas de estar siempre vacías.
Y es nada menos que indignante que señales que comprar libros en papel es un capricho, sólo te faltó decir que adquirirlos es elitista.
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Joaquín Barañao | Colaborador | 2017-06-19 | 22:47
1
Ale

Yendo solo al fondo de tu respuesta:el artículo 19 consagra no solo el derecho a la educación, sino docenas de otros derechos. Por ejemplo, inviolabilidad del hogar, integridad física y psíquica, el derecho a mantener establecimientos educacionales, o a vivir en un medio ambiente libre de contaminación. Por supuesto que de ahí no se sigue que haya que establecer beneficios tributarios específicos para esas áreas. Eso se volvería un sistema tributario imposible de aplicar. Con ese criterio, solo el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación nos obligaría a exceptuar del IVA la leña seca certificada, calderas eficientes, autos eléctricos, luces LED, convertidores catalíticos, materiales de aislación de viviendas, y un largo, muy largo etcétera. Y eso es solo el numeral 8 del artículo 19, que tiene 26 numerales. Es simplemente imposible basarse en los derechos que consagra Constitución. Eso generaría una lista gigantesca e impracticable de bienes y servicios exentos, de los cuales los libros serían solo uno más (y que incluiría libros neonazis), que habría que actualizar en forma permanente, y que estaría plagada de ejemplos discutibles.
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Don David | 2017-06-19 | 01:40
2
Estimado Joaquín, me podrias orientar y decir: cuanto ha sido el monto de lo recaudado por este impuesto "simple y transparente"?

tambien me gustaria saber, cual el monto de lo gastado hasta ahora en los programas de incentivo a la lectura y como miden su efectividad?

me gustaria saber, cual es "la docena" de medidas para fomentar la lectura?

tambien me gustaria saber, porque los libros en argentina son mas economicos que aca?

Tambien me gustaria que me orientaras donde puedo dar mi opinion para "promover los bienes que prioricemos como sociedad"? puesto que ademas de votar por un candidado, nunca me han pedido mi opinion para priorizar algun asunto como sociedad.

Muchas gracias.
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Joaquín Barañao | Colaborador | 2017-06-19 | 23:23
1
David

Con gusto te oriento

1- El monto recaudado por IVA es 13,18 millones de millones de pesos, o un 47,4% del total. Es la principal fuente de recaudación del fisco.
2- ¿Cómo se mide lo gastado?->http://www.cultura.gob.cl/wp-content/uploads/2011/10/planfomentolectura1.pdf
3- La docena de medidas. De nuevo, ver http://www.cultura.gob.cl/wp-content/uploads/2011/10/planfomentolectura1.pdf Hay maletín literario, bibliotecas públicas, charla de escritores en colegios, actividades por el día del libro, biblimetro, biblioteca pública digital y un largo etcétera
4- Los libros en Argentina son más baratos por varias razones, principalmente por tirajes mucho mayores. La población es 2,4 veces superior y las tasas de lecturas mucho mayores. Esto permite tirajes 4-5 veces los chilenos, lo que permite pagar diagramación, corrección de estilo, riesgos financiero de la editorial, portada, etc.
5- Hay muchísimos lugares para expresar tu opinión. De partida, todas las instituciones públicas tienen OIRS, las municipalidades tienen departamentos de atención, puedes participar de las campañas, y un largo etcétera. Incluso puedes pedir que te inviten a las comisiones en el Congreso, lo que normalmente se acoge. Te parecerá lejano para un tema de carácter nacional, y lo es, pero piensa que somos 17 millones de personas, y hay que tratar las preferencias de todos. Tus anahelos compiten con los de los animalistas, ambientalistas, deportistas e incluso personas que, como yo, prefieren que los incentivos al libro se canalicen en medidas focalizadas.
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Joaquín Barañao | Colaborador | 2017-06-19 | 23:01
0
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