Cárcel, sistema penitenciario, Espacio Mandela, rehabilitación, reinserción
Imagen: César Mejías

Espacio Mandela: el programa carcelario que rehabilita a los reos más peligrosos de Chile

La iniciativa que capacita, da trabajo y apoyo psicológico a los reos más complejos, empezó en la ex Penitenciaría de Santiago. Hoy ya se imparte en otros seis recintos penales; beneficiando, a la fecha, a más de 500 internos e internas del país.

Por Macarena Fernández | 2017-09-11 | 07:00
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"Ser socio para mí es un orgullo, un honor, porque después de haber sido discriminado y desechado, hoy en día creo, como dicen las escrituras, que soy una piedra preciosa. Porque yo sé que me van a seguir, porque así como uno era modelo para que otro hiciera lo malo, yo creo que ahora va a ser al revés, para hacer lo bueno".

Las anteriores son palabras de un interno de la ex Penitenciaría de Santiago y el lugar mágico y transformador del que dice ser socio, es Espacio Mandela: el proyecto carcelario de la Fundación Invictus que entrega formación laboral y humana a reos de alto compromiso delictual (violentos, refractarios, reincidentes, con bajos niveles de escolaridad y con las penas más altas); para que tengan una buena reinserción en la sociedad cuando estén en libertad.

Este espacio de intervención lleva el nombre del líder sudafricano, porque lo que busca es justamente lo que hizo Nelson Mandela desde Robben Island, durante los 27 años que estuvo preso: construir su libertad y la libertad de su pueblo desde su celda, integrando su experiencia carcelaria.

"Tenemos la convicción de que no es el miedo ni la amenaza lo que logra cambiar el comportamiento de las personas. Si no establecemos la justicia social como punto de partida para lograr la paz social, sólo seguiremos llenando cárceles"; señala el sacerdote jesuita Luis Roblero, presidente y capellán nacional de Espacio Mandela.

Y así, lo que empezó el 2014 como una intervención piloto en la ex Penitenciaría de Santiago, hoy se ha replicado a lo largo del país, en recintos penales en Santiago Sur, San Joaquín, Colina II, La Serena, Puerto Montt y Valparaíso; y beneficiando, a la fecha, a más de 500 internos e internas del país.

¿Cómo trabajan con los reclusos más peligrosos de la sociedad? ¿Cómo logran motivarlos para salir adelante, a pesar de sus largas condenas? En El Definido conversamos con Carolina Ossandón, psicóloga, Magíster en desarrollo y Jefa de Programas de Espacio Mandela para que nos acercara a este gran proyecto.

Una instancia de reparación y reconciliación

El programa, más que reinsertar a hombres y mujeres privados de libertad, busca una primera inserción. ¿Por qué? Son personas que nunca han estado integradas a la sociedad, debido a sus historias de vida.

"Desde muy pequeños han tenido vidas marcadas por la pobreza, la exclusión y la violencia; muchos de ellos y ellas pasaron por el Sename, desertaron la escuela y desde pequeños han vivido al margen de la sociedad que todos vivimos. Entonces lo que buscamos en el Espacio Mandela es romper con esas violencias concatenadas desde esa cuna de exclusión y contribuir a que, al salir en libertad, puedan insertarse de mejor manera, sobre todo desde la vinculación con el otro de manera sana y no violenta, y con herramientas para desempeñarse laboralmente en alguna actividad lícita", nos cuenta Carolina.

Y así es como Espacio Mandela decide trabajar con una población penal que queda fuera de los muchos cursos y programas que están enfocados a los internos que tienen mejor comportamiento y que les queda menos tiempo para salir en libertad.

¿Por qué trabajar con los más problemáticos? Porque son los que más lo necesitan y además pueden estar con ellos por un período largo de tiempo, ya que el Espacio Mandela tiene una duración de al menos 1,5 años y termina cuando salen en libertad. Esto permite que experimenten una cárcel distinta y vivan un proceso más largo, con mayor impacto.

Un espacio de intervención integral

En este “oasis” dentro de la cárcel, se monta un taller de carpintería y en un trabajo colaborativo entre varias entidades (OTEC, SENCE, Escuela penal, FOSIS, entre otros); se les brinda capacitación, nivelación escolar, apoyo psicosocial y trabajo intrapenitenciario a los internos.

"Son más que sólo cursos de capacitación aislados. La nivelación de estudios es fundamental para insertarse en la sociedad, por ejemplo. Muchos de los internos no han terminado la básica. Algunos incluso no saben leer o escribir, porque nunca fueron a la escuela formal (…) El apoyo psicosocial también es vital porque hay mucho daño emocional. En este punto se trabaja desde el perdón y la reconciliación con el otro, desde el autoconocimiento y la empatía, entre otras cosas. La promoción de la no violencia sobre todo", señala Carolina.

Después de capacitarlos y acompañarlos psicológicamente, internos e internas comienzan a realizar sus propios trabajos, que luego son vendidos a través de la Cooperativa Mandela (2016) para que puedan dar apoyo económico a sus familias.

"En este lugar funcionan otras reglas a las caneras (cárceles). Aquí funcionan el respeto por el otro, la colaboración, el trabajo en conjunto, la no violencia, en un espacio limpio, bonito y ordenado, como toda persona se merece. Esto es muy importante porque cambias el setting al que la persona está acostumbrada. Y eso cambia también las relaciones con el otro y la conducta", enfatiza Carolina.

¿Qué productos fabrican? Muebles de línea plana y de madera natural y nativa para proveer a oficinas, tiendas, inmobiliarias y constructoras socias de la Cooperativa, como Prisma Diseño, Amoblé y la Constructora Inmobiliaria Santolaya.


A futuro se espera lograr una línea de muebles de diseño propio que puedan venderse directamente a particulares.

Impacto y una oportunidad de cambio

"Gracias a este proyecto podemos decir que la maldad en las cárceles está disminuyendo.Yo tuve la mala suerte de que soy un hombre de barrio y soy hijo de un delincuente. Desde chiquitito a lo bueno lo llamé malo y a lo malo lo llamé bueno; y yo me equivoqué porque no sabía hacer nada. Pensaba que solamente delinquiendo uno podía salir adelante, pero gracias a este proyecto, gracias a lo que me han enseñado, hoy en día hago depósitos y me doy el gusto de poder comprarle un par de zapatillas a mis hijos, de alimentarlos. La sociedad se va a dar cuenta que hay rehabilitación en este lugar, pero gracias al proyecto Mandela. Necesitábamos un apoyo, necesitábamos a alguien que sacara a la luz los dones y talentos que tienen los jóvenes en las cárceles", señala un interno.

Y el impacto positivo también se cuela en el clima de la cárcel: "En uno de los penales en los que trabajamos, uno de los módulos más violentos de ese penal, donde había un muerto cada par de semanas, ahora llevamos meses sin ninguno (…) son impactos visibles e impresionantes, con una población a la que mucha gente tenía catalogada de 'imposible'", señala Carolina.


El Espacio además ha abierto la posibilidad a muchos internos e internas a gestionar permisos y recursos con Gendarmería para implementar pequeños talleres de mueblería, costura, peluquería, salas con máquinas de ejercicio, etc.; cosa que antes era inconcebible para los reclusos más conflictivos.

¿Y qué ha aprendido ella de los mismos internos e internas?

Por un lado, el amor incondicional a la familia, que es algo que se ve de manera transversal. Es lo que les hace sufrir, pero a la vez lo único que los mantiene de pie y los motiva a trabajar para lograr cambios, dice Carolina.

También le ha impactado la fuerza del ser humano para sobreponerse a la adversidad: "Son sobrevivientes de un sistema injusto que los ha excluido y violentado desde que nacieron. No debiesen estar ahí. Nadie se lo merece (…) He aprendido cómo la violencia estructural genera más violencia y cómo al final todas las personas hacemos lo que hacemos como manera de adaptarnos lo mejor posible al entorno en el que vivimos. No justifico crímenes ni faltas. Sólo creo necesario verlos desde una perspectiva más amplia”.

¿Conocías este sistema de intervención penitenciario?

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