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Imagen: Imagen: César Mejías

Nuevo “Turismo con lupa” permite descubrir el bosque secreto de Magallanes

Personas de todas las disciplinas se han congregado en el Parque Etnobotánico Omora para implementar una iniciativa turística única en el mundo.

Por María Jesús Martínez-Conde | 2016-03-10 | 15:15
Tags | turismo, ecoturismo, magallanes, briófitos, bosque
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Chile puede ser un lugar único por muchas razones: por el excelente vino que se elabora en la zona central, por sus mariscos casi inigualables, por su incomparable cordillera o por tener en su territorio al desierto más árido del mundo, sólo por mencionar algunas cualidades dentro de un largo y angosto etcétera. ¿Pero sabías que Chile cuenta además con magníficos bosques en miniatura en Magallanes? No se trata de mundos encantados en donde habitan duendes y hadas ni nada parecido, es algo real que ha impactado a muchos científicos alrededor del mundo, pero que permanece oculto para la mayoría de los mortales… o para aquellos que no se han acercado a mirar con detención.

Este paraíso escondido se ubica en la zona subantártica de Magallanes, la región más austral del planeta. En este paraje extremo, sólo seis especies de árboles crecen sin dificultades, sin embargo, en las cortezas de sus árboles, sobre la superficie de sus rocas y sobre el suelo, se oculta uno de los ecosistemas más pequeños de la Tierra, que presenta en Chile una diversidad alucinante.

Magallanes alberga el 5% de las especies briófitas del mundo

De acuerdo a un estudio del año 2008, la región subantártica de Magallanes alberga al 5% de los briófitos del planeta. Si nunca antes has escuchado esta extraña palabra, los briófitos son los primeros vegetales que aseguraron el paso desde la vida acuática a la vida terrestre, por lo tanto, importantísimos en lo que ha significado la evolución de la vida en nuestro planeta. Su tamaño minúsculo los ha mantenido apartados del observador habitual del bosque, pero su presencia es innegable, quien sabe observar los encuentra: mullidos cojines y parches verdes refugiados a la sombra de una roca, mágicos musgos que aparecen expuestos en un viejo tronco y sorprendentes árboles en miniatura de los más diversos colores. Técnicamente, la denominación agrupa a tres clases de plantas: musgos, hepáticas y antocerotes.


Imagen:  Universidad Magallanes

Usualmente ha existido cierto sesgo histórico respecto a lo que es considerado un paisaje que se distinga a causa de su biodiversidad. Para algunos estudiosos del tema, este sesgo privilegia a los vertebrados y a las plantas vasculares en desmedro de especies como éstas, que no aparecen a simple vista, pero que están allí sobreviviendo en su espectacular, pero minúscula belleza. Frente a la exuberancia del bosque tropical, a los colores de un arrecife de coral o a la magnitud de nuestro bosque valdiviano, un frágil bosque en miniatura de briófitas parece un ecosistema demasiado humilde. Sin embargo, hay quienes han reparado en él y, gracias a ellos, el año 2005 la zona fue declarada Reserva de la Biósfera por la UNESCO, lo que quiere decir que el ecosistema subantártico de Magallanes hoy es considerado único en el mundo y una de las últimas regiones vírgenes de nuestro planeta.

Imagen:  ptowilliams.cl

El Programa de Conservación Biocultural Subantártica es una iniciativa interdisciplinaria de múltiples organizaciones nacionales e internacionales, que buscan conservar la zona mediante dinámicas sociales y biológicas. Lo interesante del proyecto es que no solamente reúne a científicos y expertos del área de la biología, sino que a estudiantes de Magallanes, personas que están haciendo su doctorado en alguna temática afín (la que sea), artistas, filósofos, investigadores de todo tipo e, incluso, políticos dispuestos a ayudar. La idea es aprovechar la enorme oportunidad de conocer un ecosistema diverso como éste. Algunas de la organizaciones asociadas son: el Instituto de Ecología y Biodiversidad, la Universidad de Magallanes, el Parque Etnobotánico Omora y The Center of Enviromental Philosophy.

Los esfuerzos por estudiar y conservar a los “Bosques en Miniatura”

El Parque Etnobotánico Omora es un área de 1000 hectáreas situada al norte de la isla Navarino, en la ribera sur del Canal Beagle. La etnobotánica, ingeniera agrónoma y profesora de la Universidad de Magallanes, Francisca Massardo, nos cuenta que el parque es único en el mundo por sus características y constituye una verdadera “alfombra” que contribuye a que se produzcan procesos naturales como el ciclaje del agua y la acumulación de nutrientes en los ecosistemas australes.

El lugar se ha convertido en un laboratorio natural, en una sala de clases para muchos alumnos de escuela, universidades e institutos, en un espacio público-privado que protege la cuenca hidrográfica del río Róbalo y, por supuesto, en un atractivo destino turístico. Funciona como un centro de investigación respecto a temas tan diversos como la diversidad de funciones ecológicas de estas especies, sus inusuales formas estéticas o el estudio de sus interacciones. En este centro de estudios abierto, tiene cabida cualquier curioso que ame la naturaleza y sus peculiares manifestaciones.


Imagen:  Universidad de Magallanes

Este diverso grupo humano está llevando a cabo un proyecto sin igual en el mundo, se trata del “turismo con lupa”, donde cada persona que se interna en el parque es capaz de ser el descubridor de un “bosque en miniatura”.

El concepto de “turismo con lupa” fue acuñado el año 2002 por el equipo científico de la Universidad de Magallanes que trabaja en el Centro Universitario Puerto Williams, y “se aplica al concepto de un turismo que pone atención en seres vivos o comunidades pequeñas que generalmente pasan desapercibidas para el común de la gente”. El término les ha resultado efectivamente muy útil ya que es innovador y contribuye a la sustentabilidad económica del parque y a la conservación de sus particulares especies, teniendo en cuenta que el 50% de ellas son endémicas de la región.

La idea es que este original ecoturismo pueda proveer fuentes de ingresos sustentables a la comunidad local que vive en la Reserva de la Biósfera Cabo de Hornos. De acuerdo a Francisca Massardo, el gobierno se ha interesado bastante la iniciativa, “tanto que la Presidenta Michelle Bachelet inauguró el Congreso Mundial de Briología (estudio de los musgos) que se realizó en el Parque Omora y Puerto Williams en enero del 2015”.

Gracias a la adjudicación del proyecto INNOVA-CORFO, hoy se están realizando talleres en las inmediaciones del Parque Omora y se han podido publicar libros técnicos sobre las especiales características del lugar. Pero también se ha despertado el interés de organizaciones internacionales: “Este sendero es único en el mundo, porque integra valores ecológicos, económicos, estéticos y éticos para apreciar la pequeña flora. A través de fondos internacionales de Darwin Initiative (Gran Bretaña) y del Ministerio de Ciencia y Educación de Alemania, hemos podido hacer talleres y definir un área de conservación para investigación de la Iniciativa Científica Milenio, entregados por el Instituto Milenio de Ecología y Biodiversidad”.

Ecoturismo con lupa, ver donde aparentemente no hay nada

¿En qué consiste esta experiencia? Turistas de todo el mundo, científicos, niños y artistas llegan cada año a maravillarse con lo más pequeño y frágil que puede ofrecernos la naturaleza. A cada uno se le ofrece una lupa al iniciar su recorrido por los senderos del Parque Omora, para que solo vaya descubriendo la belleza única del lugar, como un explorador. 


Imagen:  Universidad de Magallanes

Respecto a los guías del parque, Francisca apunta que “son estudiantes de postgrado o jóvenes profesionales que han desarrollado pasantías de investigación en el Parque Omora. A partir del 2017, con la Universidad de Magallanes y su nuevo Centro de Formación Técnica que se inaugurará en Puerto Williams, se harán capacitaciones sistemáticas para guías de turismo con lupa de manera sistemática”. La idea es que los guías sean capaces de vincular la historia y la cosmovisión de la cultura yagán, con la belleza del entorno y con la biodiversidad de la naturaleza.

No se trata de una exposición, si no de una experiencia de ecoturismo científico, en donde cada quien es un descubridor con verdadero interés por el tema. Tal como apuntan en el Centro Universitario Puerto Williams, “se requiere de una actitud particular del receptor”, ya que se trata de una actividad de bajo impacto, que implica extrema delicadeza con la flora y fauna de la zona y simplemente estar dispuesto a maravillarse.

La experiencia que se llevan los turistas luego de conocer el parque y hacer el recorrido es muy valiosa. “Para ellos es una novedad mundial, y además como muchos son de la tercera edad, es una actividad ideal. Desde el punto de vista ético, ayuda al visitante a conocer, respetar y valorar formas de vida que en general son invisibles y su enorme relevancia para ecología del planeta”, dice Francisca. La experiencia también permite que los visitantes reconozcan especies subacuáticas con su lupa, que observen de cerca algunos insectos e invertebrados y, de paso, tengan la oportunidad de conocer, oír e interactuar de cerca con varias especies de aves de la zona.

Este tipo de iniciativas nos recuerdan la originalidad de nuestro paisaje y la importancia de conservarlo de manera sustentable, a partir de un turismo educativo y consciente de su entorno. Para Francisca y su equipo, desde el punto de vista económico, el proyecto resulta innovador y de muy bajo impacto, sustentable, entretenido y que prolonga la estadía de los visitantes en la zona. Las aguas que corren por estos parajes son de las más puras y cristalinas del mundo y de ahí la importancia de preservar la zona y desarrollar iniciativas de turismo responsable. Tener la oportunidad de escaparse unos días de la ciudad para maravillarse con la belleza de aquello que usualmente pasamos por alto es, por cierto, una excelente alternativa. 

¿Te animarías a hacer “turismo con lupa”?

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Comentarios
Esteban Sierralta | 2016-03-14 | 07:09
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jajaja recién estoy leyendo el articulo, que por cierto esta muy bueno, y lei biofrita ya me imagine un ecosistema de hombres papafrita chiquititos cazando unos nuggets salvajes que corren de una enorme amburgesa jajaja
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