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¿Pueden los animales ser bondadosos? Estos pequeños chimpancés demostraron que sí

¡A un lado perros y gatos! Los bonobos se están haciendo paso hacia nuestros corazones con un comportamiento que se pensaba único de los humanos: actos de bondad. ¿Por qué son estos pequeños chimpancés considerados bondadosos y qué significa? Aquí te contamos.

Por Francisco J. Lastra @efejotaele | 2017-11-13 | 14:30
Tags | animales, bonobos, altruismo, bondad, valores, ecología

Como humanos, nos encanta pensar que somos una especie única e irrepetible. No digan que no. Y es cierto, somos bastantes únicos: dominamos el fuego, inventamos la rueda y, por alguna razón, disfrutamos las películas de Adam Sandler. El que conozca a otra especie sobre la Tierra que haya cumplido con todo eso, que levante la mano. 

Sin embargo, la ciencia continúa hallando paralelos entre este “único” mundo humano y el animal, poniendo un poco de control a esta soberbia humana que, en su peor cara, ha llevado a la destrucción de ecosistemas y extinción de especies en todo el mundo.

El altruismo, por ejemplo, es algo que se puede rastrear a los orígenes mismos de nuestra especie. Mientras muchos animales exhiben comportamientos de cooperación para la sobrevivencia del grupo, ninguno ha sido observado en estudios realizando regularmente actos que podríamos llamar “de bondad”, es decir, de ayuda desinteresada.

Un estudio del año pasado incluso puso a prueba el altruismo en el chimpancé común, nuestro pariente más cercano y con quién compartimos el 99% de nuestro ADN, y concluyó que, efectivamente, somos los humanos la única especie en desarrollar su conducta social hacia la bondad.

Así que nada nuevo bajo el sol, hasta que llegó otro chimpancé, el bonobo o chimpancé pigmeo, ya conocido por su particular filosofía de vida.

Haz el amor, no la guerra

Literalmente. Los bonobos, especie en riesgo de extinción que habita la Cuenca del Congo, en el centro de África, se hicieron un nombre gracias al libro Bonobo: The Forgotten Ape del investigador holandés Frans de Waal, publicado en 1997.

En él, de Waal destaca la particular sociedad de los bonobos, muy distinta a sus únicos primos hermanos, los chimpancés comunes, conocidos por su beligerancia. Los bonobos son una sociedad matriarcal donde el sexo, en variadas formas, se utiliza para solucionar el conflicto. Una especie de Mansión Playboy pero igualitaria.

Acicala’o para las bonobas. Fuente: San Diego Zoo

Para esta especie, el sexo no tiene límites entre géneros o edad y se utiliza con frecuencia en una gran variedad de contextos (no solo procreación), algo que por supuesto incomodó a muchos investigadores del pasado.

Aunque el libro se enfocaba en este particular aspecto, también esbozaba otras cosas, como la capacidad del bonobo para manifestar compasión, bondad y paciencia gracias a su gran sensibilidad en el trato a otros.

Estas complejas actitudes han sido confirmadas con el tiempo. En 2013, científicos observaron que los bonobos consolaban a sus amigos y familia cuando estos se hallaban alterados, y que el fenómeno podía relacionarse al desarrollo de empatía. En el mismo año, otro estudio concluyó que estos chimpancés valoran tanto la interacción social con extraños, que incluso son capaces de ceder comida para lograrlo (curiosamente, lo hacen con menos regularidad si se trata de familia o amigos).

Pero quizá el estudio que tendría más contento a De Waal es el que les contaremos a continuación, recién sacada del horno.

Bonobos: haciendo una gran primera impresión

Investigadores de la Universidad de Duke realizaron un pequeño juego con bonobos nacidos en libertad. Dividieron un cuarto en dos mediante una reja. En un lado colgaba una manzana de una cuerda fuera del alcance de los animales, mientras que en el otro se encontraba el acceso a una clavija de madera que, de ser removida, haría caer la manzana en el otro lado.

Fuente: Nature

Hicieron entrar a los bonobos, uno por uno, en el lado de la sala donde se encontraba la clavija (y donde, por cierto, eran tentados con un juguete) y compararon su accionar bajo dos condiciones: cuando el otro lado estaba vacío y cuando se hallaba un bonobo desconocido.

Los científicos observaron que los bonobos, enfrentados a la segunda situación, retiraban la clavija con 4 veces más frecuencia que en la primera.

Los investigadores también encontraron que la buena onda del bonobo no dependía de señales de su compañero. Es decir, aquellos “altruistas” lo eran independiente de si el compañero atrapado gesticulaba su deseo de obtener la manzana o no.

En un experimento adicional, también se observó en los bonobos algo conocido como contagio emocional, un tipo de empatía inconsciente que nos lleva, por ejemplo, a bostezar si vemos a otra persona bostezando. Entre los bonobos se encontró este contagio emocional tanto entre desconocidos como entre grupos familiares.

“Nuestros resultados sugieren que la xenofilia (atracción hacia desconocidos) es en parte dirigida por un proceso automático implícito que puede modular su ayuda explícita”, dice el estudio.

¿Pero por qué los bonobos desarrollaron estas conductas tan humanas y, hay que decirlo, muy contrarias a la tradicionalmente xenofóbicas del chimpancé común? Al igual que en nosotros, estos actos “bondadosos” tienen una función, y los investigadores señalan que se trata de una consecuencia natural de cuando “los beneficios de vincularse con nuevos miembros superan los costos”.

Esto solo fue posible, dicen los investigadores, gracias a que la sociedad bonobo gira entorno a alianzas entre hembras y que la selección sexual va contra la agresión masculina. Es aquí donde surge la divergencia xenofílica/xenofóbica de bonobos y chimpancés comunes.

“Los bonobos parecen estar predispuestos a hacer una buena ‘primera impresión’ al interactuar con un nuevo compañero social”, continúa. “Tanto para los humanos como para los bonobos, muchos lazos fuertes probablemente comienzan a partir de encuentros positivos entre adultos desconocidos catalizados por xenofilia”.

¿Coincidencia u origen común? Esta es la gran pregunta con la que nos dejan pendientes de futuros estudios. Sim embargo, ya sabemos que cuando se trata de ser “buena onda” al menos no estamos solos en este mundo.

¿Crees que existen otros animales capaces de actos similares? 

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